Un océano indiferente
sin olas ni rompientes
calmo a los pies de mi cama
y tu desnuda
tanto como el canto de los pájaros
esperando un amor
que nunca ha de suceder
porque ha muerto antes de nacer
que te digo en medio de la sombra
que te vistas de olvido
que no llores por este desamparo
si yo estoy hundido en mi soledad
en la misma de espumas agrietadas
allí
donde empezábamos a entendernos
se extendía un inmenso prado
de nubes resecas de heridas
de agujeros infantiles
de ojos perdidos en el sendero
hasta desenterrar el suicidio
tempranero en mi vida
y anduve
o anduvimos
sin encontrarnos
confidencialmente intrigados
hasta que el atardecer
trajo las alas dormidas
y nuestros nombres extraviados
que futuro tiene la angustias
cuando no la cruza algún sonido
ninguno…
quizás esto no haya sido escrito…
Roberto Brindisi