domingo, 31 de mayo de 2009

EN TU NOMBRE AMOR




Has gritado
Aullado, gemido, suplicado
Los cabellos degenerados
Por mis dedos que te han tocado,
Penetrado, que se han hundido en tus oquedades.
Has vociferado hasta extenuarte.
He terminado, acabado
En las cavidades eróticas de tu cuerpo
Derramando mi semen, bendiciéndote
Hemos ardido, incinerándose nuestro lecho
De pasión, de goce, de perversión
Las sabanas humedecidas recogieron nuestra esencia
Entregados, rendidos, satisfechos
Tanto como el aire del próximo mañana
Como la plenitud de lo incompleto
Tanto y tan poco,
Que invoca a recomenzar nuestro juego.
Llega el descanso, la tregua, la mirada cruzada
El recuerdo de lo recorrido hace instantes
Del despliegue de tu lengua por mi cuerpo
De la mía por la constelación de tus poros
La saliva de mis verbos en tus ranuras
Los labios de cargada sensualidad extrema
Que se posaron sobre tus pezones
Sobre la cima de mi erectilidad
En el valle silencioso de tu pubis
En los caudalosos arroyos de tu boca,
En las paredes calenturientas de tu vagina
En la profundidad de tus abismos
En el lóbulo de mis mansos oidos
En mi espalda desnuda de mentiras
Sabiéndome a bellas líneas la curva blanca de tus nalgas
Camino pocas veces navegado
Lugar donde encalla mi bergantín
Hincando el rayo de mi falo en el remolino de tus olas
Mas un alocado vendaval de manos prometidas
Enfilaran por nuestras pieles sediciosamente anhelantes
Volviendo al ritual religioso del sexo explosivo
Del gozo que estalla en cada susurro, en cada grito
Innumerables pequeñas muertes que son vida
Agitada vida, única que vale ser vivida
Porque desde el origen de la existencia elegí,
Opte, por ser parte del orgasmo inaugural
En la màs estricta vocación fundacional
Ungido del poder de la palabra
Te repito, como en el principio de todo principio
Parirás el amor con el dolor de tu alegría
Por lo tanto en esta, la primera de siete noches
Has gritado y llorado de felicidad
He aullado como un lobo antiguo la canción nuestra
Hemos hecho intensamente el amor, y se repetirá
Màs dije ¡se ha hecho la pasión!,
Y la fogosidad tuvo tu nombre en ese instante eterno.
Nuestro mundo tuvo su génesis interminable.

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