jueves, 28 de julio de 2011

REPENTINAMENTE...

Repentinamente,


Se me ha ocurrido

Que podías ayudarme a ser feliz,

Ser quizás el centro de mis halagos,

El rasgo suave que observa mi mirada,

El sentido último de mis mañanas,

El nombre que se cuele entre mis sueños,

La mano suave que arremeta mi calma,

El murmullo que quiebre mi silencio

La piel que se apiade de mi piel reseca,

Los poros que húmedos mojen mis alboradas.

Tal vez siendo rosa

Puedas reverdecer mi vergel,

Traer de nuevo las alondras de la mar

A sobrevolar el médano añoso de mí lecho,

Amansar la bravura de tantas olas de soledad,

Rajar de lado a lado esta noche,

Dejar que se asome la luna partida a mi balcón,

Sentarte vestida de letras, de vocales,

De palabras sin gravedad ni agudeza,

En la punta exacta de mis versos,

Cuando en la hoja blanca de mi existencia

Te pida que te animes al primer garabato.

No sé, solo se me ocurre…

Debería tu boca abrirse y acceder

O quizás al bajar la vista sonrosada

Decir que quieres probar a ser mujer

Que se incorporé suavemente en las madrugadas

Beba del cántaro la miel de mis adjetivos

Cruce inmóvil a lo largo y ancho nuestro cuarto

Impulse hasta estampar su imagen en el espejo

El mismo al que en otra ocasión le cantara un viejo

Bardo ciego, genial y alguna vez intensamente harto.

En este rapto de sinceridad

No tengo más discurso que intención,

De tanto observarte en un extenso verde,

El del horizonte cercano,

Aquel al que tal vez acceda yo algún día,

Mientras miro por la ventana,

Tocando la partitura de una canción en este piano,

Escuchando en mi mente alucinada

Que me dirás que sí,

Que ya no quedan límites sin franquear,

Que se puede ser feliz,

Si pides los deseos en tiempo y forma,

Si lo sincero se impone al qué dirán,

Si aprendemos a incendiarnos mutuamente

En un ritual que no reconoce religión,

Solo recorrerse lentamente,

A cada momento,

En el letargo de una tarde otoñal,

Cuando al abrir nuestras pupilas,

El mundo quede bruscamente reducido

A un par de locos en el fin de su mutua soledad.

Repentinamente, creo

Se me ocurrió…se te ocurrió

Que nada pasa por azar.

MOMENTOS

Hay momentos


En que nadie se aleja,

En los que nadie se acerca

Y yo con mis cartas españolas

Jugando al solitario

Entre los cauces de tus piernas

O en el arduo calor de esta tarde.

Son eso momentos

En los que aumenta mi temor a la muerte,

La que sigilosa hace trampas en el juego de barajas,

La que cuando se decide no da revancha

Y de bravo as de espada me transformo en carta de copas.

Hay otros instantes

En que llueven guirnaldas azules

Desde el cielo de mi barrio,

Lugar perfecto para ver un universo humilde,

Con carrozas tiradas por corceles de calesa,

Con serpentina humedecida en el llanto de una novia

Abandonada, humillada, dejada tras el carnaval

De noches inmisericordes,

Donde la carne en soledad,

Fue entronizada y consagrada,

Mintiendo sentimientos amorosos,

Para ver amanecer la hipocresía

Del egoísmo desalmado del embustero,

Quien sin reparar a quien ni a que dañaba

Clavo sus patrañas con tiro afilado y certero.

Hay segundos en que la vida

Crea espejismo de belleza absoluta.

Trae del oscuro ostracismo,

Los vientos antiguos,

Los sonidos postreros,

La silueta de la mujer que amó

Y fue amada,

Como ninguna

En el silencio de la nada

O en los ecos de una melancolía,

Que la espuma del mar dejo en la arena de la playa,

Mientras perecía la alondra esperanzada,

En tanto las onduladas desilusiones

Partían mar adentro,

Como se internan tantas cosas

Buenas y de las que no

Mientras despierto y beso tu espalda desnuda,

En el momento que bordea el precipicio.

jueves, 21 de julio de 2011

ES UNA NUEVA NOCHE...


Es una nueva noche


Si las noches pueden renovarse

Es una nueva noche digo

Mientras espero el río de tus letras

El rumor pleno de tus pasos

El hambre insaciable de mi boca

Ya se ha presentado

Ahora mira el cielo azul

Donde mis ojos muerden nubes

De un cuerpo tuyo imaginario

Es una nueva noche

La de roja sangre que circula por las venas

La de la verde esperanza de no dormir

Sino acurrucado entre tus versos

Mientras se raja de par en par

El deseo del espejo al presumir

Que en esta oscura velada

No podrá oírnos

No podrá tocarnos

No podrá decirnos

Se desvertebrara en intentos

Por retener un segundo del movimiento

Del naufragio reiterado de los navíos

Que encallan

Que salen a la mar

Que retornan golpeados por las olas

Que terminan las velas humedecidas

Por el rocío eterno

De un encuentro que requiere

De espacios y de esperas

De vacilación en cada nuevo infierno

Y siento que en esta nueva noche

No quedan pájaros en el alero

Ni emigran las estrellas de primavera

Quienes se bañan en las luces

Desplegadas en el universo

Cuando el anochecer se hace minuto

La sombra no retiene el breve tiempo

Y aquí, en algún lugar de nuestra vida,

En el color de averno guardado para siempre,

Se mezcla tu silueta,

La que viene yéndose hacia mis adentros,

Mientras yo salgo a tu encuentro,

En un desborde de silencio de tarde fenecida.

Ya muerdes las piedras consagradas,

Las que se apilan desordenadas

Transformándose en altares,

A la mirada de tu deseo,

Al éxtasis de tu llegada,

Cuando el cóndor herido de mi pluma,

Escribe palabra tras palabra,

Que es una nueva noche,

Como contigo no temo a que venga el nuevo día.

EL VALOR DE AMAR


Desde donde vengo,


Lugar sin espacio,

Con vacíos desdibujados,

Con minutos estancados,

Con plazas sin hamacas

De juegos destruidos,

De noches oscuras

Como fondo del blanco de mi insomnio,

Desde ese lugar tan frío

Se puede remontar la vida,

Aunque parezca cuesta arriba imposible,

Se puede sino se sucumbe en la tentativa,

Y creo que pude más por cobardía,

A perder lo poco que tenía,

Que a la valentía de apagar tanto dolor,

Valor este que es una peor manera de evadirse,

De nadar, como muchos, en las aguas más liosas.

Como constaté que pude,

Como sufrí muchas veces el poder,

Como me quise rendir en medio de la pelea,

Es que valoro haber tenido un domingo de sol

Con días sucesivos,

En los que no han hecho agua,

Sino han parido gotas de armonía

En el recorrido por el calendario,

Gotas que aun muy divididas,

Han soldado las sombras de las soledades,

Le han dado una única voz al deseo,

Se han mecido en tardes aturdidas,

En anocheceres con pocas salvedades,

En las mañanas de dedos entrecruzados.

Se que he parido alboradas,

En las que el sueño nos cobijaba,

En mi país sin fronteras ni accidentes,

Confundido con el tuyo de líneas coloradas,

De geografía accidentada,

Con nombres en tus tribus antañas,

Configuradas en mis algarabías,

Danzarinas de bailes gitanos,

Castañuela entre tus delgadas piernas,

Que revisten el desnudo de tu vientre,

Con pañuelos multicolores coloreando el suelo.

De donde vengo,

Que es mucho más oscuro

Que lo que pueda uno recordar,

De donde vengo, no hay luces ni olores,

Solo el de la muerte que espera quieta,

Pocos nos asomamos al borde de lo inalcanzable

Para que ahora sea solo es una evocación

No me olvide nunca

Que los milagros pueden suceder

Que los milagros pueden concretarse

De color azul templado o verde esperanzado

Teniendo tú forma de mujer.

Desde donde vengo y a donde llegue…

AHORA ES...

Ahora,


Cuando solo queda

El ultimo vuelo de tu beso,

Me pregunto

Que maravilla lo superará.

Son horas de penumbras,

Allí donde se trenzan los lobos

Hambrientos de cariño,

Alimentados por la leche de la soledad,

Con las ventanas abiertas,

Por donde ingresa la luna,

Curiosa y celosa,

Luna que espía hasta la madrugada,

Como aman los que pueden,

Como aman los que quieren,

Como lo hacen aquellos dos.

La luna crece entre árboles,

Con ramas de embelesamiento

Y en el cuarto la sombra de los movimientos,

En su lento desplazarse,

Mira y ve su silueta en un espejo,

Siente la alegría de ser parte,

De una trilogía con los amantes.

Ahora,

Cuando ya la eternidad

Se ha desvanecido,

Cuando no quedan mares por sondear,

Cuando la tierra toda pareciera estallar,

Me trepo por tus verbos,

Hasta que me enseñas el verbo amar.

Creo que los sueños

Se han fundido con nuestra realidad,

La vigilia traza líneas,

Suma los vectores de la ansiedad,

Corre al borde de la cordura,

En una algaraza alrededor del manantial,

El que puede verse por el agujero de la cerradura

O entre las partes que narro con pasión,

Se sumergen en tus rías,

Aparecen en las nubes de tu mirada,

Crecen con los movimientos de tus dedos,

Mientras escondo entre tus cabellos,

Mis manos, mis caricias, las que saltan

En esta fiesta pagana,

De hechizos y sensualidad,

Ahora cuando no tengo prisa,

Cuando duermes en mi sueño,

Escribo versos nuevos,

Versos que forman poemas

O una simple narración

Algo que por tanto empeño

Vale cada día volver a empezar.

LA DUREZA DEL DESAMOR...

Duro


El tiempo que dobla

Por la esquina despintada de mi cuadra.

Duro

Sin guardar las debidas simetrías

O las irregularidades despeinadas

En las márgenes izquierdas del Río de la Plata.

Y sigue allí con su dureza,

A la espera de un invierno más clemente,

Salvador

De las ilusiones que tejió en las otras estaciones,

Creyendo ser digno

De una caricia que lo ablandara,

De un suave beso que lo iluminara,

De tantas cosas que lo transformaran,

Recuperando el candor de su inocencia,

En esta parte de mi ciudad,

Donde el humo envía señales,

Para apaciguar las voces discordantes,

Los tumultos vacíos de individuos,

Es humo o simplemente vapor,

De ese que en los fríos días de invierno

Capturan las palabras expelidas,

Los signos que parten mi circunferencia,

Porque descubro que no es el peor averno,

Que hay páginas que parecen ser leídas,

Sabiendo que el amor no es una ciencia,

Reconociendo que una verde mirada tuya

Pone a andar nuevamente la alegría,

Deja atrás los fríos en que me envuelvo aterido,

Recuperando la tibieza de mis manos suaves.

Ya no hay dureza

Cuando el amor golpea cada latido,

Cuando se encuentra presente en los suspiros,

Cuando te veo a través de las sombras de las letras,

Cuando al escribir se que ya no son vocablos,

Son las partes de tu humanidad,

Esa que se entrega enteramente,

En las patrias despojadas de fronteras,

En los pueblos alegres de mi boca,

En esas tardes en que se pierde el sol,

Mientras se ganan inmensidades de lunas,

Tan mías, tan tuyas, tan nuestras,

Que veo en ese momento como no hay dureza,

Solo esa parte libre de mi reconversión,

De puro cielo sin nubarrones,

En los paisajes de nuestra entereza,

Para entregarnos sin otra razón que la de amarnos,

Sin otra ambición ni calculo ruin,

Que suele parecer una grisácea rareza,

Donde el amor y la entrega,

Son los materiales que dan consistencia,

A dos seres fundantes de su propios paraísos,

En esta tierra de ayeres fundidos,

En este campo enteramente ignorado,

Donde solo valen los sentimientos

Y sobre todo esta poesía surgida de la urgencia...

ALGUNAS COSAS...


Alguna vez me pregunte


Quien eras,

De donde venias,

Porque no te había conocido antes…

Y mi parque de preguntas continuaba,

Como las hojas de ese árbol de la vida,

Del pleno conocimiento,

Plantado y prohibido en el centro del Edén,

Disolviéndose al encontrar la punta de la respuesta,

Tocando tierra virginal,

Superficie dura como una mirada,

Cuando esta cargada de odio y rencores.

Allí fui a parar,

A empezar a trabajar con mis dudas nuevas,

Pero te vi a mi lado compañera,

Porque tus acertijos eran similares a los míos,

Nos observamos,

Ya no solo sensualmente,

Sino creídos de compartir el suelo,

De construir juntos el sueño,

Con los elementos recogidos del ayer,

Con los retazos de hace unos instantes

Dispuestos a ser creciendo hacia delante.

Entendimos que éramos uno para el otro,

Que no hay paraíso sin nosotros,

Ni infiernos que quemen más que tus caricias,

Que las cosas suelen tener un nombre,

Aquel que a los dos se nos antoja,

Y fuimos mansos arando las olas de la mar,

Rebeldes en aceptar mandamientos extranjeros,

Pero elevados como infantes,

Ante las gotas de una lluvia de verano

O los copos de nieves cayendo entre tus dedos.

Pasa que de vez en cuando

Uno vuelve a preguntarse, a redescubrir

A aquel ser que lo completa,

Que no es más que el espejo que refleja a uno mismo,

Seguramente con otra forma,

Posiblemente con otros gestos,

Porque, como dices, lo que se hereda no se roba,

Y ahí quedó paralizado viendo como crece un arco iris

Entre tus bellos senos matinales

O por las tardes me lavo las manos en tus arroyos,

Esos que se devoran mis ojos marrones,

A pesar de todo hicimos nuestras ropas,

Con las palabras de este nuevo alfabeto

Y siembro mis semillas prodigiosas,

Entre los surcos de tu piel o de los soplos de tu pelvis,

Asumo que no soy dios sino un ángel

Que cuida tu deidad de primeriza,

Entre los mantos vegetales de este jardín

En el que reverdecen cada día las quimeras,

Las que aplauden estruendosas los soplidos,

De este amor que comenzó en primavera.

Solo de tanto en tanto me pregunto algunas cosas….

EL TIEMPO Y EL AMOR

Cuanto tarda


La hoja del árbol en caer

Sobre la gramilla del texto,

Sobre las letras borroneadas,

Encima de los andenes derruidos,

Cuánto tarda

Si no quiere quedar congelada

En el espejo de mi gramática?

Cuanto tiempo se consume

En la abertura de la nada,

En el vacio de la existencia,

En la desesperación de una vida sin rumbo.

Cuanto?

O quizás no sea medible,

Ni pueda pesarse,

Como no se pesan mis versos

Cuando gravitan sobre tu mirada,

Cuando buscando un ingreso

A tu tímida morada,

Donde los pasos del deseo

No provocan ruidos balbuceantes

Sino un silencio de lujuria atrapante.

Y me repito obstinado cuanto?

Cuanto es el espacio recorrido

Hasta alcanzar un beso de domingo,

Un abrazo inesperado en la despedida

Que se transmutó en bienvenida

¿Cuánto es el tramo,

Cuanto los metros,

Cuanto los agujeros en una tarde,

Todavía invernal?

Pude contabilizar en mis bitácoras

De capitán del barco de mi vida,

De perspicaz pirata embaucador,

Que se dio a escribir sobre tus costillas de hembra,

Con el alfabeto que le dicta el éxtasis,

De bucanero perdido en cada ganancia,

Contando las muescas hecha en su espada,

Hasta que vi de frente unos ojos verdes,

Que sin intimidar me dieron señales

De llegar a la buena orilla,

A las barracas donde las flores crecían

Sin renegar de lo plantado y lo por regar.

Así deje de preguntarme por la cuantía

Y pase a poner mi mente en la esencia,

En eso que se ve cuando está oculto,

Que está muy presente cuando estas ausente,

Pensé por un instante

Es muy interesante dejar de preguntarse,

Es más valioso para el cantero de mis símbolos

Saber que al buscar te encontré

Y al encontrarte aprendí lo positivo de darse.

En esto si se tarda

Pero cada uno con su ritmo

Con su propio andar y su movimiento

Hasta comprender que no vale el tiempo

Sino la dirección del intento.

Así fue y será…

EL TIEMPO Y EL AMOR

Cuanto tarda


La hoja del árbol en caer

Sobre la gramilla del texto,

Sobre las letras borroneadas,

Encima de los andenes derruidos,

Cuánto tarda

Si no quiere quedar congelada

En el espejo de mi gramática?

Cuanto tiempo se consume

En la abertura de la nada,

En el vacio de la existencia,

En la desesperación de una vida sin rumbo.

Cuanto?

O quizás no sea medible,

Ni pueda pesarse,

Como no se pesan mis versos

Cuando gravitan sobre tu mirada,

Cuando buscando un ingreso

A tu tímida morada,

Donde los pasos del deseo

No provocan ruidos balbuceantes

Sino un silencio de lujuria atrapante.

Y me repito obstinado cuanto?

Cuanto es el espacio recorrido

Hasta alcanzar un beso de domingo,

Un abrazo inesperado en la despedida

Que se transmutó en bienvenida

¿Cuánto es el tramo,

Cuanto los metros,

Cuanto los agujeros en una tarde,

Todavía invernal?

Pude contabilizar en mis bitácoras

De capitán del barco de mi vida,

De perspicaz pirata embaucador,

Que se dio a escribir sobre tus costillas de hembra,

Con el alfabeto que le dicta el éxtasis,

De bucanero perdido en cada ganancia,

Contando las muescas hecha en su espada,

Hasta que vi de frente unos ojos verdes,

Que sin intimidar me dieron señales

De llegar a la buena orilla,

A las barracas donde las flores crecían

Sin renegar de lo plantado y lo por regar.

Así deje de preguntarme por la cuantía

Y pase a poner mi mente en la esencia,

En eso que se ve cuando está oculto,

Que está muy presente cuando estas ausente,

Pensé por un instante

Es muy interesante dejar de preguntarse,

Es más valioso para el cantero de mis símbolos

Saber que al buscar te encontré

Y al encontrarte aprendí lo positivo de darse.

En esto si se tarda

Pero cada uno con su ritmo

Con su propio andar y su movimiento

Hasta comprender que no vale el tiempo

Sino la dirección del intento.

Así fue y será…

UN MINUTO, UNA VIDA...


Un minuto,


Es lo que le toma

Darse cuenta de su soledad,

Tan solo ese tiempo,

Tan poco tiempo,

Tan pesada carga

Y luego el sonido de unos petalos,

Los pasos aromados de un jazmin

En la tarde de este viernes primero,

En esta perdida latitud,

Cuando tu longitud despierta pasiones,

Los hombres miran parcos

Las mujeres ocultando sus deseos,

Nada hay que sea imposible,

Solo la torpeza del reloj o el campanario,

Solo el andar cansino de unos perros viejos,

Pero tú has entregado un minuto,

Con cada uno de sus sesenta segundos,

A pensar en esos instantes cuando se abate el desierto,

Esa nada como cascara de viento,

Y te ilusiona la entrada de la tarde

Porque sabes que llegaré,

Que rasgaré las telas de lo yermo,

Que de la division haremos unidad,

Que empujaremos en la misma dirección,

Que esa noche sin luna sera más noche,

Donde suplican las princesas y mendigos,

Justo lo mismo que dos mortales enamorados.

Aun en los parajes más perdidos.

Y afuera todo el silencio

Y adentro solo el susurro,

Solo las lluvias mentirosas de gotas

Dibujadas en una cartulina

Con tus faldas abandonadas en el ayer

Con mis prisas y las tuyas que muerden las vocales

Hasta encontrar palabra que designe

Que señale como cede paso la razon a la locura

En esos parajes de cielos resecos

De nubes partidas

De superficies con la tierra que se hace polvo

Y con el polvo que hemos recogido.

Ahora nos canta el grillo de la espesura

Sobrevuela casi al ras un puñado de luciernagas

No vendran calandrias hasta este espacio de pais olvidado

Saldra el sol sin levantarnos

Y buscaras entre tu ropa esparcida algun minuto

Miraras la escritura de mis poesias

Revisaras mi superficie ya sin luto

Regresaras alegre y cantando una canción

Por celebrar que el tiempo es tiempo

Que se derrocha o se atesora cuando llega la pasion.

Una vida

Es lo que lleva

Darse cuenta y seguir hacia adelante…

PIENSAS EN EL AMOR

Piensas,


Sumergida por un instante

Pareces ida,

Como se van las tardes de otoño,

Lenta, taciturnamente mustias,

Escapando de la sombras de la noche

O en busca de abrevar del rocío de algún pétalo,

En la marejada imparable de estrellas,

Que en su quietud nocturna

Hace de la austeridad todo derroche.

Piensas

Y yo te miro absorto,

Como se miran los amaneceres,

Los que alzan algún sol perezoso,

Sacándole punta a los rayos coloridos

Los que se elevaran sobre la pradera

De tus labios rojos

O de la bocacalle de algún pueblo cercano

De perfil

Te estoy viendo en este período,

Tan natural me es este costado

Sea desvestido o arropado,

Que mi fascinación nace de la locura,

Razón perdida por propia decisión,

Por apropiarme de mis argumentos

De mi aguda y pérfida mirada,

En los pantanos de espadas oxidadas

O en los lupanares de alejados momentos.

Me doy cuanta de que ya no estas,

Que te has marchado hacia el jardín,

Llevándote tus pensamientos

Y los míos tan ardientes,

Tan volcánicos y deseosos,

Que rompen imágenes de tu presencia

En el espacio en ignición durante la alborada,

En donde brotan, chocan y se hunden

Los aromas, movimientos y las acciones

Hasta que los sueños se adueñan de la escena

Lugar abierto sin la minima frontera

Sitio de líneas que cruzan estaciones

Y siento que ya no estoy

Que soy dentro de alguna pesadilla

De pronto despierto

Y tú pensando

Creo que nunca te has separado

Solo mis miedos, mis temores, mis fantasmas

Lagos sin agua ni peces nadando

Solo abro los ojos como las alas de nuestro velero

Y allí estas

En movimiento

Decididamente mía

Conocedora de mi entrega

Que con solo dos vocablos

Se puede abrir el abismo y no caeremos

Solo dos palabras

Traducidas como te amo

Componen la poesía más extensa

Tanto como nuestra.

PREGUNTAS...

Hasta donde va el agua


Que la víscera en mi frente no la capta,

Inmensidad de azul que se desparrama,

Hasta el confín donde un barco remonta la pendiente

Hasta donde va,

Me pregunto cargado de curiosidad,

Interrogante que me aparece de saber si escapa

En insolida corriente de vegetales

O si es que atraca en los bordes de esta playa

Impulsada por las aletas de la cotidianidad

Miro, sin anteojeras a veces,

Miro, sin prejuicios tantas otras,

Creo que en verdad el agua moja al universo

O que el infinito crece por esta humedad,

Al menos antes de largarme a esta orilla,

Luego de dejar ordenada la luz de mi ventanal.

Se que en mi barrio nadie cree

Que lo eterno nunca vaya a terminar,

Somos gente de pocas pulgas,

Ignorantes de las trigonometrías,

De las mitologías que fomentan los libros,

Pero devoradores de conversaciones simples,

De amores pocos sofisticados,

De posiciones que nos dejen en orsay.

Somos los vecinos que nadie quiere tener,

Los que emprenden aventuras en solitario,

Tardando extensas horas en volver,

Sin saber narrar que es lo que hemos visto,

Porque muy poco se parece a lo de acá.

Dicen que somos como niños inmaduros

Que nos sorprende la lluvia cuando cae a raudales,

Que nunca cuidamos la suela de los zapatos,

Que miramos a nuestra enamorada sintiéndonos seguros,

Que solemos apagar la luz cuando ya todo ha terminado,

Pero se que de esa triste difamación nadie hace caso,

Ni siquiera procuran hacer leña del árbol por nacer.

Somos un grupo de habitantes de islas amatorias

Nunca conquistadas ni con guerras ni con ceremonias,

Con mi sumisión expuesta a la vista de mi mujer,

Más nos vale celebrar cada nuevo amanecer,

A ser valientes que nunca reconocerá la historia.

Vale entonces allegarse hasta algún risco,

De esos que no pululan en la ciudad

O correr en la campiña sintiendo la libertad

De las vocales que se agrupan para la escritura,

Pájaros de vuelo liviano cuando le hablan al amor

En las plazoletas cercadas de alguna catedral,

Cuando el campanario de tu lujuria,

Haga que suene los cascabeles de mi vigilia,

Hasta la entrega resumida de las últimas gotas,

De mi impericia de amante con carne de seductor,

Se que en este pueblo de júbilos frecuentes,

Cuando vienes a nuestro lecho nos cubre un gran candor.

Hasta donde llega el canto de un jilguero matinal,

Hasta donde y hasta cuando puede uno preguntar,

Ya que los poetas son niños grandes

Difícil de contentar.

ADUEÑARSE DE LA PALABRA

Existirá la noche


En que me adueñe de las palabras,

En que las introduzca una a una

En la ranura de estas horas,

En la que al escribirlas con mi lengua

Las encuentre intraducibles,

Solamente entendible en el espacio

De tu cuerpo y en la pureza de tu alma.

Como en las tormentas de verano

Las palabras lloverán a cántaro,

Caerán las vocales como garúa

Completando las oraciones del deseo.

Sigo creyendo que encontrare el vocablo

Antes de que amanezcan los silencios,

Eso que no llegan a serlo porque se componen

De innumerables simulacros de completarlos,

Con la mentira de la cáscara de un símbolo,

Con la pretendida mascara de decir algo,

Cuando se imposta ante el miedo al mutismo,

¿Será por esto que tantos seres en este sitio

No se atreven a encontrarse consigo mismo?

Hay palabras que se construyen en el pasaje,

Hay otras que ya tienen una tradición,

Pero navegar por las aguas de tus ríos,

Me lleva a pensar los adjetivos en este viaje.

Los momentos en que tardo en parir un verbo,

Son instantes cargados de partículas de nada,

Como es tan sólida tu verde y amorosa mirada,

Que revelan la perfección de mi acerbo.

He podido contarte historias sin usar el abecedario

Enfrentando nuestros ojos,

Sintiendo las pestañas,

Labrando los poros de tu espalda,

Como invadiendo las franjas rosadas del mediodía

Cuando arrodillado sobre tu falda desnuda,

Busco el cincel que tallara mis letras,

En las robustas guerrillas de tus senos

O en las irregularidades de tus formas.

Noche que no es palabra,

Noche que aun no sale a luna,

Noche que te atormentas en tu desdicha,

Noche que no puedes nombrar el beso,

A pesar de esta búsqueda pertinaz,

Se que antes de alcanzarte me besaras tres veces

Antes de que cante un gallo

Y quizás otras mil porque te parece

Y de entre esa maraña de pensamientos míos,

En esta noche en la que nos hemos amado,

Fui balbuceando unas palabras,

De las que me fui adueñando,

Mientras que te quiero en el entramado

De noches y múltiples alboradas.

Amarte precedio a la palabra

Y fue justo!!!

COMO UN TORRENTE...

Todo en vos es un torrente,


Que arrasa

Cuando pasa

Por el penúltimo escalón del dormitorio,

En el descanso,

Que ya no es tal,

Sino preludio de las batallas,

De esas que incendian las noches,

Queman el brillo de las estrellas

O derriten los diccionarios de la sexualidad.



Hembra que en estado puro

Devasta los versos de mis poesías,

Volcando sobre los vasos de mis manos,

La sangre tinta de algún escrito ardiente

O la sombra de las medialunas de tus pechos,

Que se inflaman como el astro en su corrida a ser luna llena.



Y de pronto la pausa del rocío,

La que moja las veredas de mi hastío,

Con las baldosas flojas por el peso de mi ansiedad,

Junto al desesperado recuerdo de mi ultima soledad.



Desde ese punto,

Ya en la instancia en que la vida tiene valor de oferta,

Fue que me encontraste,

Tendiste tu mano sin espinas,

Abriste los ojos roncos de gata en celo,

Sin saber hasta ahora si vos o los dioses,

Rescataron mi infancia y mis esquinas.



Se que te navego en medio de la excitación,

Cuando las breves prendas intimas de tu dermis

Se esparcen como mis libros a medio leer

Por el piso de madera de nuestra habitación.



Y he aprendido a remontarme

Como veloz y terco barrilete,

Que construido con el papel de las palabras,

Orada las bases de las nubes,

Surcando el viento huracanado del silencio,

Hasta posarse en una nueva noche en el umbral de tu vigilia.



Te miro en plena desnudez,

Agotada tras lapsos de esperada diligencia,

De movimientos zigzagueante,

De tus sonidos que rompen las penumbras,

De tus dedos trepando anhelantes,

Por el costado animal de mi existencia.



Tras todo esto descansas

Y ya la corriente de la mar,

Las oleadas de bravías arcadas,

Las líneas espesas de gotas sudorosas,

Van delante de mi mirada de admiración,

Van y se reproducen como poesía enamorada,

Van para regresar prestas y primorosas,

Así desde la creación.

SIEMPRE VIDA...

Siempre se trata de la vida


O sea la tregua que nos da la muerte.

Siempre se trata de estas cosas

Como mero registro,

Como un abigarrado anecdotario,

Como una simple oración,

Como un tímido predicado.

Siempre se trata de la vida,

Aun cuando la misma sea esquiva,

Porque cada uno sabe que la construye

Con los materiales de su esencia,

Con la madurez de su inocencia,

Con las variadas líneas y entrelineas,

Con lo que esta presente,

Como sombra de una larga ausencia.

Siempre se trata de la vida

Aun cuando mis besos son urgentes

Y te digo que nueve meses

Son solo un comienzo,

Que también trata de la vida,

De la de los domingos soleados

O los sábados perdidos en el descanso

O en la semana laborable,

Donde la parca no es tan atroz,

Solo un paréntesis en esta existencia,

Hasta recuperar el sudor de esas manos,

Las caricias de los ojos verdes,

Al echarme a la mar de tu presencia.

Se que sabes que solo se trata de la vida

Y de vivirla…