jueves, 9 de abril de 2020

PARECE



Deber de contar
De sentir
Ya no existe el sol
No se nombra la existencia
Hay fuego cayendo en silencio
Una infancia que se queda en lo inconsciente
La lastimadura de las plantas
Unos labios que relamen sequedad
Dicen que han conocido las heridas
Una tarde en un bodegón de buenos aires
Quizás sea por esa silueta
Disuelta en el mar de suspiros
Cuando aún había luz
Y la oscuridad más necia
Era otro tiempo
Mas nuestro
Menos mutilado
Andábamos lento, sin ansiedades
Las noches despobladas de pesadillas
En alguna esquina unas monedas resonaban
Un escalofrío recorría mi ventana
Hubo quizás una vez un asonancia
Un conjunto de vocales
Alguien que estiro unos versos
Los volcó sobre lo blanco de la nada
Y amanecieron siendo hijos
De aquella madrugada voluptuosa
Cuando retumbaron sobre el espejo
Los jadeos de dos palabras nuevas
Decían quererse
Mas es sabida la mentira
Decían no recordar
Lo novedoso de entrelazarse en otro cuerpo
Ella se desvistió de antojos
Jugo enloquecida en ese infierno
Juro durante el recorrido en su cuerpo
No pertenecer a nadie
Solo al impulso de regresar como carne viva
Como piel frotada intensamente
Como arroyos manando abundantes
En el circulo astillado de ese sexo
Volver cada atardecer que el la iluminara.
Roberto Brindisi