Mi poesía son palabras
ideas, sensaciones,
brotes de ansiedades temporales,
no hablare de los recintos en un confín de china,
escribo sobre mis pesadillas oscuras
quizás parecidas a la del soldado asiático
pero es solo elucubración sin pertinencia,
son palabras que eluden a formas de mujer
a olores, caricias, a tránsito de vagina
por la superficie plana de mi subsistencia
describo impreciso los afluentes preciados
las heridas como puñaladas de nuestra infancia
que sangran de gemidos en mis oídos torpes
construyendo puertos en el centro del orgasmo
mientras recompongo tus besos en este anochecer
descolgados del borde inmoral de nuestros labios,
los pájaros traen al nido castaño de tu pubis
piezas pequeñas de infinitos instantes,
dejo caer en el infierno de mis olvidos
tantos recuerdos de otras geometrías inciertas,
cada repaso distorsionado del arte de mentir
o de circular nuevamente por el sendero bifurcado
de unas delgadas extremidades femeninas
que con generosidad se prodigaron en la alborada
saboreándose con los incendios en el eje de mi almohada
fue la inmaculada deserción del placer entre las sabanas
la emperatriz que desesperó el crujido de los cristales
un huracán con forma de vocales bañadas en aguardiente
cuanta vehemencia irradió esa partida que aún perdura
su silencio suave recorriendo este hemisferio
su estampa conmovida por las lenguas del averno
a otros sitios inseguros se ha marchado
quizás a un rincón de Cudillero en Costa Verde
tiene el derecho que la verdad le asiste
como su libre albedrio hipotecado en el pasado
mientras tanto sigo labrando estrofas precavidas
sacándole la herrumbre a los candados del hambre
rememorando con nostalgia cuanto…cuanto me has amado.
Roberto Brindisi
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