martes, 29 de diciembre de 2015

VA CRECIENDO


Como una ciudad antigua
me habitan espacios encolumnados
alambres que son espinas de jilgueros
edificios hechos de soledades perdidas
versos que nunca llegaron a ser escritos
ciento de pobladores  recubiertos de harapos                                                                                asi,
como en una aldea extranjera
fui poblado por manos femeninas
por senderos como siluetas de mujer
de arboledas plantadas en el olvido
con un mar de aires soterrados
en esos espacios que cautive apresurado
por pensar que se me iba la muerte
es que viví de espaldas a la alegría
construyendo  laberintos
para encerrar a mis desalmados monstruos
por temor
por cobardía
en la acera donde aparcan mis angustias
sé que en esta construcción no he sido el primero
que los depredadores de pubis nuevos
de virginales sonidos de jadeos
me alentaron en la lujuria del silencio
a quitarte prenda a prenda
hasta quedarme con los poros de estos ríos
navegar marea arriba hasta tu cuello
hasta las cataratas de tus labios de fuego
entremezclando las lenguas de nuestros dialectos
que de la calma cuando anochece
pasamos a la arrebatadora locura del deseo
de los pliegos erizados de tanta lujuria                                                                                              
de partir la luna en el firmamento extenso
a despertarme en mi ciudad bañado de furia
escuchando el ruido de mi silencio aletargado
y diluirnos en un diluvio intenso.
Roberto Brindisi
                

viernes, 18 de diciembre de 2015

COMPOSTURA


Los bordes de tu espalda
cuelgan de la ladera
hay días que la mojan mil palomas
con mi hambre atrasada
con mi aroma a poesía antigua
la que sigue la continua recta
el sendero de poros acopiados,                                                                                                
en el oriente de tu cintura
solo el viento de la sudestada
ha de peinar tus piernas desnudas
pero en su particular destrozo
deshecho de miedo, angustia y tiempo
descorre el soplo brumoso
el atardecer de una muerte aplazada,
es tiempo de vida desalmidonada
de prestar menos atención a roncos susurros
de cientos de oraciones pasadas
en algunas esta tu nombre
con el tilde agudo astillado
hoy que no existe el habla
salimos a sembrar abundancia de palabras
hoy que se agita la mirada azarosa
en la multiplicación de imágenes difusas
en esta última torpe alborada
hoy pronto será un mañana
embarazado de invisibles ayeres
con la mueca desconcertada
que difícil fue verte cuando no estabas
que pesadumbre transporta el alma
al imaginar un colosal vacío de mujer anestesiada
más en estas  sabanas vino a renacer
sin desangrarse afligida
a un espacio de amantes fuertes y sutiles
que cultivan no decir nada
solo vibrar cansinos en un pubis en ignición
sin reparar en la orilla equivocadas
presiento que tus labios fueron pugnas inconclusas
estallando en mi boca como esquirlas de granadas
dará material al bardo para letras que saben a intrusas.
Roberto Brindisi




jueves, 17 de diciembre de 2015

PROMESA ENAMORADA


Un instante
un lugar
un millón de recuerdos falsos
y mi cuarto vacío
solo cubierto por una soledad perdida
mientras el silencio barre mis pisos
tiembla una nube invisible en el espejo
debajo de mi lecho miles de gemidos
que no dejaron el barco a tiempo
quizás mueran en la arena de antaño
quizás agonicen en una lluvia pasajera
quizás…solo quizás
la improbabilidad como matemática del deseo
sé que son divisible los cuerpos
como también hay segmentos de ilusiones
hay flores que se posan en las patas del jilguero
hay gorriones que emigran de aquella buenos aires
no por hostil ni descomedida
sino porque ya no están las veredas borgianas
ni los laberintos extraviados en Palermo
solo queda en este cuarto la luz del desengaño
las viejas mascaras de un carnaval austero
mientras flota en el aire viciado
 promesas hechas y deshechas en primavera
mis libros me miran desde lejos
prisioneros
cautivos en manos de otro dueño
será la prisa de este tiempo húmedo?
y yo aquí en una ciudad porteña de otro suelo
porque no hace falta rio de color marrón
sino la cadencia de haber vivido a contrapelo
lo que me ha dado pasaporte de extranjero
hasta en el abismo de mi propia cama
con el cuerpo sumergido en la lujuria
de otra piel que reclamaba el fuego
alzo la vista
me detengo en tu mirada
están crujiendo los sueños veleidosos
puedo afirmar que en medio de tanto hielo
no asomaran lapsos de promesas enamoradas.
Roberto Brindisi