Es de noche,
El mar se exhibe omnipresente,
Es verano,
El calor demanda hidratarse,
En el horizonte la absoluta soledad,
Y aquí delante el más puro vacío.
Hace solo diez minutos
Que se ha ido,
Se marcho,
Ella, la hembra de pisadas diluidas,
De pantorrillas ajustadas
Al grueso de los dedos de mis manos,
La que no me da respiro
Cuando quiere jugar al amor
O ama la guerra sin entrega,
En estas noches embotadas,
En las que las sombras son mas largas,
Las luces más finas,
Y sus besos inacabables,
Recurrentes por cada espacio de mi piel,
Cuando entre su risa y mi jadeo
Componemos una música reconocible,
La jarana del purísimo deseo,
Allí donde rezan y murmuran
Las putas de la cuadra,
Las que saben de la vida,
Porque la parieron con sus lágrimas,
Y la gozaron a cada instante
Sin pensar en el segundo venidero,
Ellas también recorren los medanales,
De esta buenos aires de adoquines,
O de asfalto bacheado a disgusto,
Cuando el océano no esta en la lejanía,
Son millones de luces que se encendían
Para verla regresar en algún subte,
Escalar lentamente hasta mi piso,
Hacer cima en las sabanas de mi cama,
Y yo de espaldas, fingiéndome dormido
Cuando he implorado por su pronto retorno
Siento los calores del incendio
De mis venas, mi sangre y mi lascivia
Solo me queda en este cuarto
La ultima ginebra de un tal Lucas
Que al terminar no le di ya descanso
Porque mis papeles en blanco estan hartos
Ellos quieren saber que ha acontecido
Me apresa la pluma de mi poesía
Y a escribir las escaldadas verdades de este día,
Es de noche, en este verano
Y yo conservo a mi magdalena o mi Maria
jueves, 31 de marzo de 2011
MIRADA DIVIDIDA
Miro un rostro
Simplemente como es,
Es imposible
Si una de mis miradas se ausenta
En el mismo momento que observo
Con excesiva intensidad.
Digo entonces,
Como si mis ojos fuesen enemigos
Decididos a interferirse:
El ojo ausente deforma y transforma
Lo que va recogiendo el fiel deponente,
Ese animal llamado ojo presente.
El huidizo no solicita de la realidad
Más que un espacio azabache,
Un punto de partida
Desde donde proyectarse
Hacia no se que lejanía indecible
En donde remendar con lo apenas entrevisto
Al perfecto agujero de esa ausencia.
El otro ojo contrariado,
Mira de manera abrumadoramente justa.
Más en vano solicita asistencia
Porque mi favorito sigue siendo el otro,
El que invita a irse lejos de la mirada,
Aun más lejos de lo mirado.
Se rasga la piel de este cielo,
Te veo en el vano de esta puerta
Desnuda de nombre aunque te llame excelsa,
Desprovista de prejuicio,
Pidiéndome que no llore lágrimas secas
Sobre la superficie que combato,
En una acción belicosa con caricias,
Con la extrema sensualidad de la punta de tus dedos,
Acribillado mis sueños con tu arqueo,
Y mi ojo renegado ve con claridad
Como se insuflan tus senos aguerridos.
Siento la tormenta hecha diluvio
Que gota a gota se desprenden de tu dermis,
Luego de varios gritos nos invade el silencio
Conformado por voces diluidas en el vacío.
Sorpresiva como un águila
Cayendo en picada y sin un ala
Así es la imagen de observar desde afuera mi mirada
Esa que niega y maldice los horrores
Del humo, del gris, de la niebla,
Que ve los huesos torcidos de abrazar distancias
Mas el espanto escapa prestamente
Cuando reaparece en mi memoria la noche
De anoche
Toda vestida de fiesta y carnaval
En el que en tu boca escribí mi poesía urgente,
Uniendose los ojos en el albor del festival.
REGRESO A LA ESCRITURA
Hace días que no escribo,
Se incendio mi pluma en un febrero,
Las ideas, las figuras, las metáforas
Andan sueltas por ningún lado,
En el medio de la soberbia mental,
Viajando entre fantasmas,
Los de los filósofos y los escritores.
Mire esfumarse dos gatas persas,
Supuse que abrir los cortinados
Seria mi idea mas fecunda,
Y contra el vidrio espejado
Nuevamente tu cuerpo bello,
La hermosura de tu desnudez,
La fatiga del placer por complacernos,
Rebatiendo la longitud del tiempo,
Demarque mejor el espacio que no tengo.
Me aferre a las promesas incumplidas,
Mientras la suavidad de tu piel,
Era testimonio vital de mi ignominia,
Hasta parecerme milenario estar juntos,
En el lugar que hasta ayer ocupaban
Los penúltimos esclavos de la lujuria,
Los derrochadores de soledades y locuras,
Los penitentes de depresiones,
Aquellos que seducen al suicidio,
Los que toman infusiones de tequila,
Cuando en esta ciudad bendita dan las seis,
Cuando un taxista baja la bandera de las razones.
Yen tu compañía de seda roja,
Los saberes nadan por los ríos,
Con tus piernas que me abren las puertas,
Dejándome el viento caluroso huracanado.
No me sorprende el desborde de las sombras,
Todo me inducì a retomar la escritura,
A mantenerme sano, lucido,
Dentro del circulo de las flores de la maldad,
En el límite se ve tu rostro soñado,
Viniendo atraída hacia mí,
Como una bestia finísima,
Sorbiendo el aroma de mis ojos marrones,
Dándome el descanso de tu mirada reverdecida,
Sabiendo que no es una palabra,
Ni abstracciones ni conjuros,
Ni evocaciones ni falsas interpretaciones,
Es otra cosa inenarrable
La que detengo de diluirse cada día,
Caminando con mis labios por los tuyos,
Estremeciendo el campanario de tu vulva,
En ese plenilunio de ocasos interminables,
Siento que cambia el mes en nuestro calendario,
Me convenzo que marzo es poesía agradable.
Se incendio mi pluma en un febrero,
Las ideas, las figuras, las metáforas
Andan sueltas por ningún lado,
En el medio de la soberbia mental,
Viajando entre fantasmas,
Los de los filósofos y los escritores.
Mire esfumarse dos gatas persas,
Supuse que abrir los cortinados
Seria mi idea mas fecunda,
Y contra el vidrio espejado
Nuevamente tu cuerpo bello,
La hermosura de tu desnudez,
La fatiga del placer por complacernos,
Rebatiendo la longitud del tiempo,
Demarque mejor el espacio que no tengo.
Me aferre a las promesas incumplidas,
Mientras la suavidad de tu piel,
Era testimonio vital de mi ignominia,
Hasta parecerme milenario estar juntos,
En el lugar que hasta ayer ocupaban
Los penúltimos esclavos de la lujuria,
Los derrochadores de soledades y locuras,
Los penitentes de depresiones,
Aquellos que seducen al suicidio,
Los que toman infusiones de tequila,
Cuando en esta ciudad bendita dan las seis,
Cuando un taxista baja la bandera de las razones.
Yen tu compañía de seda roja,
Los saberes nadan por los ríos,
Con tus piernas que me abren las puertas,
Dejándome el viento caluroso huracanado.
No me sorprende el desborde de las sombras,
Todo me inducì a retomar la escritura,
A mantenerme sano, lucido,
Dentro del circulo de las flores de la maldad,
En el límite se ve tu rostro soñado,
Viniendo atraída hacia mí,
Como una bestia finísima,
Sorbiendo el aroma de mis ojos marrones,
Dándome el descanso de tu mirada reverdecida,
Sabiendo que no es una palabra,
Ni abstracciones ni conjuros,
Ni evocaciones ni falsas interpretaciones,
Es otra cosa inenarrable
La que detengo de diluirse cada día,
Caminando con mis labios por los tuyos,
Estremeciendo el campanario de tu vulva,
En ese plenilunio de ocasos interminables,
Siento que cambia el mes en nuestro calendario,
Me convenzo que marzo es poesía agradable.
EN MEDIO DE LA NOCHE...
En el medio de la noche,
Camino hacia el frío, el viento
Lo plenamente desconocido,
Siento que la playa sola ruge,
Deshaciéndome poro a poro,
A veces desnudo,
Otras envuelto en miles de palabras,
Montando un equino negro que trota
Por las orillas del principio de la nada.
Entre mis dedos siento el roce de la seda
Del cuerpo de un animal mitológico,
Es como entrar de tu mano en un rosedal.
Yo no digo que vengas,
Que estés ya aquí, que has venido
Pero me niego a negar la espera de tu venida,
Te solicito que me dejes esperarte,
He resucitado para esto,
Deja que me delire sin ti,
Asistir a la deformación de mis huesos,
Que solo aman unas formas
Mientras tocan tu sustancia,
Se que he caído en esta trampa de la espera
Y sin lugar a dudas me hace muy feliz.
Se que ahora has venido,
Que tu presencia conmueve
El calido color de las hojas en agonía,
Milagro del que espera, ve y siente.
Hoy te seguiría bajo cualquier forma,
Como polvo, humareda o viento,
Entraría por tu respiración,
Por tu sonrisa, por tus renovados aleteos
De evadirte hacia donde no haya lenguaje,
Sino solamente ojos devorándose,
Ojos amándose
Con el peligro de una desnudez absoluta.
Vaya sueño en el que tú me viste entrar,
Mendigo impuro enamorado de tu mirada,
Llena tu boca de flores, de plumas y de amores,
Entre las que había un elogio color lila que humeaba,
Mientras me asomaba entre el color verde de mis harapos,
Danzando para que te rieras,
Te pintabas las uñas de azul nacarado,
Toque la guitarra y cante canciones,
Que hablan de pequeños instantes únicos,
En el que dolor se adormece,
Y hay solo deseos de amar.
Es así que en este anochecer abrí los ventanales,
Asegurándome de la finitud de mi inseguridad,
Devolviéndote lo que nunca tuve,
La plenitud por tu llegada y la indecisión de tu partida,
Devorándome mis miedos fantasmales
En las primeras luces de una nueva vida.
Camino hacia el frío, el viento
Lo plenamente desconocido,
Siento que la playa sola ruge,
Deshaciéndome poro a poro,
A veces desnudo,
Otras envuelto en miles de palabras,
Montando un equino negro que trota
Por las orillas del principio de la nada.
Entre mis dedos siento el roce de la seda
Del cuerpo de un animal mitológico,
Es como entrar de tu mano en un rosedal.
Yo no digo que vengas,
Que estés ya aquí, que has venido
Pero me niego a negar la espera de tu venida,
Te solicito que me dejes esperarte,
He resucitado para esto,
Deja que me delire sin ti,
Asistir a la deformación de mis huesos,
Que solo aman unas formas
Mientras tocan tu sustancia,
Se que he caído en esta trampa de la espera
Y sin lugar a dudas me hace muy feliz.
Se que ahora has venido,
Que tu presencia conmueve
El calido color de las hojas en agonía,
Milagro del que espera, ve y siente.
Hoy te seguiría bajo cualquier forma,
Como polvo, humareda o viento,
Entraría por tu respiración,
Por tu sonrisa, por tus renovados aleteos
De evadirte hacia donde no haya lenguaje,
Sino solamente ojos devorándose,
Ojos amándose
Con el peligro de una desnudez absoluta.
Vaya sueño en el que tú me viste entrar,
Mendigo impuro enamorado de tu mirada,
Llena tu boca de flores, de plumas y de amores,
Entre las que había un elogio color lila que humeaba,
Mientras me asomaba entre el color verde de mis harapos,
Danzando para que te rieras,
Te pintabas las uñas de azul nacarado,
Toque la guitarra y cante canciones,
Que hablan de pequeños instantes únicos,
En el que dolor se adormece,
Y hay solo deseos de amar.
Es así que en este anochecer abrí los ventanales,
Asegurándome de la finitud de mi inseguridad,
Devolviéndote lo que nunca tuve,
La plenitud por tu llegada y la indecisión de tu partida,
Devorándome mis miedos fantasmales
En las primeras luces de una nueva vida.
SUEÑOS
Sueño
Luego despierto,
Muero en esa hondonada onírica
Más vivo en la planicie de mi letargo,
El cielo se lotea por parcelas,
Prefiero transitar por la arena,
Dejar que el mar de las pampas
Clave las minúsculas gotas de agua
En la planta de mi pie izquierdo.
Pienso que yo moriría mil veces
Por recibir tu amor sin reclamarlo,
Y sin darme cuenta haber sido llevado,
Imprevistamente,
A un sitio en que los ojos se miran sin desprecio,
Pero hube de pasar tanto terror,
Tanto miedo sin mal agüero,
Para llegar cansado, feliz y doliente
A mirar unos labios que no lastiman.
Dicen que aun en sueños el amor es el amor
Y el tiempo mueve varas, ramas
De novatas plantas de bambú,
De deslucido sauce llorón,
Para ir al encuentro de la parca,
Dicen quienes danzan al filo del desquicio.
Que de mi vigilia te rescate,
Dueña del Mar Mediterráneo,
Navegante idílica de un parque centenario,
Veo el mar, las dunas, las gaviotas,
Espejismo de la calle Lambaré,
El ascensor lleva hasta el piso desnudo de tu cuerpo,
Despojado de alas y habitante del minuto final del día,
Toco a la puerta de tus palabras,
Muevo el picaporte de tus dedos delgados,
Se que desde siempre te buscaba,
Miríadas de ojos barridos por el viento
Que los atornilla en los medanos de tu cuarto,
En el ardor de la tormenta de este océano casero.
Entonces pensar en sucumbir era lo de menos,
Importaba estar preparado para tu llegada,
Preparado para disfrazarse de lo que más amabas,
Un trovador pequeño de ojos descafeinados,
Un portador de estrofas inaugurales,
Esas que no pisaron los bares perdidos,
Que no rozaron la mejilla de ninfa alguna,
Que riegas con tus deseos las letras,
Esparces por mi espalda semillas de vocales
Son letras desde la primera hasta el cien,
Aunque no te esperaba te espere,
Como si me buscara en vos a mí,
Y me encontré,
Creo que vos también.
Seguí en mi sueño no desperté.
Luego despierto,
Muero en esa hondonada onírica
Más vivo en la planicie de mi letargo,
El cielo se lotea por parcelas,
Prefiero transitar por la arena,
Dejar que el mar de las pampas
Clave las minúsculas gotas de agua
En la planta de mi pie izquierdo.
Pienso que yo moriría mil veces
Por recibir tu amor sin reclamarlo,
Y sin darme cuenta haber sido llevado,
Imprevistamente,
A un sitio en que los ojos se miran sin desprecio,
Pero hube de pasar tanto terror,
Tanto miedo sin mal agüero,
Para llegar cansado, feliz y doliente
A mirar unos labios que no lastiman.
Dicen que aun en sueños el amor es el amor
Y el tiempo mueve varas, ramas
De novatas plantas de bambú,
De deslucido sauce llorón,
Para ir al encuentro de la parca,
Dicen quienes danzan al filo del desquicio.
Que de mi vigilia te rescate,
Dueña del Mar Mediterráneo,
Navegante idílica de un parque centenario,
Veo el mar, las dunas, las gaviotas,
Espejismo de la calle Lambaré,
El ascensor lleva hasta el piso desnudo de tu cuerpo,
Despojado de alas y habitante del minuto final del día,
Toco a la puerta de tus palabras,
Muevo el picaporte de tus dedos delgados,
Se que desde siempre te buscaba,
Miríadas de ojos barridos por el viento
Que los atornilla en los medanos de tu cuarto,
En el ardor de la tormenta de este océano casero.
Entonces pensar en sucumbir era lo de menos,
Importaba estar preparado para tu llegada,
Preparado para disfrazarse de lo que más amabas,
Un trovador pequeño de ojos descafeinados,
Un portador de estrofas inaugurales,
Esas que no pisaron los bares perdidos,
Que no rozaron la mejilla de ninfa alguna,
Que riegas con tus deseos las letras,
Esparces por mi espalda semillas de vocales
Son letras desde la primera hasta el cien,
Aunque no te esperaba te espere,
Como si me buscara en vos a mí,
Y me encontré,
Creo que vos también.
Seguí en mi sueño no desperté.
AYER Y HOY
Ayer
Me pareció,
Ver el cielo ausente,
Anónimo, sin calificativo propio,
Con el velo azul desteñido
O con los colores del vacío
De una grisacea nada incandescente.
Ayer me sugeria,
La carencia de arboles junto al rio,
El verde duro de las hojas erguidas,
Las ramas inseguras para siempre
En los troncos rudos del silencio,
Por donde se escurren algunas vidas.
Fue ayer imaginar
El agua incolora viniendo en conjunto,
Dividiendose en pequeños rios sin sentido,
Donde solo los barcos avanzaban o flotaban
Por los senderos humedos de mi memoria,
El que preserva la idea de un bárbaro desleído
Se que paso,
Que ha acontecido
O al menos imagine que tuvo ente.
Se de mi desierto sin oasis,
Se a que sabe la carencia de la sed
O la abundancia de líquido acuoso,
Cuando me alzo, calavera omnipresente.
Se que esta mañana existe,
Que la traspasa un rostro,
Una mujer deseosa de apagar su avidez,
Una hembra insaciada por desborde,
Se que vienes arropada de pieles ardientes,
Conozco la carencia de mi lograda desnudez.
A la madrugada le sigue el atardecer,
Aun no hay combate en las sombras,
Solo las nubes difusas de un cielo reaparecido,
Permanece en el tiempo tu mirada
La verborragia de tus ojos verdes,
La fatiga de tu composicion sensual,
Aferrada con firmeza a un inexistente vestido.
Anochece con mi alegria temprana,
Con la sonrisa de tu entrega desprendida,
Con los sentidos descompuestos en lineas de puntos,
Con las palabras desperdigadas en la frontera
De tu señorio de amante iracunda,
Provocadora del desenlace entre angustia y poesia,
Devoradora de mis soledades compañeras,
De mi desquicio sorprendido,
Muchacha presente en tanta imaginacion fecunda.
Ayer y hoy son dos momentos
O quizas solo uno en cuanto a duración,
Esas unidades que son patrullas perdidas,
Detrás del rostro desaparecio mi atormentado lamento.
Me pareció,
Ver el cielo ausente,
Anónimo, sin calificativo propio,
Con el velo azul desteñido
O con los colores del vacío
De una grisacea nada incandescente.
Ayer me sugeria,
La carencia de arboles junto al rio,
El verde duro de las hojas erguidas,
Las ramas inseguras para siempre
En los troncos rudos del silencio,
Por donde se escurren algunas vidas.
Fue ayer imaginar
El agua incolora viniendo en conjunto,
Dividiendose en pequeños rios sin sentido,
Donde solo los barcos avanzaban o flotaban
Por los senderos humedos de mi memoria,
El que preserva la idea de un bárbaro desleído
Se que paso,
Que ha acontecido
O al menos imagine que tuvo ente.
Se de mi desierto sin oasis,
Se a que sabe la carencia de la sed
O la abundancia de líquido acuoso,
Cuando me alzo, calavera omnipresente.
Se que esta mañana existe,
Que la traspasa un rostro,
Una mujer deseosa de apagar su avidez,
Una hembra insaciada por desborde,
Se que vienes arropada de pieles ardientes,
Conozco la carencia de mi lograda desnudez.
A la madrugada le sigue el atardecer,
Aun no hay combate en las sombras,
Solo las nubes difusas de un cielo reaparecido,
Permanece en el tiempo tu mirada
La verborragia de tus ojos verdes,
La fatiga de tu composicion sensual,
Aferrada con firmeza a un inexistente vestido.
Anochece con mi alegria temprana,
Con la sonrisa de tu entrega desprendida,
Con los sentidos descompuestos en lineas de puntos,
Con las palabras desperdigadas en la frontera
De tu señorio de amante iracunda,
Provocadora del desenlace entre angustia y poesia,
Devoradora de mis soledades compañeras,
De mi desquicio sorprendido,
Muchacha presente en tanta imaginacion fecunda.
Ayer y hoy son dos momentos
O quizas solo uno en cuanto a duración,
Esas unidades que son patrullas perdidas,
Detrás del rostro desaparecio mi atormentado lamento.
MADUREZ
Parece increible,
Hasta cierto punto no asumido
La simpleza de mi raciocinio,
En el otoño no existiamos,
No habia prendas que nos cubriera,
Ni desnudez que descubrirnos,
Ni promesas a no ser rotas,
Ni momentos de extrañeza,
Ni noches con dias apasionados,
Ni razguños hechos en el aire,
Ni tibieza dibujada en la nada,
Ni límite que me sobrepase,
Ni palabras dichas cubiertas por los hechos,
Ni barcos con darsenas imaginarias,
Ni el más civilizado salvajismo,
Ni acumulaciòn de instantes tras instante,
Ni construcciòn de castilllos de suspiros,
Ni besos disparados a mansalva,
Ni proa, popa, senos, turgencias
Noches, atardeceres, madrugadas
Los espejos guardando mis urgencias,
No existian,
O si pero como materia a descubrir.
Como se llega a este inventario
Cuando mis años tienen cicatrices
De cruces, de desdichas y abandonos
De sobrevivir al borde del precipicio
De arrastrar mi esencia entre crucifijos
Sofocando tanto escosor en cantinas
O bodegones inundados de alcohol
Desfilando en la arista del cuchillo
Limpiando sangre de tanta guillotina.
Ya no me hundo ni me escapo
Afronto la sonrisa de tu mano
Las caricias de tus ojos claros
La pulcritud de tu melena desdeñosa
Recogiendo el hilo de tanto barrilete
Trayendo a la rastra a una luna nueva
Depositandola en tu blanca almohada
Me ayudas a demarcar en la cama la rayuela
De trazos hechos con dulzura
Donde la tierra es el encuentro
El cielo un semicirculo cuando acabado
Los juegos remiten a la niñez
De un tiempo preterito imperfecto
Y sobre nuestros años, nuestros tiempos
Se trasladan los arroyos convertidos en mares
Dice el sabio en su mudez
Que del dolor expuesto y del oculto
Nace y florece el amor en madurez
Hasta cierto punto no asumido
La simpleza de mi raciocinio,
En el otoño no existiamos,
No habia prendas que nos cubriera,
Ni desnudez que descubrirnos,
Ni promesas a no ser rotas,
Ni momentos de extrañeza,
Ni noches con dias apasionados,
Ni razguños hechos en el aire,
Ni tibieza dibujada en la nada,
Ni límite que me sobrepase,
Ni palabras dichas cubiertas por los hechos,
Ni barcos con darsenas imaginarias,
Ni el más civilizado salvajismo,
Ni acumulaciòn de instantes tras instante,
Ni construcciòn de castilllos de suspiros,
Ni besos disparados a mansalva,
Ni proa, popa, senos, turgencias
Noches, atardeceres, madrugadas
Los espejos guardando mis urgencias,
No existian,
O si pero como materia a descubrir.
Como se llega a este inventario
Cuando mis años tienen cicatrices
De cruces, de desdichas y abandonos
De sobrevivir al borde del precipicio
De arrastrar mi esencia entre crucifijos
Sofocando tanto escosor en cantinas
O bodegones inundados de alcohol
Desfilando en la arista del cuchillo
Limpiando sangre de tanta guillotina.
Ya no me hundo ni me escapo
Afronto la sonrisa de tu mano
Las caricias de tus ojos claros
La pulcritud de tu melena desdeñosa
Recogiendo el hilo de tanto barrilete
Trayendo a la rastra a una luna nueva
Depositandola en tu blanca almohada
Me ayudas a demarcar en la cama la rayuela
De trazos hechos con dulzura
Donde la tierra es el encuentro
El cielo un semicirculo cuando acabado
Los juegos remiten a la niñez
De un tiempo preterito imperfecto
Y sobre nuestros años, nuestros tiempos
Se trasladan los arroyos convertidos en mares
Dice el sabio en su mudez
Que del dolor expuesto y del oculto
Nace y florece el amor en madurez
HAY DIAS QUE LLUEVE...
Hay dias que llueve
Sobre los muertos,
Ellos sacan sus paraguas
De notable indiferencia,
Por lo tanto no creo que sepan
Si estan mojandose o si estan secos,
Solo saben que nunca vivieron.
En esos casos la lluvia no se detiene
Pero su ruido me despierta.
Reina en mí un desorden mental
Luego de haber conversado con mí sombra,
Le he dicho que lo que mas me asusta
Es retornar a ese pais extraño,
El de la distancia
O el de la voluntad de su existencia,
Largo trayecto entre la palabra y el acto,
O inexistente espacio entre silencio y mudez,
Es en ese campo fertil
Que crece mi enlutada desesperaciòn,
Cuando no en la vigilia de mi desaparicion
O del reencuentro con la angustia de mi otra vida.
Quizas hoy alguien me lea,
Como a Cristo, que Pedro nego tres veces,
Antes del historico amanecer,
Antes de que el gallo cantara,
Dira que no existe,
Que es pesimismo,
Y estara en lo cierto,
Suele ser pesadillesco
Tanto en las primeras horas de hoy como de ayer.
Descorro, con la pereza de las primeras luces,
Los cortinados de mi antiguo ventanal,
Y miro la estampa que me agrada,
La que alegra estos primeros versos,
La que me muestra la vitalidad de tu presencia,
Aun dormida,
Tapada con susurros,
Arropada con mirada lascivas,
Imaginariamente reflejada en tus cuadros,
Acreedora de tiempos armonicos,
Lectora compulsiva de mis desvelos,
Hacedora constante de la renovacion del tiempo,
Con nombre de Virgen,
Recreadora de la salvacion en los suspiros,
De noches prolongadas en vocales,
Empedrando con caricias los medanos
De mis dias arenosamente vacios,
Hoy se me fuera de la sociedad de los fenecidos,
Me veo plenamente en tu mirada enverdecida
Cuando mi cabello cano
Se torna plata con el sol o cuando ha llovido.
Te creo cuando dices
Que son mas los dias de sol sobre los vivos
Sobre los muertos,
Ellos sacan sus paraguas
De notable indiferencia,
Por lo tanto no creo que sepan
Si estan mojandose o si estan secos,
Solo saben que nunca vivieron.
En esos casos la lluvia no se detiene
Pero su ruido me despierta.
Reina en mí un desorden mental
Luego de haber conversado con mí sombra,
Le he dicho que lo que mas me asusta
Es retornar a ese pais extraño,
El de la distancia
O el de la voluntad de su existencia,
Largo trayecto entre la palabra y el acto,
O inexistente espacio entre silencio y mudez,
Es en ese campo fertil
Que crece mi enlutada desesperaciòn,
Cuando no en la vigilia de mi desaparicion
O del reencuentro con la angustia de mi otra vida.
Quizas hoy alguien me lea,
Como a Cristo, que Pedro nego tres veces,
Antes del historico amanecer,
Antes de que el gallo cantara,
Dira que no existe,
Que es pesimismo,
Y estara en lo cierto,
Suele ser pesadillesco
Tanto en las primeras horas de hoy como de ayer.
Descorro, con la pereza de las primeras luces,
Los cortinados de mi antiguo ventanal,
Y miro la estampa que me agrada,
La que alegra estos primeros versos,
La que me muestra la vitalidad de tu presencia,
Aun dormida,
Tapada con susurros,
Arropada con mirada lascivas,
Imaginariamente reflejada en tus cuadros,
Acreedora de tiempos armonicos,
Lectora compulsiva de mis desvelos,
Hacedora constante de la renovacion del tiempo,
Con nombre de Virgen,
Recreadora de la salvacion en los suspiros,
De noches prolongadas en vocales,
Empedrando con caricias los medanos
De mis dias arenosamente vacios,
Hoy se me fuera de la sociedad de los fenecidos,
Me veo plenamente en tu mirada enverdecida
Cuando mi cabello cano
Se torna plata con el sol o cuando ha llovido.
Te creo cuando dices
Que son mas los dias de sol sobre los vivos
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