sábado, 28 de febrero de 2015

QUIZAS LA POESIA...


Quizás
ya no haya luna
sobre las baldosas de mi cuarto
quizás el cielo quedo huérfano
como la soledad de mi mañana
en la que un desfile de pesares
no me devuelven el verde de tu mirada
quizás suceda
que se inunde el sol de sangre
partiéndose el universo triste
en millones de horas infinitas
comprendiendo los dioses ignorantes
que quitarme el tiempo de tu presencia
solo hará que se revele mi calma
y sabrán entonces que nunca más he de nombrarlos
se perderán en líneas de poesías pobres
deberán disputarse un solo sustantivo
caerán desterrados en el espacio sin vocales
les quitaran sus túnicas humedecidas
sin que haya palabras ni adjetivos
que les retorno el manto de soberbia antigua
quizás a pesar de esto
ella retorne en la forma de otro cuerpo
debiendo acostumbrarme a llamarla de otro modo
se que soy un coleccionista de nombres femeninos
en esta loca carrera por buscar amor
a pesar de que conspiren cada una de mis torpeza
te tendré de nuevo anhelante entre mis brazos
con esa desnudez que me regala un manto de poros
unos montículos prominentes
un nuevo santuario donde bajar a esperarlo todo
andarán mis manos suavemente
sobre la perfección de tu deseo intenso
sobre unos labios que aspiran a ser eternos
empiezo a recordar que no prendí la oscuridad
que quizás las luces tenues de una nueva alborada
nos encuentre enfrentados para empezar a vernos.

Roberto Brindisi

LAS LAGRIMAS TAMBIEN SE PARTEN


Miro
como se parte una lágrima esta noche
no en su exacto medio
cuando la recoja sabré si de tristeza o alegría
pero allí yace la lagrima
su dueña no reclama su caída
quiere que se astille el cielo
que la burlona luna no la imite
quiere sentir el fuego de las caricias
que el campo silvestre de su piel estalle
a eso ha venido
a presentar pelea
a reclamar los labios acerados de su amante
a implorar en silencio que le beba los senos
que le nombre con sus dedos el templo de su tajo
a desgarrarle la boca con sus dientes afilados
a devorar lo henchido en esta oscuridad
viene como siempre que llega desnuda
a calzarse la piel de tanto deslizarse
de ese bastardo que con sadismo se detiene en los bordes
hasta escuchar el sonido del pórtico de sus palabras
que imploren en esa comunión estrecha
cubrir los huecos que el deseo ha destapado
saber que el placer es la sombra de la muerte
que el tiempo ardiente aparece congelado
en los vidrios inquietos de los espejos
este ritual de sadismo y satisfacción
tiene su iglesia trashumante en la planicie de mi lecho
y yo, sumo sacerdote de la religión de la lujuria
bendigo los frutos de tu madriguera
los que siembran en mi país caótico
la bandera de la voluptuosidad jadeante
sabiendo que cada noche es un retazo
del hambre que no te pone rostro
de ese amor que nace equivocado
porque serás la secuencia de lo que nunca hubo antes.
Roberto Brindisi


sábado, 21 de febrero de 2015

RETORNAR SIEMPRE DISTINTA


Insistentemente
procuro borrar las huellas de tu paso
dejar el sendero abierto al regreso
aunque siempre vuelves en distintos nombres
con distintos deseos de saciedad
pero no me rindo fácilmente
no dejo de ocultar la luna en mi persiana
de mirarte viéndome en el espejo
de opacar mi sombra con brumas anónimas
de desterrar a quien le tendí la mano
porque no eras vos
mujer bosquejada en mi mente obnubilada
así preparo las noche como trampas
en este laberinto recto que conduce a mi deseo
a veces buscando ahogar mis soledades acabadas
que se reproducen en las luces de algunas madrugadas
pero hábil truhan de naipes marcados
se que estarás hasta atiborrar la bestia de mi lujuria
que desnudaras obscenamente a mi silencio
para dar paso a la incontinencia de la palabra
la misma que me esclaviza como sujeto
la que persistentemente me conduce a la poesía
mares dorados de metáforas y alegorías
corrompiéndote en un cuarto sin retratos
porque como el rio quedaras siendo siempre otra
y pinto las paredes de mi cuarto con cada nueva desnudez
me observan los gladiolos mutilados de mi jardín
las viejas vecinas con su sexo muerto
los bordes de mi vereda empinada
va siendo hora en esta tarde teñida de alcohol
que le ponga nombre a quien espero
pero se me escabulle entre tanta insolvencia
ahora los perros de mi calle no ladran a tu presencia
mean los arboles de papel crepe
esperando tras las cercas ver avanzar los senos
sentir latir intensamente los labios de la vagina
que vienen a presentar batalla en el anochecer
cuando parece que quien sea es lo de menos
mis deserciones ruegan por la que imaginan.
Roberto Brindisi


viernes, 20 de febrero de 2015

INTENTO


A cada instante
intento
aplacar la superficie de tu deseo
saciar las gotas de tus besos
apagar esos poros fogosos
intento acompañarte en el desierto
proteger tu mano que se mete en mi entrepierna
recrear el mundo pavimentado de imperfecciones
por donde transitan los trozos de nuestra lujuria
dejar que avancen las legiones de gemidos
declaro que pruebo
no perder el poco juicio
que mi cabeza de vientos huracanados
apenas contiene ese armado de razón
la misma que se esconde
cuando como loba hambrienta vienes por mi locura
la que muerde la punta de tus pezones
la que lame cada espacio de tus sudores
sin quitarte de encima de mi desnudez
ni cubrir la tuya apagando la luna
sé que con mi torpeza
enciendo en las penumbras de tu pelvis
el placer exultante con las aristas de mis dedos
deambulando por tus tajos humedecidos
allí donde se inició la vida en su infinitud
remolino impertinente que apabullas
en tanto hay momentos congelados por la quietud
como un paréntesis en la gramática de esta batalla
nadie pretendió declarar la beligerancia
parte de guerra de la sexualidad efervescente
deidad multiplicadora de las pequeñas muertes
dije que he hecho el intento
pero difícil renegar de lo urgente
construcción imaginaria de mi poesía lujuriosa
ilusión hipnótica en el muro de mis placeres
realidad parcelada de mi turbación extrema
aquí te encuentro sobre mi piel polvo de rosas
ya no intento
ahora callo!
Roberto Brindisi



YA PASARA


No me duelen los versos
aunque a veces reclamen aflorar
me duele lo que dicen
cuando cuentan las lunas de sangre
que bañaron su espalda en soledad
apoyada en la melancolía
añejo tajo que parte mi media tarde
resquebraja el sonido de mis emociones
prefiero guardar las letras quebradas
las mismas que enteras la conquistaron
le acariciaron el alma partida
el corazón astillado en un mar de desilusiones
para dejar que se diluyera en su misteriosa libertad
me duelen las estrofas
por lo que intento que salgan en otra ocasión
mi experiencia hecha de retazos de tiempo
me enseño que siempre vuelve
aunque cambie su rostro y su silueta
se que vendrá a mojar sus esquirlas en mi lecho
a dejar que sus heridas sonrían en silencio
mientras recuenta sus decepciones
en el árido campo amatorio sin entender porque
mi espejo mira esas escenas atrapantes
mientras mi escucha se evapora con razones
escuchándome decir “ya pasara”
con la certeza de que quien llega hasta mi puerta
no busca mendrugos de esperanza
sino que vea debajo de las palabras
como late ardiente un cuerpo deseoso
como la vida lo atravesó con la punta de sus lanzas
exhalando un aroma penetrante
un deseo de que terminen los vocablos civilizados
penetrando en la noche un par de animales en celo
que las superficies conmocionen el aire de mi cuarto
y en el punto supremo de los jadeos
salde las aberturas de otros duelos
muerta la evocación de lo que fuera hielo
arrasados los jardines colgantes de sus labios
por las lágrimas duras que no saben de pañuelos.
Roberto Brindisi



jueves, 5 de febrero de 2015

LA MELANCOLIA SE DESCOCE


Llueve de modo intermitente
caen gotas espesas
mojan el reloj que da las y media
sobre la mitad de las veredas de mi ciudad
en las que hay porteños petrificados
esta garua de acero crudo
se asemeja a la muerte prematura
parada en los bordes mismos de la paranoia
ahi estan, digo
siempre burlandose
mientras mastican el alcohol de mi huida
hace que los sueñe detras de mi ventana descascarada
sobre el lomo ahumado de alguna golondrina
esas de cartulina arrugada
en el viento huracanado del olvido
ahi estan
son recuerdos con fecha de vencimiento
cuando dejo que mi mente se quede en el ayer
cuando hoy no estoy presente
solo mi cuerpo de soledades espigadas
regreso con la prisa a tu olivo
cuando me asalta tu presencia de mujer
estando latente en lo manifiesto de este dia
me miras desde la astucia de tu desnudez
es que me sorprende que hayas aparecido
demoliendo mis murallas de mezquindades
lloviendome tu sexo sobre mi antiguo silencio
ahora estas
o es que yo te he reconocido
en esta noche de aguas caoticas
son tus senos de arcilla fresca
los que se roban la inquietud de mi boca
plantaste tus besos en mi piel arisca
sembraste tus arroyos en mi bruma erecta
ahora cuelgo mis plegarias de tus labios sensuales
dejando que se subleven tus poros sobre mis dedos
caemos en la hilera de una noche sin horas
has derrotado mis tantas angustias
con solo ser tan parecida a lo que sos
por eso me alegra esa llegada sin demora.
Roberto Brindisi

miércoles, 4 de febrero de 2015

Y LA POESIA VA...


No escribo
desgarro tus ojos
con mi poesia indescifrable
susurros de una muerte por venir
o de una vida zurcida con la sangre
de otras vidas que fueron indomables,
lenguaje
reflejado en el vidrio de mi mirada
sobre un papel que observa sorprendido
asombrado
sin atinar a enhebrar un quejido
incomprensible que sobre sus lineas,
tomadas prisioneras por mi pluma,
andaran cojeando versos
sintiendo esa violación a su silencio
que un objeto extraño
le sembraran grupos de vocablos
la morderan los agrios adjetivos
soportando el peso de los sustantivos,
más así son los poetas
eternos violadores del mutismo
hombres desnudos de misericordia
con la voluntad de promulgar tormentas
en el pubis acerado de sus amantes
escandalosos de costumbres ralas
con una barba de dedos alisados
sosteniendo la idea fija
de someter al deseo invertebrado
a esa visitante desconocida por los dias
amiga de la luna entrometida
que nota con su envidia escindida
como en un cuarto con un lecho astillado
la atrapa hasta dejarla sin respiro
cuerpo solido y tenso en la plenitud de su placer
hembra hecha de millones de retazos
con sus bordes rosados lubricados
en tanto la sombra de la noche la recubre por entero
en ese circulo con un tanato malherido
no pueden verse las nubes sobre los renglones
solo abrir las vocales por su base
que caen como flechas ensortijadas
sobre el blanco pasado de este papiro
o la dorada espalda de esa venus
la que partio con sus locos gemidos
la geometrica forma de la oscuridad
ya no queda tinta en mi memoria
solo el impulso vital de no darme por vencido.
Roberto Brindisi