lunes, 30 de junio de 2008
HAY, DOS QUE SON UNO
Hay un hombre solitario
Un hombre que se recuesta en su sillón
Que piensa a su mujer amada
Melancólico, sonriente, en esta habitación
Sabe que esta facturado por el tiempo
Del tiempo de la espera, del tiempo agotado
Es la palabra, el discurso que te nombra
Es el que yace apenado de no tenerte a su lado
Pero en esta hombría que lo cubre
Teniendo el optimismo puro por destino
Te sabe lejana a veces y siempre tan cercana
Saboreando de tus labios, sorbos de aquel vino
Exquisito como el que en odres va añejando
Que el mar huye cuando cierras las ventanas
De tus ojos y retienes su figura fantasmal
Te menciona sagrada en múltiples oraciones
Hoy han de encontrarse en un jardín primaveral
La prisa se ha marchado con la refulgencia
Como plantas ciegas de lucida alborada
Cerrando la única puerta que antepuesta
Podría empantanar una cabalgata alocada
Noche y manos afiebradas en el sigilo
Que cerraron las gritas sin protesta
Oyendo sin escuchar cada respuesta
Que alertando no consigue mantener en vilo
A los amantes que danzan con la orquesta.
Pronto se encontraran sin encontrarse
El torbellino nacarado del recuerdo
Los interrogantes azulados de la aurora
Son capullos desangrados de la hora
Gorriones que vuelan sin elevarse
Son cardenales que marchitan a la mora
Animales cuerdos que al enamorarse
Abandonaron el oxido para dorarse
Hay una mujer que no esta sola
Una mujer en su hamaca recostada
Que sueña a su tan enamorado
Alegre, brillante, reflejado en su mirada
Con el anhelo de los años en el alma
Con la voracidad de una animal hambriento
Que en el calor se abanica con su palma
Preparada para alimentar a su leon sediento.
Un sueño nunca es lastre para elevarse
La carga esta en buscar sin encontrarse.
A mi negra oceanicamente negra-
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