El aire.
Ese mismo corrompido,
Surcado por defecciones,
El mismo que sufrió y sufre
Las más abyectas de las traiciones,
La de ser habitado mayormente por desamor.
Ese aire se ha sublevado,
Se ha tornado enojosa brisa,
Que se lleva los papeles usados,
Escritos por juglares de la mentira,
Ese aire amenaza ser tormenta,
En medio del aguacero de plumas coloridas
De alondras y gaviotas que perdieron el rumbo,
De soles pintados de grises,
En tardes poco subversivas.
A aquella mano,
A esas miradas avaras,
A ese ápice de humanidad
Tan destratada que no lo parece,
El aire,
También el viento insaciable,
Quieren ser resarcidos,
Indemnizados, subsanados
Hasta que escuchan que pones música,
Que cantas de alegría,
Que bailas flamenco mirándote al espejo,
Que tienes un amor,
Que para el encuentro te vistes
Sabiendo que habrá prisa para desnudarse,
Que cuidas tus plantas y tus flores,
Entonces el aire se calma,
El viento sopla suave,
Los pájaros recobran su despliegue,
Y el ruin no deja de serlo,
Pero sabe ya el céfiro que el mundo es plural,
Te observa inquieto,
Se entrega mansamente,
Y escucha un tango de Julio Sosa,
Junto al Nano Serrat y Joaquín Sabina,
Te mira hacer figuras y firuletes,
Se siente frente tuyo en tanto te cebas un mate
Anidas luego en la mecedora de la esquina.
Ahora me ves entrar
Junto a dos gatas siamesas,
Ves con cierta alegría que nos besamos
La mujer que escucha a Charly y yo,
Apoyándonos amorosamente a la mesa.
Lees graciosamente,
Mientras nosotros estamos en la pieza,
Que hay papeles escritos con torpeza
Donde quiero empezar un poema,
Y escribo: “El aire…”
domingo, 18 de diciembre de 2011
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