Los faroles de mi ciudad
Se cansaron de darte lumbre
Se encendían con tu pasar sensual
Se agotaron tanto con la costumbre
Tanta martirio había en tus piruetas
Que a los porteños les dio igual
Que imploraras tanto el cariño
Entregando solo el mendrugo de tu silueta.
Las esquinas grises de mi barriada
Que acunaron calidos amores
Que atardeciendo en la alborada
Que suturaron crueles dolores
Te repudiaron por tus traiciones
Diciéndolo ácidamente en sus canciones
Hoy lloran tus acumulados años
Que ningún guapo de entreveros
Quiso esperarte con desconsuelo
Por ser magra mujer en los severos
Momentos en que al mustio aguante
Hay que poder darle el glacial aroma
Con la fiereza de quien brava defiende
A quien con amor te seguiría perseverante.
En mi barrio nunca mueren golondrinas
Solo se marchan hasta otros lares
Nunca sopla el viento del olvido
Solo el agravio crea glaciares.
domingo, 25 de mayo de 2008
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