Es de noche,
en la nocturnidad,
cuando sucede,
cuando ruedan o caen
lagrimas tiritando bajo los puentes
en la cercanía del agua
por donde fluyen cosas animadas
seres mitológicos
horas y tiempo sin relojes
tu corazón es una pira
navegante letal
alma disuelta en pequeñas constelaciones
naufragando hacia donde no hay olvido
recuerdos
la dimensión de las heridas
el desgaste de asemejarse a si misma
cada día y en cada espacio
levantar vuelo con el ala perforada
arrastrar la osamenta hacia lo aparente
detrás de esos gritos sordos
asoma un gemido
caen las maldiciones
empiezas a crecer desde un encuentro
con otro semejante
lame tus martirios
te lleva a creer que eres su astro luminoso
todo en las penumbras
en un lugar donde el trono es camastro
y allí dices tus discursos jadeantes
enloquecida
recuperando tu cordura en la furia de esa piel
semejante a la geometría del deseo
decides sepultar el pasado horroroso
darte el gusto de ser tu misma en otros brazos
tanto como puedas
antes que en el espejo
suenen las campanadas de la partida
rompes los mandatos
ya no te esconderás en lo pequeño
no podrán quitarte el lenguaje
hablaras, murmuraras
gritaras un nombre o mil
la vida, ese extraño brebaje
te redimió el sexo
te sano el amor
empezaste a recorrer sola tus paisajes.
Roberto Brindisi
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