Vino el agua suave a despertarme
Con su lluvia de una gota anacarada
Golpeo fuerte en la puerta del silencio
Abrió sin fuerza mi alma descarnada
El viento sin saber que era brisa
Sopló intenso las velas de un barquero
Era en sueños repetidos la caricia
Que de tus labios puso proa un te quiero
En la ternura de mi nido aventurero
Brincas subiendo en el árbol florecido
En la vigilia agazapada de tus pechos
El bullicio de un orfeón aparecido
Grita tu nombre de sacra eucaristía
Clama al cielo el infierno prometido
Arrogante impiadosa ejerce la censura
Muere de muerta por no haber vivido
Que escondes, tramposa embustera
No quieres que pruebe de ese huerto
Piensas al designarla en la blasfemia
Apagar su verbo con fuego muerto?
No has entendido parca, a este poeta
Daría sápido sus heridas malgastadas
En las lides apasionantes e innombradas
Que cambio sus noches y madrugadas
Vino el agua suave a despertarme
Con su lluvia de una gota anacarada
Y la vigilia generosa trajo a mi amada
A mi negra amada
viernes, 25 de julio de 2008
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