Dos gotas
caen sobre
mi mano
agua que
calma esta noche desquiciada
un lugar en
la desolación
partículas de
luna curiosa
de hambre
antiguo
de saciedad
reciente
sombra soy
de un hombre jadeante
boca
emergiendo de una esquina
algebra que
calcula los tajos
parroquia de
fantasmas vacios
con un
crucifijo como besos
desarticulado
en sus formas
entrego las
ruinas del pasado
erigiendo astillas
con tu lengua
se que he
muerto desangrado
en horas
olvidables
recomponer
mi nada ilusa
se irán los
lobos codiciosos
en su jaula
de lluvias seca
no volaran
los jilgueros
que
agujerearon el porvenir,
nada queda
por ver
salvo mi
acompañado recuerdo
de un
instante que me sabe a todo,
ahora,
solo en este
primer minuto
del
destiempo infinito
de la agonía
eterna
con dioses
dormidos en el averno
comienzo a
recomponer mi esperanza
con el
riesgo supremo de abrir heridas profundas
dolorosas
de otras
mezquinas alboradas
un abanico
de luces nuevas
de murmullos
indecorosos
alentando
marejadas extranjeras
mi nombre es
penumbra
iluminado
por un sol que abreva
en tu mirada
compañera.
Roberto
Brindisi
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