lunes, 19 de enero de 2009

CALIENTE


Esta larga noche
Que se anticipó a tantas otras
Como articulada oscuridad
Es una enorme masa negra
Donde sobrevuela lo caliente
La espesura interminable de la calentura
Caliente las miradas
Las lenguas enlazadas
En cavidades malhabladas
Lenguas, manos como garras
Cuerpos esmerilados de lujuria
Transpiración que es vapor animalesco
Miembros que penetran oquedades
Dedos que escriben en los labios de la vulva
Vagina que se manosea como densa corriente hirviente
Boca que se abre en la búsqueda y succiona
Del panal de mi abejorro sin razón
Excitación en la noche dionisiaca
Mesalina y el Márquez de Sade conjurados
Movimientos que sacuden las rítmicas sombras
En las paredes perforadas de gemidos
De puteadas, de yeguas, potros y tantos ayes
Hueco dorsal de mil formas lubricados
Dolor que forma un placer extraño
Mordisco de animales en celo volátil
Juego que envilece hasta la gloria
A dos amantes enrevesados
Que por momento se detienen
Y con más fuerza recomienzan
Momento culmine de la paradoja
Un rosario de insultos pide cosas
Que rompen, incitan cabalgatas,
Alientan atizar hasta el fondo el ariete
Nalgadas y clemencia
Clemencia de alimento del árbol de la vida
Piden llenar de líquido como mana del cielo
Mientras la experta mano
Frenética, desorbitada, agita fuertemente
Hasta que esa cara rojiza de la espera
Se transforma en la gozosa receptora
De una lluvia que aglomera con la lengua
Sintiendo en los cerros y sus aureolas
La llegada de la lluvia benefactora
Que riega el interior de la caverna y ahí se queda.
Parece el fin pero solo es el mero comienzo
Arrodillada ella espera
La pena por la confesión que la hunda en la pira.
¿O la hoguera es elemento inseparable
De la sinrazon del maximo placer suave y razonable?

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