Confundirse
aprisionado en
uno mismo
olvidado de
culpas y rencores
atravesado
por vivos y fantasmas
hace que se
aliente el fuego de la noche
donde el
silencio se expande
donde unos
poros femeninos cabalgan
quietos en
una dermis sensual
abriendo el
rio muerto de pasados
en un
presente ahogado en lujuria
perforando
mi deseo en vilo
memoria que
no recuerda el futuro
mas retiene
el olvido en su demencia
un lenguaje
enciende tus manos
incinera
lentamente tu cabello
lo enreda en
las entrepiernas de mis vocales
en su
verborragia te descubre desnuda
reflejada en
el ángulo del espejo
por donde
suelo ingresar sin pedir permiso
recorrer
todos mis pecados
saturarme de
sustantivos que nada dicen
rememorar
que alguna vez
sus ojos sin
mirada cautivaron mi infancia
el bullicio
apagado de mis amaneceres
suele
perderse en esos paramos
hasta que un
gemido lo rescata
un jadeo lo
completa en ausencia
un orgasmo
es el inicio de un nuevo mundo
y los miles
venideros son huérfanos de angustia
prestos a
sembrar el suelo con el aire
con el
viento de una nueva algarabía
donde duele
aun la escritura cuneiforme
de mi pluma eréctil
de bardo erotizado
por unos labios
bebidos en esta noche
por unos
senos sembrados en mi almohada
que más
pedir que un poema resquebrajado
sin narrar
los colores que desaparecen
entre los párrafos
de mi excitación entrelazada.
Roberto
Brindisi
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