viernes, 23 de noviembre de 2018

EL SUEÑO Y LA ESPERA



He aprendido
a andar con mis contradicciones a cuesta
con mi intolerancia vacia,
con un dejo de humildad
siento el dolor del primer disparo
de la cuna hueca del abandono
de zurcir mi infancia en orfandad
de llegar a la adultez siendo un niño
creyendo que la luna es un sol tenue
en la oscuridad de tu mirada
no me han crecido alas como a los pájaros
sino espinas gruesas en otras alboradas
en las tabernas solo un vino agrio
y en los prostíbulos minotauros infantiles
he trazado unas líneas en el borde de mi lecho
alguna de ellas la representan
pero en esta penumbra resplandeciente
no llego a entender quién es quien
solo un pesebre de nombres femeninos
un espejo que llora la soledad de mi desidia
añorando las contorciones de unas hembras,
se aterra con mis desérticas sabanas
tiene hambre de gemidos nuevos
y en la impotencia de un sueño críptico
no puedo prometer geometrías ajenas,
confirmo que el universo es una perversidad
hecha de una infinitud de ausencias,
mas este cuarto tan malogrado
tiene el don de la eternidad estéril
será cuestión de abrir pronto los cerrojos
dejar entrar aquellos taconeos ciertos
ver la suave desnudez erguida
que juega a la rayuela con su lujuria
esta noche la luna será velozmente sensual
en la pradera de las dermis encendidas.
Roberto Brindisi


SOLO ESTA NOCHE



Voy a contarte
el último de mis silencios
el más resonante
el de la infinita espera
allí por donde asoman sombras infantiles
deseos perdidos en suspiros mudos
no quisiera interrumpir tu sueño
ese hecho de un color escarlata
vienes desde lejos trayendo largos cansancios
no somos culpables de este desencuentro
hoy dormimos en lechos separados
alguna vez jugamos juntos a hacernos el amor
a gemir con desparpajo
pero que lejano están esos momentos
hoy solo espero que regreses en alguna madrugada
rota la oscuridad del pesimismo
dispuestos a retomar corriente arriba
ese encuentro de labios hambrientos
esos besos que se dibujan con el tiempo
ver cómo crecen nuestros laberintos
debo decirte que Borges me dejo una página en blanco
un espejo añejo que alimenté con tu silueta
un tigre de bengala al que tu fiereza supero
no se ha extinguido
vive aún entre mis heridas no cicatrizadas
espera tu mano extranjera
la de tantas noches e incontables atardeceres
cuando en tu piel redacté mis manuscritos
obra analfabeta e incipiente
resquebrajada por mi intención de poeta
de amante,
de empecinado bebedor de versos
que siente el naufragio de este anochecer
lo que iba a contarte de mi silencio
para vos era un grito que acallaste
queda el sabor de amargo de la mentira
tu sombra es la que se muda
tu presencia es la más estruendosa ausencia.
Roberto Brindisi