Hice cálculos,
Medí muy bien los labios de tu vulva,
No conforme use los labios
Para pintar con saliva la aureola de tus senos,
Supe que en la geometría
Hay un toque de arameo,
Hay vestigios de biblias antiguas,
Como en las nalgas de tu espalda,
Al final de ella,
Allí donde una línea asemeja una raya,
Como en los conflictos,
Eres un volcán,
Una zona asignada a levantar temperatura,
Extiendo el centímetro,
Borde el costado de tu humanidad,
Lo paso por tu cintura labrada
Por manos que fuerzan al extremo
El momento de los movimientos,
Mientras entro a tu tienda meridiana
Hecha de letras,
De palabras que son reverso o anverso,
Designar las cosas y las partes
Tarea titánica muchas veces sin sentido,
Es que he escrito bastante más sobre la gramilla
Que sobre esto en el borde plata de una silla.
Seguí con mi tarea,
La que yo me asigne,
La de saber porque partes el retozo
De mi pluma de juglar travieso,
De poeta de erudición prestada,
De esos largos dedos que toman mi pincel
Llevándolo reiteradamente sobre el papel.
Te he dicho morena hermosa,
Que el campo de mi cuarto
Se presta para tu cabalgadura llena de bríos,
Lady Godiva de la posmodernidad,
Belleza pura en estado natural,
Virgen que pidió ser desflorada,
Más no en sueños
Sino en el lugar que fuera con tu elegido,
Así regreso a los libros de la filosofía y el barro,
Luego de santificar mí esfuerzo
Por penetrar en la materia,
Lugar vulgar para las almas elevadas,
Para los escritores mas refinados,
Conquista de esplendida regodeo
En los parajes de mi barrio humilde
De mi andar entre tantos vagabundos
Que conocerte, conquistarte y poseerte
Fue lo mas valioso que me paso en este mundo.
viernes, 30 de diciembre de 2011
POESIA URGENTE
Muerte inacabable,
Olvido del lenguaje,
Perdida de las imágenes,
Todo eso y más
Caben en mis pesadillas,
Despertando con el deseo
De estar lejos de la locura como paisaje.
Hay momentos
En que vivo por horas,
Mirando disimuladamente el reloj
Que me parece que no avanza,
Que se difumina el minutero,
No tengo a quien preguntar,
Siento que se apaga la luz en mí,
Pero al ver por las rendijas
Veo los segundos lentos y con agujeros.
Intento salir,
Mudarme de escenario,
Recordar que no hace tanto
Nos fatigo el esmero en el amor,
Que no existía el dolor
Sino un mar enorme inalcanzable,
En tanto tus dedos me buscaban
En la ceguera de un anochecer,
Tus piernas se enredaban en mis muslos
Y gozabas con las palabras,
Jugabas con los silencios,
Perseguías los verbos censurables,
Cuando amnesia y se consumían los inciensos.
Cuesta desde el miedo
Creer que pudimos atravesar esa situación,
Pero claramente se que estuvimos ahí
Y no fue hace mucho,
Me prometiste que volverías
Y transformarías las sabanas en banderas,
Que harías que confesara mis pecados sobre tus faldas,
Divertida ante mí asombro,
Una marejada de gotas te vistieron,
Las pesadillas como los sueños pasan,
Dijiste transformada en mariposa,
Sabrás de mi retorno por el brillo de este espejo,
Me apoderare de vos,
Lloveré con besos sobre tus parpados
Mientras una canción japonesa suena de fondo,
Se arremolinaran los días del pasado
Para ser un anochecer presente,
Destemplado,
Cayendo de bruces en la inocente
Vacuidad de un amor de bajo fondo
Como sino existiera otra cosa
Que un bardo con la poesía urgente.
Olvido del lenguaje,
Perdida de las imágenes,
Todo eso y más
Caben en mis pesadillas,
Despertando con el deseo
De estar lejos de la locura como paisaje.
Hay momentos
En que vivo por horas,
Mirando disimuladamente el reloj
Que me parece que no avanza,
Que se difumina el minutero,
No tengo a quien preguntar,
Siento que se apaga la luz en mí,
Pero al ver por las rendijas
Veo los segundos lentos y con agujeros.
Intento salir,
Mudarme de escenario,
Recordar que no hace tanto
Nos fatigo el esmero en el amor,
Que no existía el dolor
Sino un mar enorme inalcanzable,
En tanto tus dedos me buscaban
En la ceguera de un anochecer,
Tus piernas se enredaban en mis muslos
Y gozabas con las palabras,
Jugabas con los silencios,
Perseguías los verbos censurables,
Cuando amnesia y se consumían los inciensos.
Cuesta desde el miedo
Creer que pudimos atravesar esa situación,
Pero claramente se que estuvimos ahí
Y no fue hace mucho,
Me prometiste que volverías
Y transformarías las sabanas en banderas,
Que harías que confesara mis pecados sobre tus faldas,
Divertida ante mí asombro,
Una marejada de gotas te vistieron,
Las pesadillas como los sueños pasan,
Dijiste transformada en mariposa,
Sabrás de mi retorno por el brillo de este espejo,
Me apoderare de vos,
Lloveré con besos sobre tus parpados
Mientras una canción japonesa suena de fondo,
Se arremolinaran los días del pasado
Para ser un anochecer presente,
Destemplado,
Cayendo de bruces en la inocente
Vacuidad de un amor de bajo fondo
Como sino existiera otra cosa
Que un bardo con la poesía urgente.
sábado, 24 de diciembre de 2011
L AMOR Y EL AFILADOR
Miro la noche
En tanto caen los pétalos,
Como lamento de querubines
Que fenecen entre las flores,
Miro
Pensando que enero y el mar,
Serán de aquelarre sobre las gotas de lluvia,
En el túnel de un claro de luna
Y allí aparece en su plenitud
Mi vieja soledad prisionera,
De los segundos de un tiempo ido,
Donde anónimo,
Desnudo,
Me reconozco esfumándome
Entre las perlas del rocío de tu vulva
O en las aureolas de tus pezones veraniegos,
Los que suelen divertirse con las lunas,
Especialmente en cuarto creciente,
Aprendí que en tanto amo
No debo maldecir el tiempo,
Ni a las garúas que se alejan,
Cuando tus dedos se entretienen
Con las puntas de los ángulos
De mis besos y mi sonrisa,
En el espacio de la tranquila prisa.
En tanto sigo mirando
Al afilador de cuchillos,
Quien se entretiene con una tijera
De blancos y aromáticos jazmines,
A la espera de poder ver a esa muchacha
Que le quita el filo a sus sueños,
Vuelve silencioso su silbato,
Añoja las ruedas de su bicicleta,
Pero el sostiene la fe en sus manos,
La eternidad de la laboriosa esperanza,
Quedará en suspenso saber si fue correspondido,
Pero somos muchos los que creemos merecido
Una retribución a tanta abnegada devoción,
Hasta acercarme y escucharlo
Contar que ella es un ángel sobreviviente,
Del diluvio bíblico
O del falso armagedon que nunca fue,
Pero que de ese andar por las veredas
El sabe que es su serafín pertinente.
Miro la noche
Devenida en calida madrugada,
Hemos hecho el amor en la alborada
Y cada cosa parece irreal,
Los minutos anhelantes,
La confusión de nuestras superficies
La confesión de ese anochecer en un poema,
Pero que importa
Si estamos juntos
Y mi vacío no volverá a ser dominante.
En tanto caen los pétalos,
Como lamento de querubines
Que fenecen entre las flores,
Miro
Pensando que enero y el mar,
Serán de aquelarre sobre las gotas de lluvia,
En el túnel de un claro de luna
Y allí aparece en su plenitud
Mi vieja soledad prisionera,
De los segundos de un tiempo ido,
Donde anónimo,
Desnudo,
Me reconozco esfumándome
Entre las perlas del rocío de tu vulva
O en las aureolas de tus pezones veraniegos,
Los que suelen divertirse con las lunas,
Especialmente en cuarto creciente,
Aprendí que en tanto amo
No debo maldecir el tiempo,
Ni a las garúas que se alejan,
Cuando tus dedos se entretienen
Con las puntas de los ángulos
De mis besos y mi sonrisa,
En el espacio de la tranquila prisa.
En tanto sigo mirando
Al afilador de cuchillos,
Quien se entretiene con una tijera
De blancos y aromáticos jazmines,
A la espera de poder ver a esa muchacha
Que le quita el filo a sus sueños,
Vuelve silencioso su silbato,
Añoja las ruedas de su bicicleta,
Pero el sostiene la fe en sus manos,
La eternidad de la laboriosa esperanza,
Quedará en suspenso saber si fue correspondido,
Pero somos muchos los que creemos merecido
Una retribución a tanta abnegada devoción,
Hasta acercarme y escucharlo
Contar que ella es un ángel sobreviviente,
Del diluvio bíblico
O del falso armagedon que nunca fue,
Pero que de ese andar por las veredas
El sabe que es su serafín pertinente.
Miro la noche
Devenida en calida madrugada,
Hemos hecho el amor en la alborada
Y cada cosa parece irreal,
Los minutos anhelantes,
La confusión de nuestras superficies
La confesión de ese anochecer en un poema,
Pero que importa
Si estamos juntos
Y mi vacío no volverá a ser dominante.
jueves, 22 de diciembre de 2011
URDIR EL TIEMPO
Tengo claro
Que en el final
Seré la sombra del niño
Impenitente,
Del rebelde que voló faroles
Desde las hamacas de un rosedal,
Seré tantas cosas
Que mi recuerdo será el del día siguiente,
Con la posibilidad certera de sufrir amnesia
Hasta el infortunio de olvidarme de morir.
Pero,
Aunque se asemeje a tristeza,
Urdo los hilos desmadejados
Del presente,
Del mientras tanto,
En el que tu voz trepa por el picaporte,
Se cuela entre las gotas en la bañera,
Navega soslayando las olas de las sabanas
Y se estanca en mis acantilados pedregosos
Con la pasión estallando en nuestra primavera.
Afortunadamente,
Ya no tengo los puñales
Que me enseñaron tanto luto,
Imaginando manojos de huesos en hilera,
Desfilando de modo torpe
Desvaneciéndose sin dejar señales.
Ahora
Tengo tu regalo,
Un alma de muy fina esencia
Que se enreda sobre la superficie de mi vida,
Arañando con voracidad
Los pliegos de un torrente de poros,
Bajo los cuales trajina mi sangre de aceite hirviendo,
En el instante que te rindes desquiciada y perdida.
Y aun dormida,
Desde un rincón de sueños apretujados,
Veo que sobre el espejo humedecido
Clavaste tu mirada provocándole la penúltima herida,
Alma de colores brillantes,
De alcancías repletas de caricias,
Dueña de un reino de soledades amanecidas,
Extiendes tu falange sobre la mía,
Reclamas un derecho sin frontera,
Nunca antes fuimos más paganos,
Adoradores de una privacidad enternecida
En los fuegos del caldero de unas lenguas
Que recorren una pelambre de seda y manos.
Decía que tengo claro
Que despertaremos para ver el comienzo
Del regocijo de estar juntos tan temprano.
Que en el final
Seré la sombra del niño
Impenitente,
Del rebelde que voló faroles
Desde las hamacas de un rosedal,
Seré tantas cosas
Que mi recuerdo será el del día siguiente,
Con la posibilidad certera de sufrir amnesia
Hasta el infortunio de olvidarme de morir.
Pero,
Aunque se asemeje a tristeza,
Urdo los hilos desmadejados
Del presente,
Del mientras tanto,
En el que tu voz trepa por el picaporte,
Se cuela entre las gotas en la bañera,
Navega soslayando las olas de las sabanas
Y se estanca en mis acantilados pedregosos
Con la pasión estallando en nuestra primavera.
Afortunadamente,
Ya no tengo los puñales
Que me enseñaron tanto luto,
Imaginando manojos de huesos en hilera,
Desfilando de modo torpe
Desvaneciéndose sin dejar señales.
Ahora
Tengo tu regalo,
Un alma de muy fina esencia
Que se enreda sobre la superficie de mi vida,
Arañando con voracidad
Los pliegos de un torrente de poros,
Bajo los cuales trajina mi sangre de aceite hirviendo,
En el instante que te rindes desquiciada y perdida.
Y aun dormida,
Desde un rincón de sueños apretujados,
Veo que sobre el espejo humedecido
Clavaste tu mirada provocándole la penúltima herida,
Alma de colores brillantes,
De alcancías repletas de caricias,
Dueña de un reino de soledades amanecidas,
Extiendes tu falange sobre la mía,
Reclamas un derecho sin frontera,
Nunca antes fuimos más paganos,
Adoradores de una privacidad enternecida
En los fuegos del caldero de unas lenguas
Que recorren una pelambre de seda y manos.
Decía que tengo claro
Que despertaremos para ver el comienzo
Del regocijo de estar juntos tan temprano.
domingo, 18 de diciembre de 2011
AIRES DE AMOR
El aire.
Ese mismo corrompido,
Surcado por defecciones,
El mismo que sufrió y sufre
Las más abyectas de las traiciones,
La de ser habitado mayormente por desamor.
Ese aire se ha sublevado,
Se ha tornado enojosa brisa,
Que se lleva los papeles usados,
Escritos por juglares de la mentira,
Ese aire amenaza ser tormenta,
En medio del aguacero de plumas coloridas
De alondras y gaviotas que perdieron el rumbo,
De soles pintados de grises,
En tardes poco subversivas.
A aquella mano,
A esas miradas avaras,
A ese ápice de humanidad
Tan destratada que no lo parece,
El aire,
También el viento insaciable,
Quieren ser resarcidos,
Indemnizados, subsanados
Hasta que escuchan que pones música,
Que cantas de alegría,
Que bailas flamenco mirándote al espejo,
Que tienes un amor,
Que para el encuentro te vistes
Sabiendo que habrá prisa para desnudarse,
Que cuidas tus plantas y tus flores,
Entonces el aire se calma,
El viento sopla suave,
Los pájaros recobran su despliegue,
Y el ruin no deja de serlo,
Pero sabe ya el céfiro que el mundo es plural,
Te observa inquieto,
Se entrega mansamente,
Y escucha un tango de Julio Sosa,
Junto al Nano Serrat y Joaquín Sabina,
Te mira hacer figuras y firuletes,
Se siente frente tuyo en tanto te cebas un mate
Anidas luego en la mecedora de la esquina.
Ahora me ves entrar
Junto a dos gatas siamesas,
Ves con cierta alegría que nos besamos
La mujer que escucha a Charly y yo,
Apoyándonos amorosamente a la mesa.
Lees graciosamente,
Mientras nosotros estamos en la pieza,
Que hay papeles escritos con torpeza
Donde quiero empezar un poema,
Y escribo: “El aire…”
Ese mismo corrompido,
Surcado por defecciones,
El mismo que sufrió y sufre
Las más abyectas de las traiciones,
La de ser habitado mayormente por desamor.
Ese aire se ha sublevado,
Se ha tornado enojosa brisa,
Que se lleva los papeles usados,
Escritos por juglares de la mentira,
Ese aire amenaza ser tormenta,
En medio del aguacero de plumas coloridas
De alondras y gaviotas que perdieron el rumbo,
De soles pintados de grises,
En tardes poco subversivas.
A aquella mano,
A esas miradas avaras,
A ese ápice de humanidad
Tan destratada que no lo parece,
El aire,
También el viento insaciable,
Quieren ser resarcidos,
Indemnizados, subsanados
Hasta que escuchan que pones música,
Que cantas de alegría,
Que bailas flamenco mirándote al espejo,
Que tienes un amor,
Que para el encuentro te vistes
Sabiendo que habrá prisa para desnudarse,
Que cuidas tus plantas y tus flores,
Entonces el aire se calma,
El viento sopla suave,
Los pájaros recobran su despliegue,
Y el ruin no deja de serlo,
Pero sabe ya el céfiro que el mundo es plural,
Te observa inquieto,
Se entrega mansamente,
Y escucha un tango de Julio Sosa,
Junto al Nano Serrat y Joaquín Sabina,
Te mira hacer figuras y firuletes,
Se siente frente tuyo en tanto te cebas un mate
Anidas luego en la mecedora de la esquina.
Ahora me ves entrar
Junto a dos gatas siamesas,
Ves con cierta alegría que nos besamos
La mujer que escucha a Charly y yo,
Apoyándonos amorosamente a la mesa.
Lees graciosamente,
Mientras nosotros estamos en la pieza,
Que hay papeles escritos con torpeza
Donde quiero empezar un poema,
Y escribo: “El aire…”
SIMPLEMENTE COMPLEJO
Simple,
Tanto como el paso de un caracol,
Como el aleteo de pájaro,
O el silbido en una tarde de enero.
Simple,
Tanto que en una voltereta
Se hace incomprensible
Y pasa a ser complejo,
Como nuestros sentimientos,
Como nuestros deseos,
Como un barquito de papel
Que recorre el charco de agua de lluvia.
Simple o complejo aquí estamos
Y eso vale tanto,
Pero tanto, que sostiene las cúpulas
De este mundo de sueños,
Le dan firmeza al edificio
De nuestra pasión
Para evitar el derrumbe cuando las pesadillas.
Decir simple,
Yo justamente,
Que hice compleja hasta la suma menor,
Que distorsione en mi mente las líneas rectas,
Que puesto a escribir primero borré
Lo que aun no había volcado,
Que pinte el cielo en el piso de mi patio,
Que me costo decirte que te amaba
A pesar que ya te lo había dicho miles de veces.
En mi no existía la simpleza,
Solo aquella simpleza de odiar sin medida,
De sentirme resentido hasta que lloraran las estatuas,
O bajar al subsuelo de mi estima para maldecir,
No, no era simple,
Te conocí y fue una altísima bendición,
Te veía monda, escueta
Despojada de miserias vulgares,
O esas pequeñísimas intrigas
Las que se anidan en el alma de muchos,
Se, me lo dijiste, que así te veía yo
Pero eso me redimió,
Me permitió creer que la vida es esta carne,
Son estos pecados,
Estos valores,
Valuados o devaluados, no importa
Solo vale que sepa que los tengo,
Y así entre las sabanas,
Desnuda, te vi mas entera,
Mucho más que tu voluptuosidad,
Te vi simple, tierna, amorosa
Y me sumergí en tu primavera.
Hoy habito en ese sitio,
El de tu más compleja simpleza.
Tanto como el paso de un caracol,
Como el aleteo de pájaro,
O el silbido en una tarde de enero.
Simple,
Tanto que en una voltereta
Se hace incomprensible
Y pasa a ser complejo,
Como nuestros sentimientos,
Como nuestros deseos,
Como un barquito de papel
Que recorre el charco de agua de lluvia.
Simple o complejo aquí estamos
Y eso vale tanto,
Pero tanto, que sostiene las cúpulas
De este mundo de sueños,
Le dan firmeza al edificio
De nuestra pasión
Para evitar el derrumbe cuando las pesadillas.
Decir simple,
Yo justamente,
Que hice compleja hasta la suma menor,
Que distorsione en mi mente las líneas rectas,
Que puesto a escribir primero borré
Lo que aun no había volcado,
Que pinte el cielo en el piso de mi patio,
Que me costo decirte que te amaba
A pesar que ya te lo había dicho miles de veces.
En mi no existía la simpleza,
Solo aquella simpleza de odiar sin medida,
De sentirme resentido hasta que lloraran las estatuas,
O bajar al subsuelo de mi estima para maldecir,
No, no era simple,
Te conocí y fue una altísima bendición,
Te veía monda, escueta
Despojada de miserias vulgares,
O esas pequeñísimas intrigas
Las que se anidan en el alma de muchos,
Se, me lo dijiste, que así te veía yo
Pero eso me redimió,
Me permitió creer que la vida es esta carne,
Son estos pecados,
Estos valores,
Valuados o devaluados, no importa
Solo vale que sepa que los tengo,
Y así entre las sabanas,
Desnuda, te vi mas entera,
Mucho más que tu voluptuosidad,
Te vi simple, tierna, amorosa
Y me sumergí en tu primavera.
Hoy habito en ese sitio,
El de tu más compleja simpleza.
domingo, 11 de diciembre de 2011
EL FIN DE LA PALABRA
Se rompe la palabra
Y que?
Ahora que?
Se esfuman las cosas,
Veo sin ver,
He perdido la brújula para andar
Porque no hay palabras,
Porque se borro el relato,
Porque se acabo el mundo,
Si, este es el fin del mundo,
No poder decir que son los entes,
Quedar enceguecido sin perder la vista
Inmovilizada la lengua,
Desaprovechada la escritura,
Paradoja
La peor oscuridad por exceso de blancura,
Expulsados del paraíso
Deambulamos en silencio
Hasta llegar a Alejandría,
Impasibles ante la quema de su biblioteca,
Regresamos a paso animado,
Cruzo el desierto de la grafía,
No puedo mencionarte amada mía,
Me atormenta que tu boca
Se despedace entre mis besos
Pero no puedo nombrarla,
Quizás ese es el castigo,
A tanto premio la máxima condena,
A hermosos senos y aureolas
A pezones endurecidos
No asoma ni la más primitiva de las palabras
O de algún sustantivo,
Juro que he intentado recordar
Como se designaba la zona de tus nalgas
Pero estoy vacío,
Lleno de murmullos y de ruidos,
La lengua no expele símbolos ni signos,
La lengua solo lame lo erótico,
Y en medio de este goce sufro mi desierto,
Tanta es la pena,
Tanto lo que me siento afligido,
Que quisiera rescatar el abecedario,
Arrebujarlo entre las mantas de mis dedos,
Giro en la peor desesperanza
Y te veo tendida a mi lado siendo la alborada,
Habrá sido la peor pesadilla
O solo el anuncio de amaneceres nuevos?
Te rozo con mi palma,
Escucho que dices mi nombre,
Que respondo con el tuyo,
Han vuelto las palabras como ha vuelto el alma.
Y que?
Ahora que?
Se esfuman las cosas,
Veo sin ver,
He perdido la brújula para andar
Porque no hay palabras,
Porque se borro el relato,
Porque se acabo el mundo,
Si, este es el fin del mundo,
No poder decir que son los entes,
Quedar enceguecido sin perder la vista
Inmovilizada la lengua,
Desaprovechada la escritura,
Paradoja
La peor oscuridad por exceso de blancura,
Expulsados del paraíso
Deambulamos en silencio
Hasta llegar a Alejandría,
Impasibles ante la quema de su biblioteca,
Regresamos a paso animado,
Cruzo el desierto de la grafía,
No puedo mencionarte amada mía,
Me atormenta que tu boca
Se despedace entre mis besos
Pero no puedo nombrarla,
Quizás ese es el castigo,
A tanto premio la máxima condena,
A hermosos senos y aureolas
A pezones endurecidos
No asoma ni la más primitiva de las palabras
O de algún sustantivo,
Juro que he intentado recordar
Como se designaba la zona de tus nalgas
Pero estoy vacío,
Lleno de murmullos y de ruidos,
La lengua no expele símbolos ni signos,
La lengua solo lame lo erótico,
Y en medio de este goce sufro mi desierto,
Tanta es la pena,
Tanto lo que me siento afligido,
Que quisiera rescatar el abecedario,
Arrebujarlo entre las mantas de mis dedos,
Giro en la peor desesperanza
Y te veo tendida a mi lado siendo la alborada,
Habrá sido la peor pesadilla
O solo el anuncio de amaneceres nuevos?
Te rozo con mi palma,
Escucho que dices mi nombre,
Que respondo con el tuyo,
Han vuelto las palabras como ha vuelto el alma.
sábado, 10 de diciembre de 2011
UN SOBREVIVIENTE
Amigo
No soy buen confesor,
Me dices que has perdido
Tu atención infantil,
Quieres que te retornen tu antigua mirada,
Deseas vivir sin destinatario real,
Sin finalidad,
Igual que cuando ebrio
Merodeabas por los claros
Sin decidirte por cual sendero
Morirían tus sueños primeros.
Amigo,
He perdido mi costumbre de preguntar,
He perdido mis ojos silenciosos,
Tú careces de la voluntad de recobrar
Aquel giro lento de carrusel pintado,
El viento que da sobre la cola de tu barrilete,
Y me confiesas que no comprendes el lenguaje,
A mí,
Pobre mortal,
Que solo tengo una lengua filosa como estilete,
Pero sin saber porque.
Se que te es difícil,
Después de tantos meses,
Caminar bajo un sol de heridas sangrantes,
Pero en este instante es lo que hay,
Hemos dejado atrás el rosedal de Palermo,
Las estatuas petrificadas en su centro,
Esperaste a que el cielo se trizara,
Pero no sucedió,
Creíste en lo mágico del numero siete,
Y solo te humedeció la espera,
La nada montada en un tiempo pretérito,
Te dije en mi lucidez,
Hay demasiado azul en el cielo,
Naranja en las extremidades de los cisnes,
Un verde incipiente en los árboles,
En tanto en tu memoria nada se rompió,
Me dices que ves rostros en las calles,
Te digo que nadie quiere ser paisaje,
Olvídate del fantasma de los otros,
Mira en el espejo de agua
En el espectro delicado en que te has convertido,
Me cuenta de tus encierros en tu cuarto,
De tus sollozos ocultos en el subsuelo,
Sabes,
No se si te hablo a ti, amigo,
O si soy yo evocándome en esos enredos,
Poco importa
Ya que encontré la formula andando,
Nunca platicando en un cuasi monologo
Sin escuchar,
Porque al final harás lo que decidas,
Pero mira esa bandada de penas que se marchan
La esperanza suele desalojar a los caranchos,
Amigo,
Ya no hablas y te has ido,
Soy un mal confidente,
Te diria, casi un sobreviviente.
No soy buen confesor,
Me dices que has perdido
Tu atención infantil,
Quieres que te retornen tu antigua mirada,
Deseas vivir sin destinatario real,
Sin finalidad,
Igual que cuando ebrio
Merodeabas por los claros
Sin decidirte por cual sendero
Morirían tus sueños primeros.
Amigo,
He perdido mi costumbre de preguntar,
He perdido mis ojos silenciosos,
Tú careces de la voluntad de recobrar
Aquel giro lento de carrusel pintado,
El viento que da sobre la cola de tu barrilete,
Y me confiesas que no comprendes el lenguaje,
A mí,
Pobre mortal,
Que solo tengo una lengua filosa como estilete,
Pero sin saber porque.
Se que te es difícil,
Después de tantos meses,
Caminar bajo un sol de heridas sangrantes,
Pero en este instante es lo que hay,
Hemos dejado atrás el rosedal de Palermo,
Las estatuas petrificadas en su centro,
Esperaste a que el cielo se trizara,
Pero no sucedió,
Creíste en lo mágico del numero siete,
Y solo te humedeció la espera,
La nada montada en un tiempo pretérito,
Te dije en mi lucidez,
Hay demasiado azul en el cielo,
Naranja en las extremidades de los cisnes,
Un verde incipiente en los árboles,
En tanto en tu memoria nada se rompió,
Me dices que ves rostros en las calles,
Te digo que nadie quiere ser paisaje,
Olvídate del fantasma de los otros,
Mira en el espejo de agua
En el espectro delicado en que te has convertido,
Me cuenta de tus encierros en tu cuarto,
De tus sollozos ocultos en el subsuelo,
Sabes,
No se si te hablo a ti, amigo,
O si soy yo evocándome en esos enredos,
Poco importa
Ya que encontré la formula andando,
Nunca platicando en un cuasi monologo
Sin escuchar,
Porque al final harás lo que decidas,
Pero mira esa bandada de penas que se marchan
La esperanza suele desalojar a los caranchos,
Amigo,
Ya no hablas y te has ido,
Soy un mal confidente,
Te diria, casi un sobreviviente.
ELEGIR SER
Cuanta razón
Tienen los surtidos poetas,
Los de pluma delicada,
Los de lectura cotidiana,
Que nada es más importante
En esto que el amor que fue o el que no será.
Yo aun no he aprendido
A perderme en mis desasosiegos,
En cortar con el verbo el borde de mi lengua,
En sangrar repetidamente,
Hasta regodearme con lo perdido,
No,
Soy tan profano que me alegran tus miradas
Tan extraviado que disfruto de una noche de sexo pleno,
Suerte que no me dices que por quererme
No aceptarías que destendieramos la cama,
Porque mi perro ladra
Y no lo atiendo,
Porque mi ventana esta cerrada y no la abro
Porque los colores son filosos
Cuando me recuerdan las ausencias,
Esas celestes que precedían la búsqueda,
El mirar tanta convulsión de mujer incendiada
Por la voluptuosidad de su imaginación,
De su fantasía de color acero,
Con un exceso de lubricación
Producto de negarse a lo que consideran pecado,
Pero una vez desatadas,
Como yeguas encabritadas,
No hay hombre que no clame redención,
Válgame entonces
Volver sobre tu persona,
La que me ama,
La que prepara galletas con mermeladas,
La que me besa la mejilla al marcharse,
La que no es hembra sino una madre,
Pero me conoces en mis mentiras,
Sabes que sin tocarte los pezones,
Sin acoplarme a tu despedida quieta,
Sin colocar mis labios en otros tuyos
No seria yo,
No te amaría,
No te extrañaría al caer la tarde,
Se que debería ser mas sutil,
Quizás menos impertinente,
Pero cuando bordeo tu dermis de papel
Intentando alguna poesía,
Mis manos se evaporan
Entre tu nombre que ya es mío,
Y en esos arroyos de vocablos
Soy mucho menos juglar por estas herejías
Soy el que elige ser.
Tienen los surtidos poetas,
Los de pluma delicada,
Los de lectura cotidiana,
Que nada es más importante
En esto que el amor que fue o el que no será.
Yo aun no he aprendido
A perderme en mis desasosiegos,
En cortar con el verbo el borde de mi lengua,
En sangrar repetidamente,
Hasta regodearme con lo perdido,
No,
Soy tan profano que me alegran tus miradas
Tan extraviado que disfruto de una noche de sexo pleno,
Suerte que no me dices que por quererme
No aceptarías que destendieramos la cama,
Porque mi perro ladra
Y no lo atiendo,
Porque mi ventana esta cerrada y no la abro
Porque los colores son filosos
Cuando me recuerdan las ausencias,
Esas celestes que precedían la búsqueda,
El mirar tanta convulsión de mujer incendiada
Por la voluptuosidad de su imaginación,
De su fantasía de color acero,
Con un exceso de lubricación
Producto de negarse a lo que consideran pecado,
Pero una vez desatadas,
Como yeguas encabritadas,
No hay hombre que no clame redención,
Válgame entonces
Volver sobre tu persona,
La que me ama,
La que prepara galletas con mermeladas,
La que me besa la mejilla al marcharse,
La que no es hembra sino una madre,
Pero me conoces en mis mentiras,
Sabes que sin tocarte los pezones,
Sin acoplarme a tu despedida quieta,
Sin colocar mis labios en otros tuyos
No seria yo,
No te amaría,
No te extrañaría al caer la tarde,
Se que debería ser mas sutil,
Quizás menos impertinente,
Pero cuando bordeo tu dermis de papel
Intentando alguna poesía,
Mis manos se evaporan
Entre tu nombre que ya es mío,
Y en esos arroyos de vocablos
Soy mucho menos juglar por estas herejías
Soy el que elige ser.
martes, 6 de diciembre de 2011
LA ALEGRIA DESCALZA
Andas descalza,
Llenando con tu vida
El vacío de la muerte,
Arrancando tristezas de tu lado
Y el calor,
El verano lamiéndote,
Obediente como perro guardián,
Llenas con tu sol la soledad de la noche
Y sumas piedad,
Llevando este amor como piedra preciosa
Cuando muchas veces debieras respirar,
Llenar con tu silencio el hueco de tus palabras.
Sonríes
Con una risa larga,
Estridente,
Mirando mí desconcierto,
Alentándome a construirme
Con materiales de amor, afecto, optimismo,
Hubiera querido alegrarme
Ante la presencia de quien acuna
La inmensa posibilidad del deseo, de la lujuria,
Pero me invado de nostalgia,
Y vienes a remendarme con tus besos,
A zurcir cada hueco de mi infancia,
A mostrarme que valió la pena atravesar
Caminos agujereados,
Con las alambradas caídas,
Los múltiples obstáculos que supere
Hasta revivir en este día.
Cantas,
Como lo hacia el jilguero de mi patio,
Cantas y mi corazón se alegra,
Ya no quiero beber del pesimismo,
Ni morderle las sabanas a la parca,
Siento que renueva plantar lunas
En los rosales del jardín,
En tanto los instrumentos brillan,
Sin el oxido que las enmohecían,
Y a puro reverdecer
Es que pinto de naranja
El armazón de mi existencia
Y por dentro me barnizas al amanecer.
Sumergido en el centro de las sombras
No disfrute de los bordes luminosos,
Hoy no pienso en el tiempo,
Ni en el que se fue ni en el que vendrá,
Solo restaño mis heridas,
Mis lastimaduras,
Preparándome para renacer
Una y otra vez,
Con tu compañía como levadura.
Me he quitado los zapatos
Para acompañarte a andar descalza…
HE ANDADO
He andado
Algunos viejos parajes
Donde hoy no se que queda,
Si la ansiedad desgraciada
O los vacíos del ultraje.
He compuesto un presente
Con las partes perdidas,
Evaporadas,
Desintegradas,
De un tiempo inmensurable
Que agonizó hasta recién
Bajo los puentes de las aguas servidas.
He visto con estos ojos
Como el mundo se regodea en la injusticia,
Como consumen sus valores vorazmente,
Sin importarles los dioses que han creado,
Son cadáveres empachados,
Hartos de cosas,
Con el juicio justo de un demente.
He escrito
Acerca de mil cosas,
Para dispersarme en la niebla de las letras,
Para cubrirme del ruido mundanal
Con el escudo de un predicado,
Las armas punzantes de los adjetivos,
En los orillos de algún pergamino
Aferrado a tus labios delicados.
No es por desconocimiento
Que me centro en las sombras de mi persona,
En la luz de tus pezones bíblicos,
O en las carabelas de tu mirada impúdica,
La que se refracta en mis espejos,
Como tus largas piernas me rinden pleitesía,
O entrelineas me halagas la pluma,
Sin saber que son viejas estrofas,
Las que armo en las noche de un nuevo día.
He visto,
He combatido,
He sido inocente
Convertido en forajido
De los que hacen daño con las vocales
Y entretejen consonantes a la vera de algún río.
Por eso
De tanto andar me he detenido
Y conmigo las lunas de diciembre,
Tengo en las alforjas imaginarias
Algunos bellos de tu pubis dorado,
Las miradas lascivas de mañana,
Los bordes desarrapado de este atardecer,
Para que quiere más mi decrepitud
Que repetir versos de un bardo enamorado,
Viéndote al trasluz hembra-mujer
Sabiéndome eterno de toda infinitud.
Algunos viejos parajes
Donde hoy no se que queda,
Si la ansiedad desgraciada
O los vacíos del ultraje.
He compuesto un presente
Con las partes perdidas,
Evaporadas,
Desintegradas,
De un tiempo inmensurable
Que agonizó hasta recién
Bajo los puentes de las aguas servidas.
He visto con estos ojos
Como el mundo se regodea en la injusticia,
Como consumen sus valores vorazmente,
Sin importarles los dioses que han creado,
Son cadáveres empachados,
Hartos de cosas,
Con el juicio justo de un demente.
He escrito
Acerca de mil cosas,
Para dispersarme en la niebla de las letras,
Para cubrirme del ruido mundanal
Con el escudo de un predicado,
Las armas punzantes de los adjetivos,
En los orillos de algún pergamino
Aferrado a tus labios delicados.
No es por desconocimiento
Que me centro en las sombras de mi persona,
En la luz de tus pezones bíblicos,
O en las carabelas de tu mirada impúdica,
La que se refracta en mis espejos,
Como tus largas piernas me rinden pleitesía,
O entrelineas me halagas la pluma,
Sin saber que son viejas estrofas,
Las que armo en las noche de un nuevo día.
He visto,
He combatido,
He sido inocente
Convertido en forajido
De los que hacen daño con las vocales
Y entretejen consonantes a la vera de algún río.
Por eso
De tanto andar me he detenido
Y conmigo las lunas de diciembre,
Tengo en las alforjas imaginarias
Algunos bellos de tu pubis dorado,
Las miradas lascivas de mañana,
Los bordes desarrapado de este atardecer,
Para que quiere más mi decrepitud
Que repetir versos de un bardo enamorado,
Viéndote al trasluz hembra-mujer
Sabiéndome eterno de toda infinitud.
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