En esas sombras nocturnas
florecerá una palabra gris,
intentará captar los pliegos de tu mirada
a la vuelta exacta de la antigua herrería
donde retumban golpes de una pluma
que busca forjar una intensa poesía,
alzan vuelos los pájaros desangrados,
las aves de sueños extremos,
la desilusión de una golondrina huérfana,
mientras tu silueta se adentra en mi cuarto
desvistiendo la soledad de mis baldosas
cae en el suelo las arrugas de una soledad temprana
veo extendida en la cama tus poros multiplicados
puede que escriba sobre tus curvas
o recorra el rio agrio de tus contorsiones
espasmos lentos en ardor
espasmos divisibles de ángeles turbios
en un tiempo de estaciones retardadas
inhalo para gritar mis silencios
para enumerar de nuevo las vocales
con un rotundo clamor sin tiempo
regresa de mi olvido las huellas de tu caricia
palmas de manos femenina que me excita
dedos que se entrecruzan con mis vacíos
labios que requieren la atención de mis incendios
el espejo refleja las contorciones duplicadas
en tanto el sonido de tus pisadas se escurren
son marejadas que ganan los pasillos
agua hecha de penumbra de jazmines turcos
no quedo ni un solo cristal que no se impregnara
de tu presencia contundentemente frágil
es tiempo de recoger los tramos de la vida
como unas líneas geométricas de contornos largos
cuando regreso de ninguna parte
me parece reconocer las situaciones nuestras
esa sonrisa disparada en el amanecer
o esos abrazos de terciopelo sueltos
cada cosa somos,
cada lapso nos construimos
en cada atardecer apagamos alguna angustia
más los encuentros son viajes inesperados
como un placebo cubierto de melancolía
impidiendo que las flores de este día se tornen mustias.
Roberto Brindisi
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