De dónde
vienes
con tanta
soledad a cuesta
si no hay
lugares para explorar
con el
hambre de las suelas
ni oasis
resecos de vocales,
se
extinguieron los sitios
que
propiciaban los incendios
de
madrugadas ardientes
de alcohol,
lujuria y bohemia,
el mundo es
solo un inmenso desierto
ausente el
mar aún de la memoria
solo bebemos
las palabras que inventamos
los trapos
viejos de la inútil sabiduría,
todo parece una
inmensa agonía
huesos blancos
de mi memoria
astillas
hendidas de mi olvido
extiendes la
sombra hacia mi miembro
inventando
darle aliento con tus dedos
argamasa de
deseo persistente
vuelcas tu inexistencia
en este lecho
el de la penúltima
madrugada hiriente
hay una
inmensa carencia de sonidos
el mundo a
dicho basta
estallaron
los escombros,
las
esquirlas de los muros
abiertos en
la demencia de tus senos
salpicadura
de humedad en mi reseca boca
todo deberá ser
reinventado,
tu amor
hacia mi afecto desbastado
tus soplos
sobre el vuelo de mi imaginación
el arte de
volar de mi espejo
que como una
inconmensurable sombra
despide
figuras de hembras incompletas
pero me
aferro de tu mano que viene desde lejos
tan es así
que se ha llamado a grito
las líneas quebradas
del poeta.
Roberto
Brindisi
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