martes, 12 de julio de 2016

LLUEVE MI INCOHERENCIA


Hay días
de lluvias amenazantes
que cubren el cielorraso
de una ciudad empapelada
por donde huyen pájaros libres,
escapan por los agujeros de ese inmenso follaje
que los miopes llaman cielo,
se dan a la fuga hacia aires de libertinaje
para caer en la cuenta que no hay escapatoria
solo la ilusión de perderse en las nubes
de celofán despintado de azul marino
y creerle a Neruda con sus cielos inventados,
no
no hay otra cosa que una vida lenta
que emerge de miles de segundos fenecidos
entre los cristales de mentiras frágiles
en ese curioso carrusel de giros imprevistos
nadie pronunciará mi nombre en la mañana
como nadie ha de enterrar mis poemas
en los jardines grises de una ciudad sin nombre
no serán los cuerdos los que me recuerden
serán mis musas,
las que por momentos fueron prostitutas de alcoba
o los duendes del alcohol barato
de algún bodegón perdido por el bajo
no hubo dioses abstemios esos días
solo ángeles terracotas que caían
se que yo me hundía con la sabia pluma
de mi poesía en mil vaginas
y solo unos labios de fuego incendiario
me dictaron las estrofas desencarnadas
de noches interminables en el lecho
tuve que aprender a mamar los diferentes senos
que algarabía provocan los orgasmos verdaderos
como detectar cuando las luciérnagas enloquecen
sin reparar en que no es lo mismo mi cuarto
pobre y descolorido
que las habitaciones de los psiquiátricos que te ofrecen
para dejar entrar los gramos de cordura,
no podrán dictarme ni un vocablo
no escribiré contra mis angustias
ni he de llorar por los dolores de este paso
solo que no es poco
adorar mis soledades màs mis silencios
como bienes con los que nutro mi palabra
nunca creeré que un poeta es igual a un loco
nunca los cuerdos escribirán mis vocales del principio
ni las consonantes de mis sustantivos discordantes... .
Roberto Brindisi

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