El tiempo,
Mi abstracta y eterna testarudez,
El tiempo es esa mancha
Que se presenta en el abismo de la vida,
Es un inmenso lienzo despintado,
Es un cúmulo de pestañas de mujer,
Es la memoria de mis alegres decepciones,
También lo que calla tu mirada perdida.
El tiempo
Gobierna mi eterna anarquía,
Con un cielo de leones enjaulados,
Y frente a la locura de mi ventana
Veo la calle de las faldas enajenadas,
Por donde tu cuerpo suele andar
Sin saber la hora de asomarme,
Sin minutos en la aguja de mi reloj
Que no te recuerden,
Que no se sumerjan en la noche anterior,
Espiando como pueden conjugar
Tiempo, espacio y sensualidad
En los juegos de un silencio superior.
El tiempo,
Me acompaña desde antes de ser parido,
Sabe que hemos dejado asuntos pendientes,
Sin que ninguno de los dos reclame,
Así ha sido,
Así es y será,
Como agujas de ceras inclinadas
Promiscuamente por el viento,
Cuando me pongo a pensar y a sentir
Lo cual no siempre es tristeza abandonada.
El tiempo,
Venerable sepulturero,
Pero permisivo componedor
De mis momentos más felices,
Los de múltiples auroras,
Especiales,
Arrasadoras,
De columpios circulares,
O de cometas con tus ojos como cola,
Y tus poros disponiendo el hilo del remonte
Hacia la cavidad celestial azulada,
Donde ingreso sin permiso,
Solo expulsado en el cenit de la petite mort,
Vale bien un túnel de rosas,
El concierto de tu voz apagada en madrugada
Tiempo
Me has enseñado que buscamos siempre el absoluto
Y no encontramos sino cosas,
Me alegra tanto haberlo hecho con el amor
Dejando la vacía plenitud de disoluto.
Tiempo,
¿Quien se llevara a quien?
miércoles, 30 de noviembre de 2011
martes, 29 de noviembre de 2011
HAY DIAS...
Durante mucho tiempo
No tuve puerto en que anclar
Ni rejón que fondear,
Había largas callejas
De tristes borracheras bordo,
Con hojas volando de un lado a otro
Sin que yo atinara a expresar
Con los verbos del silencio
Los días de soledad de sueños rotos.
Hubo días
En que atraque con astros vencidos,
Con planetas de venas agujereadas,
Con la miseria de lunas entregadas
Al mejor postor,
Al peor de los enemigos,
Quedándome la sombra como cómplice
Llegando hasta algún hostal
A hurtadillas, sin testigos.
En ese tiempo,
Del calendario premariano,
Supe lo que era vagar por un poco de afecto,
Entre perfume barato
Que se mezclaba con mi olor a alcohol,
Supe de que van las cosas
Cuando tu embarcación sabe a hostil,
Cuando las velas no se alzan
Y todo huele a muerte prematura
En los arrabales de Beijing.
Pero siempre hay un lugar,
Alguno en el que buscar,
Trabajosamente me dijo la gitana
Pero esta es la comarca,
Adentro de esta ciudad cuasi apagada
Más de luces majestuosas,
Allí la veras a la gata de metal,
De un solo navío,
El que va y luego se quema,
La que se entrega apasionada,
Sin pedir nada a cambio
Solo un largo beso ante el espejo,
Desnudos sobre una alfombra persa,
Aprisionándose las manos
Viendo como se elevan las gaviotas de sus senos,
Como dejas en sus manos el timón
Y escribes los versos más cercanos
A la aparente razón de la sinrazón.
Ella esta presente
Mientras vuelas en un poema…
lunes, 28 de noviembre de 2011
ALGUNA VEZ
Alguna vez
Podré saber si la poesía
Es el mundo visto desde la lengua,
Alguna vez quizás tenga la gracia
De dibujar las letras al revés
Con la seguridad que entiendas
Que cuando hablo con ojos de silencio
Es porque se han agotado
Los baldones en mis tiendas.
Alguna vez
Tendré que rendir cuentas
Por tantos fracasos disfrazados con excusas,
Hacerlo cuando los tenderos de mi ciudad
Dejen de observar lo fútil,
Mirando el paso fino de las hembras,
Esas con tacones rojos,
Con relojes que se detienen ante su aroma,
Pegados a la piel que es la mitad del mapa
De esta loca buenos aires,
Bohemia,
Enloquecida,
Politizada,
De niños con la piel agujereada.
Alguna vez
Juro me detendré a reclamar
El espacio de cafetín que me pertenece,
Por curioso y travieso,
Por tocar los timbres de tanta muchacha
En plena primavera,
Esas que no se conforman
Con un piropo y algún beso.
Alguna vez
Me despojare de los pliegos
De trajinado guerrillero desarmado,
El que no se rindió,
El que espera encontrar siempre acuarelas
Que pinten la historia no tan de negro y rojo,
Pero que ama a sus amigos por arrojo
Tomándose un café en la esquina de Varela.
Alguna vez
Dejare de pedir tanto
Y entregaré los versos a esta mujer,
Los que escribí sin prisa ni pausa
Y los que aun conservo en mis espejos,
Mientras ella me ayuda a recorrer este laberinto
Tan convulsionado en ocasiones
Más muchas veces apaciguado por su entrega
Cuando todo me parece igual
Cuando ella lo hace distinto.
Alguna vez…
Podré saber si la poesía
Es el mundo visto desde la lengua,
Alguna vez quizás tenga la gracia
De dibujar las letras al revés
Con la seguridad que entiendas
Que cuando hablo con ojos de silencio
Es porque se han agotado
Los baldones en mis tiendas.
Alguna vez
Tendré que rendir cuentas
Por tantos fracasos disfrazados con excusas,
Hacerlo cuando los tenderos de mi ciudad
Dejen de observar lo fútil,
Mirando el paso fino de las hembras,
Esas con tacones rojos,
Con relojes que se detienen ante su aroma,
Pegados a la piel que es la mitad del mapa
De esta loca buenos aires,
Bohemia,
Enloquecida,
Politizada,
De niños con la piel agujereada.
Alguna vez
Juro me detendré a reclamar
El espacio de cafetín que me pertenece,
Por curioso y travieso,
Por tocar los timbres de tanta muchacha
En plena primavera,
Esas que no se conforman
Con un piropo y algún beso.
Alguna vez
Me despojare de los pliegos
De trajinado guerrillero desarmado,
El que no se rindió,
El que espera encontrar siempre acuarelas
Que pinten la historia no tan de negro y rojo,
Pero que ama a sus amigos por arrojo
Tomándose un café en la esquina de Varela.
Alguna vez
Dejare de pedir tanto
Y entregaré los versos a esta mujer,
Los que escribí sin prisa ni pausa
Y los que aun conservo en mis espejos,
Mientras ella me ayuda a recorrer este laberinto
Tan convulsionado en ocasiones
Más muchas veces apaciguado por su entrega
Cuando todo me parece igual
Cuando ella lo hace distinto.
Alguna vez…
domingo, 27 de noviembre de 2011
UN TAJO EN LA NADA
Un tajo
Abriendo la más absurda nada,
Ni siquiera un llanto,
Ni sangre limpiando la vereda,
Solo ese tajo,
Grotesco,
Ridículo,
Empapado de tiempo ido,
Pregunto inocente
Que es lo que hemos conseguido?
Me dices
Que no todo se mide por lo resuelto
Que muchas veces vale el deseo
Sin consecuencias
O con las que de él florezcan,
Puede que me persuada
A creer que el arrojo
Sea más corriente que los oscuros ríos
Que agotamos en estas alboradas.
Es difícil decidir
Si zurcimos el tiempo escapado
O nos prodigamos en este actual
Donde tu mano me recorre
Y yo me transformo en un bardo evaporado.
Ahora que ha fenecido el tiempo
Transformándose en un espacio fisurado,
Ahora que todo sucede
En el mismo reservado reducto
Donde perdemos reiteradamente la inocencia,
Es en este momento o lugar
Que me miro en el espejo de esencia.
No fue ayer,
Porque las noches de antaño
Solo las evoco en tu piel,
En el aroma que sabe a poesía,
Que escribí sorbo a sorbo con mi lengua
En las estepas de tu cuerpo en ignición,
Cuando todo nace y solo la nada fenecía.
Comprendí
Que han desertado las horas,
Que he acumulado todos los minutos,
Que no quedan segundos sin tu mirada,
En un país de fronteras en movimiento,
Cuando con el último suspiro
Creo recrear un inusitado olimpo,
Donde escapo en tu búsqueda en do mayor,
Entre tanta puñalada invisible,
Que no llegan a partir la noche,
Al menos no esta que cree en tu merecido honor.
Baja la mano
Y el tajo aun esta…
Abriendo la más absurda nada,
Ni siquiera un llanto,
Ni sangre limpiando la vereda,
Solo ese tajo,
Grotesco,
Ridículo,
Empapado de tiempo ido,
Pregunto inocente
Que es lo que hemos conseguido?
Me dices
Que no todo se mide por lo resuelto
Que muchas veces vale el deseo
Sin consecuencias
O con las que de él florezcan,
Puede que me persuada
A creer que el arrojo
Sea más corriente que los oscuros ríos
Que agotamos en estas alboradas.
Es difícil decidir
Si zurcimos el tiempo escapado
O nos prodigamos en este actual
Donde tu mano me recorre
Y yo me transformo en un bardo evaporado.
Ahora que ha fenecido el tiempo
Transformándose en un espacio fisurado,
Ahora que todo sucede
En el mismo reservado reducto
Donde perdemos reiteradamente la inocencia,
Es en este momento o lugar
Que me miro en el espejo de esencia.
No fue ayer,
Porque las noches de antaño
Solo las evoco en tu piel,
En el aroma que sabe a poesía,
Que escribí sorbo a sorbo con mi lengua
En las estepas de tu cuerpo en ignición,
Cuando todo nace y solo la nada fenecía.
Comprendí
Que han desertado las horas,
Que he acumulado todos los minutos,
Que no quedan segundos sin tu mirada,
En un país de fronteras en movimiento,
Cuando con el último suspiro
Creo recrear un inusitado olimpo,
Donde escapo en tu búsqueda en do mayor,
Entre tanta puñalada invisible,
Que no llegan a partir la noche,
Al menos no esta que cree en tu merecido honor.
Baja la mano
Y el tajo aun esta…
MUJER DE LAS VIGILIAS
Cuando agoniza el sol
Nunca recuerdo los nombres
De quienes miraron su final,
Solo repaso aquella lágrima
De una mujer enamorada
Cuando vio brotar la luna
En los pliegues de un cielo nublado,
Pintado en la cúpula de un bar perdido
Allá por caminito, antes del descampado.
Hoy es domingo
En las lomas de este cementerio,
Donde enterré angustias y pesares
Sabiendo que los cuervos caen fulminados
Ante la alegría de un nuevo carnaval,
Fenecen al sacarle espinas al sexo
O intentar colgar alas en el silencio
Tan devastador como suelen ser los misterios
Que nunca son develados.
Así planeo ahogarme
En tu boca de sumisa vestal,
Entre las enaguas de tiempos pretéritos,
En la misma catedral de tu pubis dorado,
En el campanario mudo de tus senos,
Así tus aguas regarán mis flores
O expulsarán mis miedos
Que de tan antiguos dilapidaron sus olores.
Hoy creo que es domingo
Teniendo todo el sábado para recrearme,
Agotarme en las fuentes primarias de la vida,
En algún lugar en el que me implores
Que sea quien escriba sobre tu espacio
Los momentos de amor y sensualidad,
Pero con un tiempo suspendido o tan despacio
Que borre enteramente todos los dolores.
En este juego hay cosas
Como almanaques que se calcinan,
Uno a uno sin más tregua
Que los torrentes de saliva,
Discípulos en cuanto aprieto se presente,
En este atardecer dadivoso
Para tanta tentación, dicen que indecente,
Mas yo creo que en la vigilia
No he de cavar mi propio foso.
Y ahora que
Descubrí que no es domingo
Empiezo a alegrarme por perderme
Entre siete días carceleros
Que me exigían repetir hasta la lasitud
Los instantes de susurros penitentes,
El labio que roza el cuello
La mano que intima con gratitud
Solo saberte a mi lado
Mujer del amor más bello.
Nunca recuerdo los nombres
De quienes miraron su final,
Solo repaso aquella lágrima
De una mujer enamorada
Cuando vio brotar la luna
En los pliegues de un cielo nublado,
Pintado en la cúpula de un bar perdido
Allá por caminito, antes del descampado.
Hoy es domingo
En las lomas de este cementerio,
Donde enterré angustias y pesares
Sabiendo que los cuervos caen fulminados
Ante la alegría de un nuevo carnaval,
Fenecen al sacarle espinas al sexo
O intentar colgar alas en el silencio
Tan devastador como suelen ser los misterios
Que nunca son develados.
Así planeo ahogarme
En tu boca de sumisa vestal,
Entre las enaguas de tiempos pretéritos,
En la misma catedral de tu pubis dorado,
En el campanario mudo de tus senos,
Así tus aguas regarán mis flores
O expulsarán mis miedos
Que de tan antiguos dilapidaron sus olores.
Hoy creo que es domingo
Teniendo todo el sábado para recrearme,
Agotarme en las fuentes primarias de la vida,
En algún lugar en el que me implores
Que sea quien escriba sobre tu espacio
Los momentos de amor y sensualidad,
Pero con un tiempo suspendido o tan despacio
Que borre enteramente todos los dolores.
En este juego hay cosas
Como almanaques que se calcinan,
Uno a uno sin más tregua
Que los torrentes de saliva,
Discípulos en cuanto aprieto se presente,
En este atardecer dadivoso
Para tanta tentación, dicen que indecente,
Mas yo creo que en la vigilia
No he de cavar mi propio foso.
Y ahora que
Descubrí que no es domingo
Empiezo a alegrarme por perderme
Entre siete días carceleros
Que me exigían repetir hasta la lasitud
Los instantes de susurros penitentes,
El labio que roza el cuello
La mano que intima con gratitud
Solo saberte a mi lado
Mujer del amor más bello.
domingo, 13 de noviembre de 2011
TE VEO MUJER
Te veo mujer
Recortada en el horizonte brumoso,
Te veo y no estas
Vestida con harapos de soledad,
Te veo partir invisible
Como las promesas que te hice,
Las que me hiciste,
Las que escribimos juntos
Al finalizar el trecho que lleva a la oscuridad.
Te veo mujer
Con mis ojos desconocidos,
Los que ven en un atardecer de primavera,
En una esquina de desbordes en su vereda,
En una cuesta empinada cerro abajo,
Te veo y en mi mirada
Se apagaron las lunas llenas verdaderas.
Te veo mujer
Como te observe recostada,
Con las piernas delgadas extendidas,
Con los labios sedientos entreabiertos,
Con los pezones de rigidez indebida,
Con las aguas cristalinas de tus vocales,
Y las gotas de amor en desconcierto.
Te veo mujer,
Repito una y otra vez
A pesar de mi ceguera,
Transitar la tangente de mi piel,
Consumir los oasis de mis mentiras,
Reposar en las arenas de mis verdades,
Cabalgar el dromedario de mi inocencia
Ver partirse al sol en dos mitades,
Una de un fulgor arrasador anaranjado
Y la otra de una palidez que remite a mi esencia.
Te veo mujer,
Te sigo viendo,
Porque permanece el deseo,
El invertebrado apetito por tu cadencia,
Con la sonrisa de pájaros en bandada,
Tan blancos e inmaculados en su indecencia,
Que ha incendiado el prado,
El compuesto por estrofas y poemas,
El que fue bárbaro en los confines de occidente
Como salvaje en la aridez de tantas noches
En la que alce tu nombre mil veces como lema.
Te veo mujer,
A veces hembra,
En los espejos del palacio de mi cuarto,
En la misma posición de exquisita sensualidad
Con la que parecieras rezar a tantos santos,
Cuando ninguno aparece en estos pasadizos,
Los del tiempo presente,
Los de las horas tórridas,
La de la memoria invocada,
Devastadora,
Entre las llamaradas de un amor urgente.
Recortada en el horizonte brumoso,
Te veo y no estas
Vestida con harapos de soledad,
Te veo partir invisible
Como las promesas que te hice,
Las que me hiciste,
Las que escribimos juntos
Al finalizar el trecho que lleva a la oscuridad.
Te veo mujer
Con mis ojos desconocidos,
Los que ven en un atardecer de primavera,
En una esquina de desbordes en su vereda,
En una cuesta empinada cerro abajo,
Te veo y en mi mirada
Se apagaron las lunas llenas verdaderas.
Te veo mujer
Como te observe recostada,
Con las piernas delgadas extendidas,
Con los labios sedientos entreabiertos,
Con los pezones de rigidez indebida,
Con las aguas cristalinas de tus vocales,
Y las gotas de amor en desconcierto.
Te veo mujer,
Repito una y otra vez
A pesar de mi ceguera,
Transitar la tangente de mi piel,
Consumir los oasis de mis mentiras,
Reposar en las arenas de mis verdades,
Cabalgar el dromedario de mi inocencia
Ver partirse al sol en dos mitades,
Una de un fulgor arrasador anaranjado
Y la otra de una palidez que remite a mi esencia.
Te veo mujer,
Te sigo viendo,
Porque permanece el deseo,
El invertebrado apetito por tu cadencia,
Con la sonrisa de pájaros en bandada,
Tan blancos e inmaculados en su indecencia,
Que ha incendiado el prado,
El compuesto por estrofas y poemas,
El que fue bárbaro en los confines de occidente
Como salvaje en la aridez de tantas noches
En la que alce tu nombre mil veces como lema.
Te veo mujer,
A veces hembra,
En los espejos del palacio de mi cuarto,
En la misma posición de exquisita sensualidad
Con la que parecieras rezar a tantos santos,
Cuando ninguno aparece en estos pasadizos,
Los del tiempo presente,
Los de las horas tórridas,
La de la memoria invocada,
Devastadora,
Entre las llamaradas de un amor urgente.
miércoles, 9 de noviembre de 2011
ESOS ARBOLES
A ese árbol
Le duelen los huesos,
Se nota porque ya no tiene hojas,
Solo algún pájaro malherido
Se parapeta en las pobres ramas,
A ese árbol
No hay que talarlo,
Sino ayudarle a que vuelva a volar,
A irse tras los nidos,
Cantar con los gorriones,
Teñirse nuevamente cual mariposa.
A ese árbol
Se lo puede salvar
Como vos me salvaste a mí,
Rosa tras rosa,
Que sin ser árbol es planta,
A veces pacifica,
Otras venenosas.
A ese árbol
Hay que ayudarle a vivir,
No una sola
Sino millones de cosas,
A tomar los diente por cuchillo,
A cremar los sueños
O las vigilias de chiquilinas mozas.
A ese árbol
Lo invente en mi cuaderno,
En las tardes de otoño,
Cuando el frío desbordaba
Al mendigo sempiterno,
De Constitución
O de Retiro,
De alguna estación
De trenes que llegan retrasados
A donde llego Evita en algún siglo pasado.
A ese árbol
Que nunca fue ombú ni quiso serlo,
Le basta con respirar,
Con sonreír como solo el lo hace,
Con el hambre de justicia saciada,
Con los muñones que por mano le dejaron,
Aunque desde el 25 de Néstor de 2003
En esa plaza clamorosa,
Llena de pueblo pobre,
Llena de árboles humanos,
La patria se ha puesto tan hermosa
Que mi árbol ya no cuenta dedos
Sino otros árboles
Que hablando pueden decirse: hermano!
A esos árboles
Mi gloria…
Le duelen los huesos,
Se nota porque ya no tiene hojas,
Solo algún pájaro malherido
Se parapeta en las pobres ramas,
A ese árbol
No hay que talarlo,
Sino ayudarle a que vuelva a volar,
A irse tras los nidos,
Cantar con los gorriones,
Teñirse nuevamente cual mariposa.
A ese árbol
Se lo puede salvar
Como vos me salvaste a mí,
Rosa tras rosa,
Que sin ser árbol es planta,
A veces pacifica,
Otras venenosas.
A ese árbol
Hay que ayudarle a vivir,
No una sola
Sino millones de cosas,
A tomar los diente por cuchillo,
A cremar los sueños
O las vigilias de chiquilinas mozas.
A ese árbol
Lo invente en mi cuaderno,
En las tardes de otoño,
Cuando el frío desbordaba
Al mendigo sempiterno,
De Constitución
O de Retiro,
De alguna estación
De trenes que llegan retrasados
A donde llego Evita en algún siglo pasado.
A ese árbol
Que nunca fue ombú ni quiso serlo,
Le basta con respirar,
Con sonreír como solo el lo hace,
Con el hambre de justicia saciada,
Con los muñones que por mano le dejaron,
Aunque desde el 25 de Néstor de 2003
En esa plaza clamorosa,
Llena de pueblo pobre,
Llena de árboles humanos,
La patria se ha puesto tan hermosa
Que mi árbol ya no cuenta dedos
Sino otros árboles
Que hablando pueden decirse: hermano!
A esos árboles
Mi gloria…
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