lunes, 2 de enero de 2017

VALE QUIZAS


Hubo fuego
en pastizales ebrios,
nada corroe el hastió
ni la soledad más sombría,
nada como su partícula mínima,
la noche se quiebra en bruma
y aquí
en el sitio de la eternidad
no hay más sueños
ni pesadillas extranjeras
solo astillas de rosas en pliegos,
las miradas escurriéndose
entre pasos de fantasmas
palabras mutiladas en el renglón
sin aspiraciones de poesía falsa
reaparece tu vaga silueta
la de contornos encendidos
articuladora de mis penúltimos deseos
formas inherentes al olvido
sometido entonces los afectos
amputando la voracidad de la vigilia
creyente de sentimientos puros
de ofrendas generosas
en el zócalo de mis extremidades tiernas
lugar por donde tu paso errátil
no ha reparado en gestos
los portales del averno se oxidaron
esperar la penitencia en el limbo del placer
en la entrada misma de un océano reseco
todo pareciera ser tan nuevo
todo repite las danzas de los jilgueros
el aleteo grácil de una mariposa en celo
atreverse a imaginar
es un desafío de inmensas consecuencias
con la recompensa de no perder nada
porque absolutamente lo acabado
se fue escurriendo entre siglos
de hojarasca que no vieron nunca la alborada
vale quizás
permitirse morir enamorado.
Roberto Brindisi



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