No me sueñes,
estoy en otras pesadillas,
de hambre, de hembras,
de desasosiego astillado,
ni me mires con el hueco de tus ojos
esos que cuentan putas en altas madrugadas
aquellos que miran mis vacíos embotellados
o mi alcohol corriendo por la acera
como lo hace tu sangre por mi entrepierna,
no jadees de manera desabrida
siente que abro el portón de la lujuria
que te esculpo vocablos en los labios
no te mirare con mi amanecer tardío
ni recogeré las arrugas de la vida
que se desplazan veloz por la ventana
son como pájaros malheridos
aves de vuelo relegado
prisioneras de alguna estación extraña,
píntame con la lengua de tu sexo
los eternos recovecos de la maldición
ahora que estoy muerto en esta vigilia arida
me llueven apocalipsis arcaicos
siento las gotas de tus manos secas
recorrer los muslos y la cadera
en diciembre hace fuego en los minutos
arde el lecho de tus acciones perdidas
que me incitan a locuras olvidadas
sobre los helechos moribundos
donde soplan vientos voluptuosos
espejo sobre mis ojos
multitud de gotas de fémina en mi regazo
en algún lugar del mundo dios agoniza con resaca
aquí en este cuarto desolado
ha florecido un cardo
que se contorsiona con mi sombra
entrega de los silencios heridos
seno prometeico de pezones guerreros
es mi palabra la que no te nombra.
Roberto Brindisi
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