Ella
es el comienzo de un poema
el sustantivo a punto de detonar
las inmensas ansias nacidas del vacío
las alas que nacen de sus labios
vuelo de los pájaros en un atardecer
hace nidos con sus palabras suaves
muchas veces sueño que despierto en su sonrisa
sin haberla conocido aún
creo haber recorrido cada poro en mis vigilias
escuchó su voz que susurra en mis heridas
miro sus pupilas al hundir mis pesadillas
opresivos recuerdos de noches en insomnio
escalones de silencios desganados
por eso imagino su primer andar sereno
descalza en mi memoria temprana
apabullantemente mansa en su ardor
en la vorágine de un incendio infinito
ahora que despliego mi voracidad ansiosa
el deseo de reconocer lo imaginado
sobrepaso la fantasía por sus vocales
creo que ninguna mariposa ha nacido en vano
sigo el arroyo de sus labios prestos
los versos discurren dándole forma a su silueta
agua que se incinera en su mutismo
el mundo puede reinventarse en
alguna taberna gris
no existen otros dioses que los
que decidamos
ni otro Edén que el dibujado en
las hojas de mañana
pueden los cielos
precipitar sus lluvias
hacer de la tormenta un espacio
donde besarla
zona libre de caricias astilladas
un ojo ajeno cerceno mi infancia
dolorida
caen las gotas de tus pasos en
avanzada
abro las compuertas de mi
esperanza eterna
pienso que apareciste desde mi
gélida niñez
para traerme los cristales de un
alma enamorada.
Roberto Brindisi
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