miércoles, 28 de enero de 2009
ORGASMO EN EL FIN DEL MUNDO
Te miro extenuada en el lecho
Como si la vida hubiera desertado
Mas el vaivén de tu espalda en reposo
Pauta que te redimes para alcanzar lo que has deseado
Abatida por el momento, en plena desnudez
Con una tela que en tahalí
Cubre apenas las nalgas de tu culo
Fuiste, serás, la Maria Magdalena
La que disfrutara en soledad la ultima de las cenas
La que tres veces me negara
Sin jamás venderme por metal o por monedas
La que se lavo las manos y también todo su cuerpo
Quien no me juzgo exponiéndome su virginidad
Quien clamó ser esclava dilecta de mi lujuria
Acarreándome hasta su monte de los olivos
Viéndome cargar con mi humana cruz
Erigirla, prisionero o verdugo de la misma
Clavarla en el monte de Venus de tu pureza
Mientras muero, mueres en cada uno de los orgamos
Para resucitar al tercer instante
Paseando mi lengua sedienta por el arroyo de tu tajo
Una corona de espinas son los pezones de tus tetas
Mientras te apenas de mi pene cubierto por tus labios
Consagro cada santuario tuyo con las simientes de mi semen
Agua bendita por la que gimes con una retahíla de oraciones
En que promiscuamente sabes que en la tierra muchos te temen.
Te miro exhausta, siendo mi predilecta pitonisa
Reescribo un evangelio con las gotas del sudor del sexo
Son buenas nuevas resucitar sobre tu superficie
Agotado por los latigazos de tus dedos suaves en mi plexo
En esta hora, las ultimas de esta nuestra existencia
En nuestra vieja piel que se renueva ágil y atormentada
Cuando el apocalipsis es tan solo un sueño resplandeciente
En este eterno presente de lujuria y libido desbocada.
En la ausencia de la culpa, del pecado, por lo permitido
Dicte la condena para que como amantes vivamos lo vivido.
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