lunes, 23 de febrero de 2009
EL AVE Y LA DONCELLA
El pájaro levanta vuelo
Ha descansado en la noche de tu piel
Curioso, picoteando el aire de tu espacio
Hambriento de las caricias de tus manos
Sediento de los colores de tu pasión
Ofrendadote su pluma suave y tensa
En la conquista de tu éxtasis temprano
Sentir el revoloteo de tu alma acalorada
Elevarse hasta su caida extenuada
En tu superficie ardiente arrasando el plano
Con el arqueo de tus curvas tantas veces agitadas.
Sentir armonizando, en tu joven residencia
Donde las oraciones y plegarias denodadas
Mueren entre espasmos, en la espuma humedecida
De los bramidos que el placer incita en cada alborada
Sentir ser el ave que te corrompe con su canto
En tus oídos de hembra nueva arrodillada
Como vienen las luces a perpetuar esta agonía?
Como los esperados crepúsculos del anochecer?
El antiguo oráculo niega toda respuesta en su respuesta
Solo se vislumbra que es el destino del hombre y la mujer
Así transitan por el desierto hasta las mejores horas
Nuestros cuerpos sediciosos que se saben perdidos en no ser.
Como puede ser tan angosto y a la vez el mundo todo
El lugar en que se funden nuestros cuerpos desesperados
Como es el tiempo inexistente aun cuando pasan las horas
Entre el jadeo, el suplicio de creer que ya final no ha empezado?
La exaltación se desata como un torrente caudaloso
Tu presencia sobre la mía es un océano desbordado
La lozanía de tu dermis de vestal de un templo nuevo
Se inunda a tu reclamo con la lava de un volcán activado
El petirrojo avieso mira tu satisfactorio descanso
Sabe que peticionaras demandante sus alas desplegadas
Que en los sueños que ahora fantaseas tiene parte
Como sabe que en su sueño te tiene atrapada
El ruiseñor levanta vuelo inmóvil a ninguna parte
Es tu dueño y tu esclavo prisionero en tu mirada.
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