En el árido desierto
De tu blanca, pura piel
Cada poro deriva gotas, color
Rojo pasión, carmesí deseo
Cada hueco esta expuesto
Cada trinchera con ardor
Cada caricia, cada palmo
Recorrida por la alondra
De mis manos, de mis dedos
Que es plegaria, es un salmo
Deseada, satisfecho sin el celo.
Humedecido tu cuerpo
Como mojadas tus pupilas
Empapadas tus entradas
Enrojecidas las salidas
Vuelco fabula extendida
Sintiendo el silencioso
Ruego matinal de tu esencia
Toda aquella pretendida
Blancura de agua viciada
Como un dios dije, concedida.
Ahora no es ha sido
Pero mucho, tanto
Presente definido
En las horas un canto
De momento aprehendido
Que llueven agitadas
Luciérnagas de noches
Cuando recoges tu vestido.
Cómplice el vago instante
Sabe que no has venido,
Vendrás, tantas veces vendré
Como mañana y como antes.
sábado, 3 de mayo de 2008
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