Un lugar ermitaño
Desesperado por los murmullos
Requiere de mi sombra
De mi soledad
De los ruidos de tus jadeos
Que hoy no están
Como tampoco mi deseo
La indecencia de mi placer
Recorriendo esos muslos suaves
Esos senos enardecidos
Gotas de besos convulsivos
O mares de labios en delirio
Ahora solo silencio
La inmovilidad del infinito
Regresara la noche
El espejo de imágenes adormecidas
Volverás cuando te espere
Junto a las ventanas del recuerdo
Susurra nuestra infancia
Con las heridas en presente
Sabiendo que nunca han de irse
Más podemos subsanarlas
Entre caricias y desvelos
Parte un pájaro de este invierno
Sueltas las hojas despedazadas
Veo tu rostro atrevido
Borracheras de mil hastíos
En las lenguas de esta madrugada
Siempre vuelves
Siempre volvemos
Somos inagotables el mismo rio.
Roberto Brindisi
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