sábado, 9 de enero de 2016

AGUA SOBRE LA HERIDA


Llueve
impiadosamente sobre mi soledad
en un atardecer que prefiero no replicar
en un anochecer de amoríos vacíos
en tanto amanece
sobre la superficie accidentada de mi vida
en el sepulcro de mis pesadillas
iluminando los pétalos de mis pájaros vanidosos
en tanto en mi ventana
se ve como se despliegan las palabras
las que embarazan la blancura del papel
dándole vida a los párrafos de estas poesías
asi van entrelazándose las astillas del destiempo
en un espacio de caricias recurrentes
de silencios compulsivos
de reflejos en las vidrieras partidas de mi vida
y soy una sudestada que llega a otra orilla
a buscar el desafío de algún nuevo laberinto
que sume a mis años maduros
victorias que son derrotas impedidas
afectos que son amores errantes en mi lecho
la luz que ya no danza en mi expresión
ni las horas incendian palomas en mis opiniones
mis dedos se han desnudado en varias superficies
intimidando pretensiosamente a la muerte
asi me describo con el auxilio de otros ojos
con la mirada volcada hacia la maleza de mi interior
creo tener respuestas
de este extraño romántico que me habita
nacido en los bordes de un disparo
fatalidad impuesta que araño su calma
que detono sobre su inconsciente
desangrando entre la sombra de los años
el fuego que arrasa los límites de sus decisiones
la llovizna cesa y ya no hay claridad
solo hacer un balance de que furioso fue el daño.
Roberto Brindisi


No hay comentarios: