martes, 6 de enero de 2009

EL BARDO EBRIO



Sin hablar
Suicidando adjetivos
Con la ronca voz de un tanguero
Callando los versos no escritos
Encarcelando las metáforas endurecidas
Hacer poemas sin respeto a ningún rito

Así actuaba el sabio juglar
Aquel que perdido en la bebida
Parangono su deseado paraíso
A un inmenso bodegón de vino tinto
Con infinitas borracheras permitidas
Acompañado de mujeres pervertidas

No hablar desde la cruenta disfonía
O con gestos de pompas ancestrales
Amo sin reserva a la inquieta
Y angustiosa dama que bailo en los arrabales.

Una sonrisa manca, renga, solitaria
Descubre la agonía del oficio del poeta
Que sabe que el amor de una mujer no mata
Ni empuja al suicidio dice el profeta.
Dice que nos matamos porque un amor
Cualquier amor, nos devela en nuestra desnudez
Nuestra miseria, nuestro desvalimiento
Cuando los dioses para nosotros son los otros
Aquellos autosuficientes y soberanos
Los que no entienden nuestros sentimientos

Por lo tanto sin decir absolutamente nada
Tomo la bala matando a una prosa enamorada.

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