En esas noche
de luna en cuarto
creciente
cuando mis ojos
juegan
a entender el
presente
cuando los gallos
de Irazábal
entre picotones
se desmelenan
suelo guardar el
tiempo
en un tarro de hojalata
abro las cartas
que me han enviado
desde las
soledades del ayer
miro
detenidamente tus tangas rojas
que nacieron
entre tus piernas
entre remolinos
de vientos desaforados
resaltando lo que
recoja.
En esas noches
aún es posible la
soledad
aún es evitable
la muerte
cuando el alba tiene
picaporte
y el cielo no
termina de cerrar
por más que recen
los hediondos
el agua de esta
lluvia ha de empapar
sin sol que seque
el paso desmentido
de unos pies de
planta cuasi dorada
apoyando mi mano
sobre el escritorio
gira por mi
cerebro la imagen
de que he creado
el hueco de la fuga
para esquivar tus
pupilas verdosas
para el lapso en
que nadie nos ataje.
En esas noches
la oscuridad se
empieza a disipar
tu figura emerge
de manera transversal
la tela de tu
blusa es una condena
aprisiona por
poco tiempo tus senos
vendrán a
empujarnos a la colisión
los fantasmas de
amores pasados
siluetas de seres
que no se han de repetir
es que el tiempo
fue motivo de secuencias
que no tenían lógica
de corazón
por eso quizás podamos
sobrevivir
subidos a los
besos de papel crepé
a las noticias
que son novedades insanas
en el arte de
nunca morir.
Roberto Brindisi
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