sábado, 2 de mayo de 2009

NO RECUERDO



No recuerdo la luz
Solo la luminosidad de una lámpara mortecina
En un atardecer tormentoso
Que entrega la calma de un aguacero de caricias
Junto al destello enloquecido de aquellos labios
De manos que se entrelazan desesperadas
Sobre nuestras espaldas voluptuosas en pleno juego
Con la inagotable cascada de gemidos sabios.

No recuerdo la oscuridad
Solo la sombra que recorto tu sensual figura
Proyectándose en la nada de aquel cuarto
Amenazando con la carga del deseo
En la búsqueda de algún oasis virginal
Que saciara tanta avidez de esa ígnea demencia oscura
De dos cuerpos incendiados en el ara del placer
Con las oquedades y cumbres en un fin que augura lo inicial.

No recuerdo los buitres carroñeros
Ni las plazas de tu cuerpo hambriento
Dices que mi fortaleza fue rendida en tu presencia
Que al ser bendecido como derrotado
En verdad se me concedió la victoria
Viendo en mi mástil izada tu bandera
Conquistando con tu cuerpo, militante del pecado
Mi alma atormentada redimida por tu gloria.

No recuerdo ni evoco
La época de los sinsabores alcoholizados
Ni de las bondades castrantes a mi alimaña salvaje
Tampoco a los chacales rabiosos de mi codicia
Ni la promiscua acuarela de hembras sin rostros
Que de todo esta compuesto mi angelical infierno
Cuanto camino recorrido tuvo ese viaje
Que mi cansancio se diluyo para gozar de tus caricias.

No recuerdo al angel de la muerte
Tan familiar debe haberme sido
Que al descubrir los espejos de mi alma
Se replegó atemorizado al recocerse en mi demencia
Quizo escapar en vuelo, mas fenecer era su suerte
Aplastado por la manada de pesadillas sueltas
Con un mar de sangre por donde navega mi barco
Buscando la claridad de tus orillas, de tus puertos
Atracando en tu rada con la proa encandilada
Me recogiste para celebrar la vida en la dicha de tu huerto.

No recuerdo lo que ya no importa
Solo te se tranquila y apasionada
Recorriendo con tus largos dedos
El primer instante de esta eterna madrugada.

1 comentario:

Rafael Castillo dijo...

Este poema y el anterior, sencillamente, me parecen geniales.
Amor, erotismo y sabia escritura. Me quito ante ti, una vez más el sombrero. Me pareces un poeta extraordinario.