Hay puentes que se funden
después de una tormenta añeja
manos que se entrelazan
con dedos creciendo en este cielo
puede Buenos Aires volar de nuevo
multiplicar la trinchera de los
sueños
agobiarnos enredados en las
sabanas
soltar las ventanas atadas a las
paredes
con un piso de baldosas rotas
todo es posible pero es poco
hasta lo imposible es un arrullo
entrecortado
es que tus senos se prodigaron en
mi boca
manantiales de golondrinas de
otoño
pajaros perdidos en la neblina de
la alborada
humo deshecho detrás de un
infierno letal
juramos por el infinito
amarnos entre trapos, tiempo y
espacio
ya no quedan llamas ardientes
antiguos espejos capturan tus
contorciones
muros que se deshacen con tus
orgasmos
los helechos reviven con la premura
de tu sudor
nos invade el agua de este
territorio inmenso
aunque nada moje esta lujuria
interna
los medanos de tu pelvis herida
reclaman ser resarcidos por una
lengua inquieta
no puedo recuperar la memoria de
este lapso
solo los barcos sumergidos de tus
labios
los besos que desembarcaron en mi
boca
siento que tu mirada hace escuela
en mis pupilas
ya no hay silencios que
resquebrajar
a lo sumo decir que renegué de la
soledad
por un presente lleno de
versos sin rutinas.
Roberto Brindisi
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