domingo, 5 de junio de 2016

ESCRIBIR MIS DÍAS


Y en esa noche
en que naciendo
vi pasar mi vida,
cumulo de fragmentos desordenados
delicadamente rotos,
en ese caos de decisiones improvisadas
creí ver andar tu rostro melancólico,
llevado por la corriente de ese fuego,
sin saber nombrarte,
te llamabas como tantas a las que nunca nombré,
me pregunté
será de allí mi soledad primera,
será que mi angustia y abandono
viene de la mano de un pubis inquieto
surcando los arroyos de tu desierto,
o te leí en el Páramo en Llamas
dando vuelta las hojas de tus nalgas,
torbellino feroz que arrasó con mi quietud,
me arrojó a ver el infinito
por la rendija de los instantes de eternidad,
donde pisando barro hueco
hundi mi repaso en unas pupilas silenciosas,
en unas manos suaves de ásperas lisonjas,
en unos senos de ángulos voluptuosos,
será, me dije
que nunca encontré un lapso de regocijo perdurable                  
por eso sembré la senda de miradas intrigantes
en tanto un animal se tumba sobre la sabana ardiente
miro el espejo que me niega el rostro
la puerta entornada de salidas prontas
y ya no queda en el suelo de mi memoria
ni una prenda de tu desnudez primera
ni un orgasmo de un coito mañanero
me diluyo lentamente
en las entrelineas de una poesía
mareado en el laberinto de mi pasado
quisiera ser yo mismo nuevamente
el que como antaño te escribió mis días.
Roberto Brindisi


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