De dos manos enlazadas
De unas mentes extraviadas
De un dolor que se hace goce
De palabras cómplices y herejes
De un silencio en la negrura de la noche
De cuerpos recorridos en varias poses
De humedades y de ardores teje
La pasión, la savia, fundiéndose aun en el roce.
Una torre de babel coloreada e invertida
Donde lejos de disgregarse por la lengua
La misma clama y reclama erótica, asertiva
Multiplicar el segundo en un siglo perpetuo
Decir el nombre, mirarse de manera pervertida
Implorarle a Satán que tanto fuego no tenga mengua
Tantas veces el mástil férreo penetra la volcánica rada
Una fragata se hunde gozosa en tu ensenada
Los besos incitantes que parten de los labios
Tu nombre inmaculado que elevo a plegaria
Hija de mi lujuria, madre de rezos sabios
Gritos que se ahogan en una intensa embriaguez
Gemidos, ayes, locura, presencia de la ausencia
De obstáculos morales, de cuerpos al revés
De pensamientos y acciones por ambos liberadas
En la común voluptuosidad esta nuestra esencia
No hay jueces, ni pretores de la beata moralidad
Solo la pluma del deseo que escribe la sentencia
La más bella, por corruptor de tu casta inocencia
Pido amarte cada día y hora hasta la eternidad.
A mi negra-
jueves, 12 de junio de 2008
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