Caminar por el andén
De una estación abandonada
Sabiendo que el ultimo tren
No haría su azarosa parada.
Andar con los bolsillos agujereados
Soportando el frío del invierno
Acurrucarse en el rincón del miedo
Transitadas las llamas del infierno.
Tan pequeños con los ojos desgastados
De tanto mirar la vida desde el hambre
De sentir la inocencia del alma cascoteada
Atando las horas con las púas del alambre.
Cosechar la nada en abundancia
Recoger migajas de un banquete
Marginado del convite bullicioso
Nunca pasara de ser solo un purrete.
El viento sopla en la intemperie
Recorriendo las vías oxidadas
En esa villa las matronas gimen
Sin juzgar porque fueron castigadas.
martes, 27 de mayo de 2008
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