miércoles, 23 de septiembre de 2009
MI PRETENCION DE SER POETA
En un momento unico
Te precisé que yo era todo
Quizás sin atreverme a ser una triste nada,
Excepto a imaginarme un poeta
Que piensa que un amor esta cruzando esa calle
En aquella esquina agujereada de miradas
Con los baldosones henchidos por rios subterráneos
Con la burbuja de unos versos
Que arrogantes le cantan a tu belleza.
Un juglar desertor de sus desgracias
En el paraje estricto en que el universo
Lo bendecía con una lluvia de claveles
Instándolo a escribirle a su grandeza
La de ese cosmos prisionero de lo caótico
Dueño del caos de tus besos matinales
Como del precepto de tus cabellos desquiciados
En esas noches extensas con tan pocos finales
Te indique que este bardo tiene sus certezas
Tan añosas y oxidadas
Tan sin tiempo en su inmensa eternidad
Que sus verdades vaciadas en alguna noche
De alcoholizada melancolía
Le abrió camino a estos tiempos
En la avaricia de aturdirse con el derroche
De la turgencia de tus rezos y en lo urgente de tu armonía.
Quizás por estas cosas
Te explique mi deseo de pretender la lírica
Por la creencia en la religión de lo duradero
De tu virginal presencia
De lo sublime de tus caricias
De la redención en la lujuria de tu sexo
De la inmortal promesa de amarnos cada dia
Peregrinando sin cansancio
Desde la nocturna parroquia de tu lecho
Hasta la reunión profunda en esta eucaristía.
Asi es que irrumpe mi vocación a pretendiente de poeta
Para transformar nuestras jornadas en perenne poesía.
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