sábado, 20 de enero de 2018

SIN DIRECCIÓN


Un hilo
fino e irrompible
atraviesa el hueco de los tiempos
no se su dirección ni si la misma existe
si quien se orienta hacia adelante o atrás
es mi memoria desprendida
en un inmenso océano de piedras
de años, de vientos descontrolados
solo puedo dar cuenta de las paredes
del musgo arcaico del laberinto
mi propio laberinto
construido por dioses imaginarios
objeto del deseo terrenal por una hembra
no soy el toro que ha de morir
ni el hijo de las deidades que cumplirá su rol
solo buscare las curvas, las perlas
unos ojos de inmenso terracota
que allanen los silencios de este precipicio
sé que cada sendero recorrido conduce a tu epidermis
al amanecer de tus dedos rebeldes
los que se juntan formando un puño amenazador
o se despliegan sensualmente entre mis vocablos
solo seremos palabras desnudas en un mar de lujuria
cercenaremos el borde de tanta angustia
en siglos tan veloces que no consumen polvo
ni requieren el sacrificio de la sangre
la línea que nos permitió encontrarnos
dejo paso a una geometría deslucida
a disparar besos a nuestras bocas enajenadas
nos integra una soledad de instantes
arman nuestros poros con agua de arroyos ebrios
sobrevivimos a un incendio de pasión avasallante
en esta puerta, en este cuarto
sobre este lecho reflejados en los espejos
retorna la luz por los muslos de tus extremidades
asemejo el sol a una inmenso orgasmo
y en esa puerta desvestida se perdieron las bondades
nacerá un nuevo hilo en la maraña de lo viejo
en otro tiempo, en otro lugar

Roberto Brindisi 

martes, 16 de enero de 2018

DESCONCIERTO


Este tiempo
esta condenado a la extinción
oprimido en este espacio
que le rebana los días, los minutos
tornándolos en cadáveres
sin huesos ni sangre ni aliento,
en tanto, otros, muchos, tiempos se estrellan
en una zona opaca de vegetación de hojalata
camposanto de una dimensión incomprendida
por lo cual he decidido prescindir de esta medida
dedicarme a labrar palabras que tengan aroma
como el cuerpo de mujer que se estableció
entre mis esporádicas sabanas de lujuria
y desenterrar algún poema aun no pensado
para sentir que solo soy un ojo en este infierno
una mano que sin todas sus vocales
rasga desplegado en un papel manchado de café
lo que su inconsciente no escribe en la vida,
las letras dicen que soy un beso maldecido
un mar de caricias pérfidas
la sustancia descolorida de una narración incomprensible,
solo ella, que se multiplica en el destino,
sabe de las heridas que componen mi mirada
entiende el juego del placer entre dos desentendidos
ella desafía las leyes cayendo en donde no estoy
porque satisfecho ya me he ido
sentado en los bares de madrugada de Estambul
mientras atraviesa por la Plaza Mayor una victoria a construir
intento recordar donde deje el olvido,
en que paraje mis dedos sobre unos senos henchidos,
los pájaros verdes de este verano estridente
miran como hago nido furtivo en el fin de tu pelvis,
en el ocaso de una fina espalda,
entrelazo iniciales que me saben a incendio antiguo
desviando mi repaso sobre el borde de un espejo,
en su justo centro sigues moviéndote
capturada tus formas y silueta en cristales
que pretenden que recoja tus orgasmos  virginales
en los remolinos de un paisaje cercano, no tan lejos
allí el vacío se devoro mi eternidad
Roberto Brindisi