sábado, 24 de noviembre de 2012



CREO

Creo haber perdido,
en los pliegues de tus ojos,
la ilusión de ser distinto,
odiosamente indiferente,
perder la soledad edificada
con partículas de aguacero
y en la penúltima alborada
apagar la brisa de lo urgente.
Creo que he dejado
en el costado de nuestro derrotero
las alas cojas de la envidia
los pasos locos del resentimiento
las explosiones rabiosas de la iracundia
cuando tus caricia ardorosas de febrero
me aleccionan  acerca de los filos
de esta pasión embebidas de momentos.
Creo que hoy te has ido
aunque guardo tu figura en mi alajero
trepa tu agudo sexo por las grietas
encaramándose en las brumas del olvido
màs cuando jadeas en lo breve de mi lecho
se recompone la furia de mi lascivia    
me atormentan la dureza de tus tetas
orgasmo que se evade hasta lo alto de este techo.
Creo que perderé la paciencia
de esperarte en la sombra de este sueño
remontaré los papeles de esta poesía
mojaré de pólvora el ancho de mi miembro
manchare la rima blanca de tu refajo
en medio de la angustia deslumbrada
por la aventura de invernaderos bordados
terminando en la liquidez de este tajo.
Creo que a partir de cierto lapso
mi testimonio es solo un formulismo,
es enhebrar mis enigmas en un collar
de cuentas labradas en el borde de tus labios,
fantasmas enamorados de tus movimientos
cuerpo arqueado en cada contracción
que saben ocultar el calor de mi aliento.
Creo en esta etapa de la palabra
que ha de traicionarme en su lumínica implosión
de símbolos acunados en el trueno de mi lengua,
desaliento mudo de la impotencia
animándose en el fragor de mi bragueta
cuando te animas a mostrate desvestida de apariencias
dejando que te lleven las aguas de la exoneración
pues no hay pecado sino simple erotismo en medio de las tretas.
Creo que por ser creyente

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