Muerte inacabable,
Olvido del lenguaje,
Perdida de las imágenes,
Todo eso y más
Caben en mis pesadillas,
Despertando con el deseo
De estar lejos de la locura como paisaje.
Hay momentos
En que vivo por horas,
Mirando disimuladamente el reloj
Que me parece que no avanza,
Que se difumina el minutero,
No tengo a quien preguntar,
Siento que se apaga la luz en mí,
Pero al ver por las rendijas
Veo los segundos lentos y con agujeros.
Intento salir,
Mudarme de escenario,
Recordar que no hace tanto
Nos fatigo el esmero en el amor,
Que no existía el dolor
Sino un mar enorme inalcanzable,
En tanto tus dedos me buscaban
En la ceguera de un anochecer,
Tus piernas se enredaban en mis muslos
Y gozabas con las palabras,
Jugabas con los silencios,
Perseguías los verbos censurables,
Cuando amnesia y se consumían los inciensos.
Cuesta desde el miedo
Creer que pudimos atravesar esa situación,
Pero claramente se que estuvimos ahí
Y no fue hace mucho,
Me prometiste que volverías
Y transformarías las sabanas en banderas,
Que harías que confesara mis pecados sobre tus faldas,
Divertida ante mí asombro,
Una marejada de gotas te vistieron,
Las pesadillas como los sueños pasan,
Dijiste transformada en mariposa,
Sabrás de mi retorno por el brillo de este espejo,
Me apoderare de vos,
Lloveré con besos sobre tus parpados
Mientras una canción japonesa suena de fondo,
Se arremolinaran los días del pasado
Para ser un anochecer presente,
Destemplado,
Cayendo de bruces en la inocente
Vacuidad de un amor de bajo fondo
Como sino existiera otra cosa
Que un bardo con la poesía urgente.
viernes, 30 de diciembre de 2011
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