Tanto silencio
ya no infunde miedo
solo una inmensa nada
en el portal de los recuerdos,
no me sobran las fantasías
en estos bolsillos cargados de olvidos
heridas que no sangran
ni dejan cicatrices visibles
solo las palabras por decir
las que nos definen en este atardecer
hoy he nacido con un verbo menos
no es forma de presentarse al mundo
pocos saben de mi afición de bardo
pocos que he ardido en la ceguera de algún incendio
mas aquí estoy, convertido en gotas sobre tu piel
como un devastador aguacero que se devora tu dermis
ahogado en las arenas rosadas de tu pubis
dirán que soy pasado que aparece espectral
que no les consta que mis besos cuelguen de tus labios de
miel
me preguntas que es este vacío que te envuelve
este abismo que no dejas que sueñes agitada
que he de decirte si soy tu vigilia temprana
la que enmudeció entre tus senos erguidos
soy como una ola que recorta tu sombra lánguida
que excita tus canciones infantiles hasta arrancarte un
gemido
es la esencia que me otorgaron tantas pesadillas
es imposible abrir los ventanales de mis pupilas
o pretender escapar a la mirada de un espejo adusto
sé que tus deseos son olas cansadas de esta lujuria
pero ya no nos pertenecemos más que al infinito
recuerdas pájaros divididos
que cayeron en tu fatiga
no hay más alas en estos poemas míos
solo el vuelo de agigantado de la mentira
hemos de decir que nos amamos locamente
mas al levantarnos acopiaremos el manual de la traición
cuanta cólera mi viejo Gabo, sin barco y sin amor
cuantas putas tristes andan entre mis sabanas
en tanto el alcohol retuerce mis cuencos desabrigados
ya no te admiro por los cien años de soledad
porque nadie soporta tanta devastación
nadie, mas hoy que comienzo enamorado
decidido a alfabetizar mi propia
humanidad.
Roberto Brindisi
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