sábado, 24 de octubre de 2009
UN DIA CUALQUIERA
Un dia cualquiera
Sobre la empobrecida humanidad
Del decepcionado
Que no ve la luz
No siente el ruido de las aguas
No huele el perfume de las rosas
Ni siente el oleaje de caridad
Que algún dios le ha dedicado
El austero desencantado
Ve el lado agujereado de las cosas
No llega a ver la mitad de ningún vaso
Lo carcome la ansiedad y el pesimismo
La negrura infinita de esta mañana
La apurada rapidez de la gente en la calle
Extraña tanto la quietud del camposanto
Que daría todo por un poco de valor en este valle.
Siente que sobra en este mundo
Que el amor se ha desviado de su camino
Siente rabia, impotencia, huele a miedo
El desgraciado no se atreve a vivir
Esa es la más terrible de sus condenas
Se inmola en una pira de naderías
Crece su sufrimiento en la algidez del carnaval
Cae su mascara sobre el pavimento
Va a tocar el fondo abismal de este infierno
En medio de la risa burlona de borrachos
De la provocación de los drogones
Sale o finiquita una existencia de negros momentos.
Afuera están los bordes
Los versos inspirados de un poeta
La limusina despintada de los artistas
Los malabares de las madres numerosas
Como en un inmenso casino
Poniéndole una ficha al futuro
Y otras màs al optimismo de este dia
Juegan entendiendo que este es el instante
Ya no hay ayeres decadentes ni mañanas de victorias
Solo esta canción de atardecer de tan dulce melodía
Quizás al salir de aquel averno
No encuentre a su amada en la espera
Ni las jornadas teñidas de amapolas
Quizás encuentra la casa devastada
Los cimientos que corresponden sean renovados
Quizás su dios octogonal no se le aparezca
Pero conoce que jugo su ficha anhelada
Y no sucumbió ni enloqueció
Esta viviendo con los céfiros acotados
Rellenando su esencia adelgazada
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