jueves, 30 de marzo de 2017

CREA UN AMANECER IMPERFECTO


Se desmigaja la noche
en la humedad de sus minutos
hay apuro en el torrente de tu piel
afuera nada escapa al descontrol
al caos ilógico de las miradas encendidas
pueden enredarse el viento con la calma
el  sofocante rubor de una lagrima incinerada
sucede tantas veces como vértices en este redondel,
recuerdo mi niñez en orfandad
la mano fantasma de mi abuela eterna
no se parten voluntades con ladridos solitarios
si el desasosiego crece es en el pantano de la angustia
no hay ansiedades mezquinas en los zaguanes,
puedo contener el mundo mirándote dormir
penetrar lentamente en tus sueños enormes
abrir una ventana en la vigilia clara de la mañana
lo que nunca conseguí fue desentrañar algunas despedidas
cosa vedada a los dioses ciegos de mi mitología
en qué parte los pájaros perdieron su aroma
la fragancia de sus alas sabe a otoño de otros suelos
el miedo luminoso corre a la otra orilla
donde las luciérnagas se alimentan de carencias
los grillos de besos que se escapan de este lecho
las veredas que antaño andaban por afuera
hacen un surco de tacones en el interior de mi dormitorio
y yo me veo flotando en el silencio de intemperie
puede que incendie la edad de la inocencia
que santifique las décadas de culpabilidad
habrá algún altar en los médanos de tus manos
que calme el dolor herido de un amante equivocado
o serás la sacerdotisa de mis abecedarios quebrados
abriendo el arcón incompleto de tu lujuria vaga
sé que traes un silbido largo de suicidios callejeros
no alimentes mucho más la boca de mi abismo
entrégame ese último poro en despliegue
créame nuevamente en tu cielo de aguaceros
finalmente será el inicio…
Roberto Brindisi


martes, 28 de marzo de 2017

ALGUNOS AMANECERES...


He dejado de morir un poco
me he dado la posibilidad de recorrer
está limitada infinitud
desangrarme intentando comprender
como se descifran las lágrimas de tus ojos
nada más difícil que un alfabeto acuoso
nada tan complicado como observar
deshacerse los colores de una mirada temprana
tramos de tu vista me conquistan
en tanto desconfió de las sonrisas apagadas
afuera dicen que el hambre acecha
pero lo famélico de mi interior me desconsuela
he construido la caparazón con signos nocturnos
hay tardes que llueve copiosamente en mis vigilias
intento dibujar las ramas de unas flores secas
más me acuerdo de tus labios desgarrados
tropiezo con mis manos que te aferran
como si ya no quedara nada más en el universo
sé cuánto fuego desprenden los silencios
o el agua a punto de agotarse
cuando se sumerge en los poros de tu piel
o en la superficie de mi sequedad
elementos que conforman mi lengua
ríos que desbordan tus locuras de mujer
afuera sigue la lluvia de pétalos de nubes
los astros se deprimen en la inmensidad de la nada
y sin embargo una caricia tuya puede crear una galaxia
a veces basta hablarse con los dedos ensortijados
alguna vez las musas dejarán de sentir culpas ajenas
hay momentos en que al verte siento que me veo
como en otros me pierdo en mi interior ensombrecido
pareciera que hay sosiego en mitad de mis pesadillas
solo es un instante de engaño en medio de tanta mentira
pero cada día que apareces alegrando los días de mi espejo
tanto como a la tela de mis sabanas desgastadas
empiezo a entender un ápice el sentido de tanta sinrazón
hay que restañar la abertura de mis heridas viejas
hay que olvidar que en el desfile de tantas alboradas
conservo restos de esa máquina llamada corazón.

Roberto Brindisi

martes, 21 de marzo de 2017

PUEDE HABER VIDA


El miedo ha llegado
con sus miles de rostros
con la mirada gélida
es un tropel de malas sensaciones
de hielo clavándose en la sangre
lo he visto tantas veces
que ya le reconozco las raíces
la punta de sus clavos de alambre
dan la impresión de tremenda fortaleza
sin embargo al miedo se lo vence
se lo mira fijamente a la mascara
a ese simulacro de muralla endurecida
cruel hasta el hartazgo de su última tripa
los ojos míos te dicen no temo tu deformidad
no me atraviesan tus lanzas ni tus dados fantasiosos
eres la muerte que muere en soledad
que se despinta sin que nadie la acompañe
te expulse mil veces de mis sueños
y tantas otras de múltiples pesadillas
como a un espejo carente de cristal
puedo ver mi cara demoliendo la pared
los muros que no quieren dejar crecer palomas
el abandono al que te sometió el tiempo viejo
tus arroyos están resecos de humedades
y en mi vaso completándose múltiples gorriones
no somos el arrojo desenfrenado de otras latitudes
solo que hemos aprendido a lidiar con este monstruo
de cartón carcomido por la sonrisas de quienes se atrevieron
ya no hay lugar para morir antes de que amanezca
podemos esperar el amor con este paso informe
con la suavidad nacida en la superficie de un mar incipiente
ahora sé que poblaremos nuestros cuerpos de vida
con anocheceres de lenguas encendidas
las palabras pueden suscribir un nuevo pacto
bailaran desnudas y ebrias las vestales de este templo impertinente
ya nadie extrañara aquellas sórdidas heridas
ni nos esconderemos en las llamas de mil descuidos
ahora tendidos sobre astros derrotados en la oscuridad
firmaremos recomenzar sabedores de lo que no se olvida.
Roberto Brindisi




lunes, 20 de marzo de 2017

INAUGURAL


Sobre el filo
de la primera noche
la del polvo volcánico
cuando la mano construyó el mar
las olas eran gaviotas empantanadas
te reconocí soñando vaguedades
salías manchada de fuego de mis pesadillas
pero fueron esos ojos de mirada embriagada
los que me dijeron tu nombre olvidado por la tierra
devorado por los animales salvajes del silencio
astillas infinitas de osamenta de mujer en celo
con cabellos ensortijados entre las sabanas de mi lecho
con la desnudez satánica que hechizo  mis anocheceres
consumiéndose con sus labios prontos las alboradas
el mundo fue un escombro en la escoria universal
nadie quiso ser dios ni satanás con todos sus dominios
el bien y el mal eran la misma cosa
en el templo de arena se ofrendaron los rencores
rito postrero de ese día inaugural
virgen aun de guerras y de amnistías que le sucedieron
hubo que amasar tantas esquirlas de rosas y de carne
postergar tanto deseo lujurioso por venir
hasta que las orquídeas entraron en rebelión una mañana
cuando la fragancia fue puesta en cuarentena
bajaron golondrinas de veranos pretéritos
escarbaron con sus picos los dolores perdidos
descubrieron los tallos de muchos olvidos huérfanos
por donde la memoria suele hacer piruetas y malabares
ahora el viento puso orden en la lateralidad del desorden
en la convulsionada ciudadela de mortales desprotegidos
saber que el cielo no es un techo azul impiadoso
sino el plano de un cosmos en permanente cambio
por donde se proyectan siluetas efímeras en esta eternidad
en ese entrecruzar las manos carentes de esperanzas
dibujando con el trazo de la mirada la ternura fina
que puede explotar en instantes de cansancios lánguidos
se eriza la superficie con la brisa de unos senos plenos
y la inocencia bautizada en esta tarde que termina.
Roberto Brindisi


viernes, 17 de marzo de 2017

POESÍA SIMPLE


Una poesía recostada
en la cama de las santas lujurias
inacabada
esperando su lugar en un punto del universo
nunca sabrá si dice verdades
esta ciega de vocabulario
muda con la lengua desgastada
con las palabras que se fueron con el bardo
a dormir pesadillas ajenas
ella se contorsiona intentando nadar en la corriente
pero los arroyos de dedos pasan lejos
solo la resequedad de un piso de cemento
donde se esparcen los restos de la vestimenta de mujer
a la misma que cantaron ignorando porque
está allí prisionera de su incompletud
miran sin ojos la luz renegrida de las paredes
es verano mas no pueden desvestirse más
ruegan que el bardo se disponga a dejar el alcohol
las putas nuevas de este sitio inaugural
que recuerde que tiene una tarea
mas el apuro del poeta no es el de ese cuerpo de letras
él se muere en cada amanecer de luces pelirrojas
a la vera de algún asfalto desprolijo
solo en su inmensa eternidad de vocablos
toma el cincel con el que labra los minutos
el correr del mar cerca de las nubes de algún cielo
crea ángeles que reverencian su sordera
fatigados luego de jugar en su imaginación
fueron arrancados del abismo de una soledad tormentosa
el poeta piensa con la cabeza prestada
son tantos los que escucho y hablaron
que construye una argamasa de letras en estrofas
intenta pulverizar las rosas sus pétalos
apoderarse de alguna boca sabia
podrá pensar que el mundo no existe
que solo son acumulaciones de sustantivos
que el tiempo es un invento por ganarle a la agonía de la vida
todo está permitido hasta negar haber nacido
hoy no será complejo, simplificara en la medida de lo imposible
ha de terminar la poesía para comprenderse en la última partida.
Roberto Brindisi


jueves, 16 de marzo de 2017

NOCHE CALMA


Está noche gris
los pájaros se han vuelto jaulas
no reconocen sus picos de alambre
ni sus alas de barrotes
son como lobos entre los médanos
con la boca zurcida de arena fina
no entienden de donde viene el viento
ni la brisa volcánica de sus aullidos
saben que el aire se mezcla con la muerte
con un tiempo decimal de angosto paso
creen ver en la luna en cuarto creciente
la afirmación que el mundo ha terminado
pero desde las hojas secas de los arboles
cae una gota de savia helada
no son nuevos los colores de este carrusel en desahucio
detrás de las empalizadas de lluvia fina
garua suave de algún ciclón en erupción
aparece tu figura que imagino desnuda de prejuicios
si en tantos amaneceres nos amamos
cuando la alborada se negaba a parir las luces
recuerda que aferrabas mi mano alterada
pretendiendo espantar los miedos con sus grilletes
sobrevolando las incógnitas de los olvidos viejos
creo que perforo mi pretérita existencia
ese festival de corsarios en mis armarios
creo saber dónde enterré la osamenta de los nombres
hechos con las burbujas encallecidas de mujeres nuevas
penetramos las catástrofes de no saber amarnos
de no amarrar tu boca en mis labios rotos
la dureza de mi mirada choco contra la indiferencia de la tuya
he pensado en suicidar a espejo oxidado
devolverlo a los trastos inservibles aunque guarde reflejos
aun me considero un optimista del desanimo
alguien que rescata las balas que hieren la piel gastada
creo que podemos ofrecerle al mundo
unos instantes de alegría y celebración
antes que el final termine hasta con lo eterno
un minuto previo a la desaparición de los dioses ebrios
podemos engendrar lujuria descontrolada
 a modo de despedida infinitamente extraña
jugaremos a amarnos en las ventanas del atardecer
como producto de palabras enamoradas.
Roberto Brindisi



SOBRELLEVANDO


En mis sueños
solo agua tormentosa
caen acumulándose imágenes
de pasadas lluvias en vigilias ajenas
se fugaron las palabras
me cansa esperar una llegada
hasta que siento tu caída en mi interior
ahora me he transformado en un adentro ilusionado
 desalojo las visiones mordidas por animales desconsolados
los vocablos caen sin humedecer mi piel
escribo en tus ojos las formas de los míos
rara manera de mirarte en el atardecer
nado en la margen de mis silencios
hasta aferrarme a un nombre que me configure
afuera sucede ahora la indeseada pesadilla
me niego a desprenderme de esta quimera
aun desarropada
con el viento que la mece en el filo del abismo
hay anocheceres que invitan a estar acompañados
como amaneceres que pueden parir otro país
no quiero que las fronteras sean las del hambre y la desesperanza
solo ríos con algunas sonrisas flotando
como hasta hace poco tiempo
donde levantarse no era morir en cada intento
sé que nos debemos una estrategia para no entregarnos
para no vivir una cobardía manca
alcanzo a tomar unas manos de mujer que se elevan
quieren volar como los gorriones grises
capturar el penúltimo tren de una estación antigua
antaño mis ojos asilados en los trozos de tu forma de hembra
habra que abrir de par en par la jaula de la soledad
dejar que se marche a sitios desterrados
caminar como un fantasma por tu sangre ardiente
me deslizo por tus venas como un navegante inexperto
busco el puerto en este desierto hostil
mientras pongo las consonantes en esta poesía
que me sabe a párrafos de un poema urgente.
Roberto Brindisi



lunes, 13 de marzo de 2017

QUERER CREER


No hay días
si el tiempo ha muerto
ni minutos u horas
en esta eternidad desangelada
las aves picotean sus alas
luego de devorarse el vuelo,
las alas grisáceas de mi ceguera
hacen nidos en el centro de los miedos
pierdo la soledad en este infierno
en las llamas descompuestas de humareda
en el silencio de este espacio construido
por millones de miradas indiscretas
por palabras que me hablan de tu ausencia
o por el silencio que carcome la cara y las manos
de ese pasado que quedo a la vuelta de la esquina
en el paisaje de una ciudad desolada de afecto
la misma que se devoro mis amores con nombre de mujer
tremendo huracán de sentimientos
que se engullo el océano de indiferencia postergada
horrible sensación de angustia postreras
que puede reparar tu ropa esparcida por mi suelo
tus caricias desembocada en mi piel
el susurro de tus vocablos en mi oído esclavo
quizás escuche el taconeo de tu llegada
los pasos sensuales en mis baldosas encontradas
ese conjunto de elementos abren mi presente
como si un libro de hojas quemadas por poesías
labrarán el acta de un destino posible
de un futuro que estaba prisionero en el pasado
hay hojas que se mecen en muchas sequedades
como humedades que manchan otros mares
hay vida aun en la agonía de varios anocheceres
puedo arroparme con la violencia de tus desnudo
como amarte con la indiferencia de mi finitud
en este campo de besos intercambiados
puedo llenar nuestras bocas de promesas mudas
enseñarte a vivir en los muros de mi laberinto
perder los hilos delgados de nuestra libertad
si recompongo parte de mi desmoronada compasión
en las ásperas alboradas de mi recinto.
Roberto Brindisi