martes, 27 de diciembre de 2016

ELLA


Pasado dijo
Y se marchó siendo olvido.
Roberto Brindisi

NOCHES DE OLVIDO


A veces pasa,
me olvido las miradas
trayendo solo la voz y los ojos,
ni sombrero ni libros
solo melancolías de otros sitios
que me prestaron sus nostalgias
buscando en las mismas
mujeres que prodiguen palabras
sexuada, con algarabía
sin recuerdo de las sombras
ni de parpados partidos
solo besos de arena incendiada
en alboradas de maderos resecos
que crujen con murmullos de fruición
y crecen las siluetas
formas astilladas
estallidos de rosas eximidas
rasguñando la carne salitrosa
dejar emparentados los poros
las manos cada día más lejanas
ya no entra el sol por mis bosquejos
los de mi cuarto incierto
de tus piernas enrevesadas
de tus pezones en vuelo libre
como vasija de vino
que atiborra suave mi boca sacra
no son llantos los pesares de antaño
ahora, todo es recuerdo
o fragmentos de pesadillas hundidas
en el intenso mar de mis noches postreras,
sé que vendrán otras hembras
desfilando por el agua de mi lluvia
mojando el lecho de mi desplante
habrá tanto amor rendido
tanta soledad humedeciendo el suelo
preguntaras
porque no nos encontramos antes…

Roberto Brindisi

martes, 20 de diciembre de 2016

TANTAS COSAS


Abrí el libro
sin hojas ni vocablos
con todo el fuego adentro
las llamas en los costados
agua que se derrite más allá de las tapas
solo queda el vacío
la incredulidad de unos ojos
la mentira derramada verticalmente
adentro ya no hay pájaros desencajados
ni grillos que canten a la muerte
adentro solo hay salida hacia el mundo
hacia las formas que consumieron la esencia
que se debaten por permanecer incólumes
ante el alarido de una madre tardía
se resquebrajan los edificio de arena blanca
en los médanos de la vida  
en las orillas del infinito impenitente
desespera no ver el punto final
solo dedos alargados sobre el viento
una boca que busca consuelo en la nada
alguien dice querer mirar por la ventana
pero carece de ojos
ha perdido hace tiempo la mirada
le queda aún mirar por la palabra
por los discursos que crean realidades
que pueden darte la impresión de enamorado
basta solo pulverizar las flores
hacer explotar las nubes del océano
descreer que no habrá mañana
solo postra la superficie sobre el lecho
deja que la desnudez de la alborada
te reclame abandonar la soledad
hacer que el silencio se multiplique
quitar del centro de tu cuarto tanta angustia
ver volar sobre tus sueños
los tramos que descompongan una noche mustia.

Roberto Brindisi

viernes, 16 de diciembre de 2016

ELLOS AÚN PERDURAN


Ellos
los que no llaman
los que ignoran
los que dejan que se derramen lagrimas
secas como hojas del desamor
ellos no te darán la calma
te entregaran sus pesadillas
las vigilias rotas
las manos escoriadas
ellos que fueron ojos en otra vida
en un espacio similar
perdieron en un instante la mirada
se les quebró el tiempo
los invadió el humo del olvido
no pudieron cerrar sus cuencas
ni obturar los arroyos del silencio
están moribundos
en los senderos del recuerdo
en el fondo terrible de la inocencia
allí han hecho nido
junto a los cuervos renegridos
llorando sin humedad ni sangre
solo fragmentos de los que quiso ser destino
ellos fueron intensamente míos
en el rocío de un jardín insaciable
en los portales de tu vino de mujer
embriagante como tu pubis
tan irresistibles que se dejaron ir
hasta ahogarse en gritos y gemidos
hubo una ventana junto a mi rio
hueco impensado por el que vivir
pero ellos la esquivaron
arrogantes y engreídos
hoy mueren la enfermedad del infinito
nadie los reclama en este deposito
de brutas miradas lánguidas
solo son la mudez de un grito.

Roberto Brindisi

miércoles, 14 de diciembre de 2016

UNA NOCHE MENOS


Hoy
habrá una noche menos
en el inmenso inventario del universo
una noche sin manos
sin piernas enlazadas
una noche que se incendia
en el humo de la desesperanza
habrá una noche menos
y en ese hueco tus ojos
esos mortecinos
de escaleras despintadas
que no mueren como tu nombre
suenan inquietantes
como el olvido de mis hechos
de mis pesadillas mutiladas de cervezas
habrá una noche menos y sobrara un día
en el libro ecuménico de la memoria
desperdicios de agua sin su lluvia
madrugada que se evapora en el tiempo
una tarde no nacida
huérfano de instantes corrompidos
herida profunda es esta soledad incorporada
con sus lutos de sombras francas
mas allá los juegos del horror y la avidez
cascara de sonrisas prodigadas
ante un espejo aburrido en mi habitación
se disipo la trigonometría de tus versos
es una lastimadura el magullón de tu nostalgia
que reposa en los ríos de mis poros
en la dermis de mis poemas viejos
en el penúltimo rezo de estas palabras sueltas
por lo tanto
en esta noche que se pierde
se dilapidan los colores de tus besos
las antiguas heredades de tus milagros
para dejar reseco el prado que nunca volverá a ser verde.
Roberto Brindisi

martes, 13 de diciembre de 2016

NOCHES DE HUMEDADES


Hay noches temerarias
en las que escudriño en los alrededores de mi alma
en ese espacio hueco de partículas de nada
siempre acechantes para construir mi angustia clara
hay momentos en que el tiempo para
se torna infinito el sufrido mar
se astillan las pestañas de mis ojos
y en un instante mueren los deseos como nacen
en medio de la sinrazón,
hay tardes que desconciertan
nunca me ha llovido el silencio
ni se han humedecido mis delirios
como tampoco se resecan los pesares de antaño
ni retorna esa boca ardiente
que incinero mis sabanas resplandecientes
hay minutos que se tornan mustios
cuando no regresa la mujer a la miento
de la que consigo lo que ella quiere
entregarme racionado el placer y los besos
regalarle yo mis versos aplanados
mis flores de cerámica
pareciera que no hay vida en un amor extenso
pareciera ser tan cierto que uno se convence
y emprende el deseo de embriagarse de lujuria
de sensualidad explosiva
que astillan los poros de mi cuerpo
lo fragmenta parsimoniosamente
la figura de mis fuegos interiores  son presumidas
como sentir que desgarras la piel de mi reverso
entre mis huesos estas aprisionada
entrampada
para que recuerdes las causas de tus culpas
las mismas que las mías de no querer creer en el amor
solo pasear desnudos por los afectos
en medio del tormento de un silencio opaco
dejando que se escurran las aguas de nuestros arroyos
sin sentir el dolor del  infortunio
sin decir palabras sobre tu jadeo intenso
sin enmudecer el sonido de nuestros labios partidos
después de andar en pos del plenilunio.
Roberto Brindisi





MI PALABRA NO TE NOMBRA



No me sueñes,
estoy en otras pesadillas,
de hambre, de hembras,
de desasosiego astillado,
ni me mires con el hueco de tus ojos
esos que cuentan putas en altas madrugadas
aquellos que miran mis vacíos embotellados
o mi alcohol corriendo por la acera
como lo hace tu sangre por mi entrepierna,
no jadees de manera desabrida
siente que abro el portón de la lujuria
que te esculpo vocablos en los labios
no te mirare con mi amanecer tardío
ni recogeré las arrugas de la vida
que se desplazan veloz por la ventana
son como pájaros malheridos
aves de vuelo relegado
prisioneras de alguna estación extraña,
píntame con la lengua de tu sexo
los eternos recovecos de la maldición
ahora que estoy muerto en esta vigilia arida
me llueven apocalipsis arcaicos
siento las gotas de tus manos secas
recorrer los muslos y la cadera
en diciembre hace fuego en los minutos
arde el lecho de tus acciones perdidas
que me incitan a locuras olvidadas
sobre los helechos moribundos
donde soplan vientos voluptuosos
espejo sobre mis ojos
multitud de gotas de fémina en mi regazo
en algún lugar del mundo dios agoniza con resaca
aquí en este cuarto desolado
ha florecido un cardo
que se contorsiona con mi sombra
entrega de los silencios heridos
seno prometeico de pezones guerreros
es mi palabra la que no te nombra.

Roberto Brindisi

miércoles, 23 de noviembre de 2016

COMO PÁJAROS SIN ALAS


El sol
se obturó,
detrás de la locura no hay mascaras
solo cinco minutos de balbuceos,
tanto tiempo carente de palabras
incineradas en la mentira de la racionalidad
sin comprender porque las jaulas,
están alli,
congeladas,
como pájaros pequeños sin volar
Dios le dio alas restringidas,
veo poemas muertos en sus pupilas
alfileres de acero esterilizado,
leen sin saber a Jacobo Fijman
poemas al borde del abismo
vidas que mueren en cada atardecer
y la muerte camina deshilachada
detrás de las flores de un geranio antiguo
siempre es posible renacer
crece amor desde la impiedad más gélida,
los sé,
estuve ahí hasta el infinito,
en ese hospicio con marejadas de angustias
desfilando la abstinencia a la luna
a las noches lujuriosas de alboradas
en la botella de alcohol los ojos verdes
más los fantasmas de mí mismo
en la compañía de tanta sexualidad salvaje
nos cubríamos
con el manto de una soledad perecedera,
mis pestañas en las nalgas de tu desnudez
mi retina dominante en tus pezones de agua
junto a los estanques de orgasmos en retirada
no nos cubria el rencor de la sinrazón
sobraban los espacios para el olvido taciturno,
quien contara mi historia en las horas primeras
quien querrá saber lo difícil que es la simpleza
alguien recogerá las agujas más unas líneas en verso
solo quedara laternura donde quiso crecer la demencia
o es en la locura donde el amor empieza?
Roberto Brindisi

martes, 22 de noviembre de 2016

PUEDE MORIR EL LLANTO


Escucho
correr el viento
en la pradera de mis sueños
soplan las palabras
como las astas de los molinos
en el aire se enredan las vocales y los pájaros
un maremoto lejano salpica en nuestro lecho
con las olas de dedos lánguidos
circulando agónicos sobre mis poros,
manos de mujer pecaminosa
de estrecho sendero virginal
los párrafos caen sobre mi garganta
un grito urgente se expande
hubo fuego en el fondo del mar
siento el hedor carbonizado de mi olvido
y en un punto sin dirección
empieza a caer la lluvia sobre mi sobriedad
en la parte inversa de mis quimeras ultrajadas,
solo me es necesario una mirada
esa que utilizabas para demoler los pétalos
en una habitación húmeda de siglos
de tiempo retrocediendo agazapado
de ayeres parangonando a los gorriones,
en el centro de la miseria me llamaste
pudimos aferrarnos a los últimos estertores
sucumbir descalzos en el piso de mi anhelo
permitir que treparas como animal de seda
por el vértice de mi concupiscencia
gritar primitivamente el primer verbo
dejar que me ahogara en tu boca temprana
acopiar los tramos
de labios deshechos en el anochecer
me di cuenta que existíamos
cuando me pose sobre tu seno
cuando alargaste tus falanges
hasta mi geografía extrema
y un temblor parecido al preludio de la muerte
desabrocho tu pelvis de color dorada
abrió mis venas en el filo de mi almohada
y los dos languidecimos eternamente.


Roberto Brindisi

lunes, 21 de noviembre de 2016

LA HORFANDAD DEL BESO


Un beso
suelto en las baldosas de mi habitación
siempre desolada ,
multitud de pasos la decepcionaron
solo lo efímero de presencias femeninas
le dieron el ardor de algún incendio
luego el frio escarcha de la inundación
supo completar su prolongado silencio
hoy
ese beso sin nombre
languidece en su superficie
trato de nominar la pertenencia
poner el acento en algún instante esdrújulo
intento salir de esta inmensa pesadilla
reescribir algunos versos en arameo
más las palabras se tornan invisibles
lo único concreto es el infierno
o sea este Buenos Aires cotidiano
lacerado por el cinismo, la perversión
de quien destruye vidas sin miramientos
y yo regreso al beso
hubo millones
pasajeros o muy sentidos
hubo mujeres que se anudan en mi olvido
como algunas que dejan su marca perenne
en la baldosa floja que sostiene parte del desamor
nunca encontré sosiego
miro hacia el interior del espejo que bosteza
creo que a esta altura se fastidia con mi ausencia
sé que se excitaba con las formas desnudas de las féminas
atesoró en su interior los momentos de jadeos
los espasmos de esa suma de poros ostentados
la pasión desmedida de los anocheceres
los labios que se derretían al licuarse
pero ese beso huérfano
que esta furiosamente inerte
será la signatura de algunos padeceres?
Roberto Brindisi
 



NO HAY


No hay
silencio más duro
que un adiós a destiempo
un vacio infinito
sin silabas que lo describan
No hay
muerte más tempranera
que la de una noche solitaria
o un incendio lascivo
en la orfandad de la madrugada
como no hay
boca de labios perdidos
si llegan gorriones verdes
desde estaciones lejanas
así tus tacones desnudos
en el borde de mi cama,
se evaporaran las pisadas fantasmas
en el terciopelo de tus pestañas
soplara un viento de consonantes
que enrede los poros de tu cuerpo
a mis nostalgias perimidas que no dañan
ahora creo regresar
del exilio de los que aman
en un torrente de agua y vino
con tu espera como señal que me falta
desabrigaras tus puertos
liberaras el tajo de tu ensenada
mi lengua impenitente
amarrara en el filo de tu astilla venenosa
en el abismo del pubis primaveral
allí enterrare mi olvido, mis angustias
renacerá la sombra de mis ojos ebrios
en un círculo de pequeñas ranuras
donde se pierden una multitud de caricias
ciudadela agónica vulnerada
certeza de que en la cerrada oscuridad
han de llegar campanas dormidas
algunos fuegos temerosos
que calmaran el cierre de mil heridas,
no hay más amor
que el que llega precipitado
rebalsando instantáneamente
esas compuertas tímidas
que se quiebran entre mis dedos oxidados.
Hay mucho más de lo que callo.
Roberto Brindisi



RECOMENZANDO


Imposible
ser nuevamente ayer
ave rapaz de tu sonrisa abundante
en el desierto de caricias desaparecidas
que aun intento recuperar
en este presente de agobio y soledad
pero hoy solo son instantes
ahora no es más que un lapso finito
es un beso efímero que amaga regresar
en tanto en este bodegón miserable
de turbio alcohol y sexo al mejor postor
me parece escuchar tus tacones huérfanos
el roce de tu falda corta
contra el imaginario de mi espejo
entre bebidas de pesares angustiante
pienso que este anochecer caerá tu falda
como el muro de Berlín
planifico como hacer nido en tu pubis
con la resaca de amores mancos
y la piel extrema de devastadores destierros
aun así conservo un recuerdo de alborada en flor
tu llanto de felicidad por un encuentro impensado
como también esa partida rauda
que dejo en descubierto mis ventanas mustias
por donde pocas veces asoma el sol
solo sombras de un pasado que invente
sé que las promesas de amor son ilusiones
euforia de una ebriedad temprana
no hay sitio que guarde nuestros labios rotos
ni tus pezones desvergonzados
no hay sitio que adorne mi cobardía
ni me humillen mis pesadillas torpes
no hay sitio en el que no te espere
aunque tu presencia prometa llegar
pulverizando tantos sinsabores ocres
esos golpes suaves en la puerta estrecha
quizás sea la posibilidad de volver a empezar.
Roberto Brindisi


LO PROFUNDO DE LA NADA


A lo lejos
quedo la orilla de la lagrima
la que perfora la piedra de la calma
sin sollozos
sin reclamos
con los ojos puestos en la distancia
en ese paisaje ralo
por donde alguna vez transito mi palabra
la dureza sinrazón de mi vocablo
que mansos ahora se ahogan en la nada
ese misterioso lago
profundo
abismal
desde donde recojo una porción de algo
sin ser amor es mínimamente afecto
después de arrastrar el peso de la soledad
por unos médanos recubiertos de aves
muertas en la estación del otoño
fusiladas por la inclemencia de este tiempo
pensé que asomaba el cariño
animal desparejo de este sitio
pero no fue así
solo la muerte a restablecido el prestigio del silencio
sin que la llama de una mano paseando en mi espalda
me conmueva como antaño
me pregunto que será ahora de esos sueños puros
que se bañaron en las aguas pútridas de las pesadillas
volverán las damas desnudas de consonantes
de las ropas ignorantes del alfabeto
volverá aunque solo sea una de ellas
prisioneras de mi mala memoria
o se recreará la danza de otros nombres
que han de andar por el borde de mi lecho
descalzas maneras de amanecer
disimiles sentidos de la eternidad
aun en esta hora de mi vigilia
puedo pensar en que la suerte no está echada
que aún me queda una mano favorable
en la inmensidad de los instantes que quedan por vivir
se levanta una brecha amatoria en mitad de la madrugada.
Roberto Brindisi

sábado, 29 de octubre de 2016

SIEMPRE LLUEVE EN SAN TELMO


Ahora
solo vienen horas partidas
es medianoche y el tiempo se esfumo
que esperar de la madrugada si así empieza
la parte romántica de nuestro desencuentro,
breve
como todo lo bueno
o lo maldito
así es el espacio que pude disponer en esta noche
de tu cuerpo enteramente desnudo
de tu sombra enteramente cubierta
de tu misterio enteramente desterrado
ah, dijiste
pero aún me queda una bala por gastar
y le disparaste al espejo
con tanta mala puntería que se partió el ventanal
mañana regresaras a hacer el amor y por el desquite
el viejo espejo se puso en marcha
decidió disfrazarse de placard
llegaste hasta mi casa a ocupar mi cama
a despellejar mi cuerpo
a enturbiar el curso de mi sangre
alterando mis latidos
mordiéndome los labios
besando la almohada oxidada de mujer
y tu ropa rodó por el piso destemplado
como tus brazos cálidos en un caribe de San Telmo
lugar afrodisíaco en mi habitación
en los pliegues de mi venganza
en la multiplicidad de mis arrojos
pensé en la esquina sin alumbrado
mientras veía apagada tu vagina de hembra sensual
pensé
algo anda a la perfección
no arruinemos este instante en que te vas
y yo me muero
sin ninguna compasión
debemos dejar que las cosas sucedan como deben ser
así que me fui primero.
Roberto Brindisi

PASAN




Espere hasta un agosto
para verte desnuda de prisas
para tomar un café en la cama del fondo
sorteando las telarañas multiplicadas
en el verdor de tus ojos incendiados
y espere
vino el agua de fines de otoño
pensé
no hay mejor gota que la de una lagrima a destiempo
me di cuenta que los llantos breves nunca son buenos
mejor escribir un poema al polvo de las rosas trituradas
o tal vez sortear alguna esquina de calles empedradas
de zaguanes antiguos con las sombras del pasado
pero nada me conformo
solo la sonrisa tímida de tu rostro lascivo
que hay detrás del ladrido de una luna nueva
me consultaste con el bretel en el piso
no se te dije mientras me guiñaba el espejo su reflejo
y allí salte,
presto cual fantasma sin honor ni honra
sobre tus senos nuevos
hubo aroma a triunfo sin discernir de quien
de los dos pudo ser
pero aquella madrugada mientras dormía
te marchaste en medio de un tango arrabalero
o nunca estuviste y te soñé
como se sueña a dios acostado con mil vírgenes
después de una borrachera en san juan y boedo
a veces pienso que no hay noches
que el tiempo de soñar es tan eterno
que la infinitud es un destello de tiempo extinguido
hasta que veo que tu silueta da la vuelta
por los portones de mi cuarto amurallado de nada
me sorprende la facilidad de morir en un instante
resucitando sobre un cuerpo sin ropas jadeante
con su pelvis de muchacha inaugural
aunque sea una vigilia como tantas otras
cuanto daría por ser un bardo galante.
Roberto Brindisi

martes, 27 de septiembre de 2016

HEREDE SEPTIEMBRE


Herede un septiembre
con filos en el medio
con clavos oxidados
de días agobiantes
hundí mi rostro peregrino
entre la mata de orificios consumados,
qué hacer con este lapso
que nace en el estertor de lo finito,
que sino intentar desalojarlo
para que mi memoria levante vuelo,
pasaron varios meses
gélidos como la angustia del mañana
encerradas en un cuarto de alquiler
donde huele a todo y sabe a nada
las ventanas me observan extrañadas
una soledad más bien enemistada
con la abundancia del ayer en otro lado
y mis dedos que rasgan el desierto
de un espejo que conserva los desnudos
en un murmullo de rosas pulverizadas
esquirlas de una guerra nunca iniciada
a pesar de los encuentros cuerpo a cuerpo
sobre el mapa de mi cama de celofán
por esos paisajes volaron con prisa
unas prendas ajustadas sin sentido
despedazadas por el navío del deseo
cuando las traía el eco de gemidos
los jadeos perseverante como pájaros
radiantes de placeres trashumantes
buscando asilo en los labios inclementes
que besaron noche tras noche
las palabras de filos y astillados
buscando refugio en mi garganta
hoy, terminando este septiembre
confío en el arribo de unos pasos intangibles
que tienen el aroma de hembra ansiosa
dispongo de mis ojos cerrados en los sueños
aguardando en soledad como mariposa.
Roberto Brindisi

jueves, 8 de septiembre de 2016

LA ESPERA DEL POETA


Creo ser la poesía
que amansada
llora con sus lágrimas rotas
el vacío de otra madrugada,
vivir en el espacio invisible de una hoja
andar con la sangre a cuesta
sin mostrar cada una de las heridas
en las eternas potencialidades de lo imprevisible
en esa nada interrogante desde mi silencio,
nos complementamos,
yo,
rabia contenida en mis pesadillas,
el bardo,
que ha fenecido tempranamente,
pero que aún dialogo con sus misterios,
una rosa mustia,
una ventana rota de invocaciones,
un espejo entumecido en su deseo,
una cama continente de las partes femeninas,
la humedad de su letra nunca impresa
 esa sonrisa huraña en soledad,
son formas que presenta la vida
para ir muriendo aun con la piel puesta
o quizás sea  la espoleta de una granada
esparciendo las astillas por doquier
salpicando a los adormecidos del polvo de palabra
poeta y poesía
aquí estamos sin saber que decirnos
nos sobran los vocablos esparcidos en nuestros poros
nos falta quien detone esa mágica conspiración
esa sombra que tan dentro nuestro
se exteriorice como un poema o varios
te veo, poeta,
en un momento de descanso
abriendo los ojos lentamente
para intentar capturar a quien le dé sentido a los versos
quien provoque que dormir no sea posible
ni deseable
vivir la vigía de su llegada y entrega
para que finalice este paréntesis horrible.
Roberto Brindisi


lunes, 18 de julio de 2016

SOÑAR OBSTINADAMENTE


Este atardecer callejero
solo puede empezar
en una plenitud disoluta
en un otear en silencio el océano
con tu compañía ausente
como viejo lobo depredador
extraño esas manos sin continuidad
quizás en las ráfagas del viento
tu rojizo cabello se dispare
como viejo animal atado a la memoria
me quedan unos ojos tristes de despedida
sobre el fondo del acantilado un violonchelo
desafinado
de un músico cojo y ambulante
quien muchas calles atrás
se enamoro de la arritmia de los faroles
del retardo agónico de los antiguos relojes
de una notas perdidas de otra partitura
que su embeleso no te vio pasar mujer inolvidable
entrañable fémina de un anochecer
no recuerdo tu voz porque se mezclan, creo, con otras voces
todas jadean en el mismo sentido
todas gimen sobre el violín de un orgasmo
y sigo pensando que este atardecer
solo puede terminar en una concentrada infinitud
o en unos besos lascivos que humedezcan mi deseo
si estuvieras aquí amante enceguecida
seguramente tu indice señalaría la dirección correcta
me lo mencionan los pájaros que vuelan en circulo
sobre un mar salitre que no admite siluetas dulcificadas
ellos han  elaborado un teorema de tus desnudos
que tiene presente la apertura exacta de tu entrepiernas
en tanto sigo buscando un centro que difícilmente encontrare
me resigno a aterrizar mi piel sobre tu dermis amapola
te veo completamente despojada
y descreo de las teorías de los bulimicos paraísos
intento escribir una oda a la curva de la carne
a la perfección incorrecta de tus huesos
son como vertebras blancas y negras
de un piano femenino destinado a mis manos perversas
me traen otro vaso de tequila
el que saboreo apresurado como a mi propia vida
en el umbral mismo de la borrachera me detengo
con la expectativa de que no suceda nada
en lo oblicuo del invadeable páramo
presto oídos al ruido seco del silencio
cae como una hoja de otoño sobre lo invisible
me pregunto si ya no estaba aguardando allí
un rumor de pesada ubicuidad
que no tiene ni principio ni fin
me convoca al lugar exacto de mis recuerdos
caigo en cuenta que todas las cosas de este mundo
alcanzan y pierden el edén al menos una vez al día
y diviso tus prendas en el borde de mi cama
mas una silueta que sale de mi espejo, de lo más profundo.
Roberto Brindisi

jueves, 14 de julio de 2016

A DESHORA


Diría más allá
si la noche no estuviera muerta,
lo diría ante los islotes del temor
ante esa brújula descompuesta
que apunta al sudoeste
como las melodías de la locura,
diría más allá
si las estrellas no se desmoronaran
sobre los sueños tristes de un poeta
sabiendo que las letras bastardas
producen una soledad tan bella
capaz de pensar en asaltar alguna biblioteca
a media cuadra del cubículo de la ignorancia,
el que escribe no se cansa de pensar
que es un oficio mil veces menor
al del lector adicto a las palabras escritas,
quisiera decir mas
siendo parte de un abismo
de un ápice de ese vacío inescrutable
del abismo mismo de la indiferencia
al regreso de los meandros de los deltas
de las olvidadas arenas movedizas
en ese espacio de humareda y de cristales sucios
mas allá de las espigas que fingen ser silvestres
o de esos pájaros compuestos como polinomios
de los cuchillos aguzados de las hojas de pino
o de las astillas de los álamos somnolientos
soy un viejo lobo que quiere abandonar su piel mundana
por el sendero donde la vista pierde su bruma cortesana
resplandecer en la boca de una hembra color arcilla
por el oeste donde los cielos maduran sus amaneceres
pudriéndose y desprendiendo trozos sobre mi cabeza
se que estoy y estuve en muchas miradas
me voy resignando a ser memorias
recuerdo de otro que se olvidan
aun conservo los últimos alientos
los que hacen que me amigue con mi antiguo espejo
el que guarda los secretos despellejados
las curvas perfectas de las féminas fatales
los jadeos y orgasmos como música de Schubert
el que vio andar la humedad y los placeres
hechos gotas de sudor empañadoras
me he amigado con mi lecho y mi ventana
pacientes amigos de mis ansiedades
podría decir tanto pero siento que aun no es la hora.
Roberto Brindisi







miércoles, 13 de julio de 2016

ENTERAMENTE LOBA


A ella,
a la que olvide su nombre
pero me quedaron puntas de sus alas,
no he de perdonarle
abondanar el cielo de azufre y arena
por la simple tierra de días olvidables,
no creo que mis dedos
perforen los huecos de los nidos de gorriones,
son dedos lubricantes de marañas,
donde encontrar otra compañera
que sepa ser barrilete de hilo de costura,
mi memoria registra barricadas
en la superficie gélida de sus deseos,
es hora de aterrizar en suelo nuevo
y desde abajo remontar la luna en cuarto menguante
espérala me digo
sin saber el sentido de este movimiento absurdo
las lunas no deben remontar
como los gatos no deben abandonar los tejados de antaño
recuerdas gata como deambulabamos por las noches
con unos miseros versos bajo la manga
y tu maullabas
en tanto la loba desaforada
venia a exprimir el sexo hasta el hartazgo
tanto vino que cruzo el mar hasta la nueve de julio
y en un hotel de lujo consumamos la locura antigua
no hubo pergaminos sino miradas encendidas
no hubo río de la plata
pero si tus arroyos que inundaron lechos
y sentados en una plaza de esa patria enloquecida
faltaron las palabras que bordaron la poesía
mientras tu lengua entumecía en la mía
te deje partir porque no correspondía
privar a Barcelona de tanta hembra pervertida
luego los recuerdos presentes del suicidio
los de aquellos momentos inanimados
cuando alguien quiso hablar con voz en cuello
y no pudo
todo lo apetecible había terminado
ahora a nadar en las aguas de estas cloacas
hasta que no hace tanto asomamos la cabeza
pudimos respirar un aire que no era de amianto
es que la vida es un tremendo juego de rayuelas
un inquietante traspaso de diferentes destinos
sera por todo eso que la recuerdo tanto.
Roberto Brindisi










martes, 12 de julio de 2016

LLUEVE MI INCOHERENCIA


Hay días
de lluvias amenazantes
que cubren el cielorraso
de una ciudad empapelada
por donde huyen pájaros libres,
escapan por los agujeros de ese inmenso follaje
que los miopes llaman cielo,
se dan a la fuga hacia aires de libertinaje
para caer en la cuenta que no hay escapatoria
solo la ilusión de perderse en las nubes
de celofán despintado de azul marino
y creerle a Neruda con sus cielos inventados,
no
no hay otra cosa que una vida lenta
que emerge de miles de segundos fenecidos
entre los cristales de mentiras frágiles
en ese curioso carrusel de giros imprevistos
nadie pronunciará mi nombre en la mañana
como nadie ha de enterrar mis poemas
en los jardines grises de una ciudad sin nombre
no serán los cuerdos los que me recuerden
serán mis musas,
las que por momentos fueron prostitutas de alcoba
o los duendes del alcohol barato
de algún bodegón perdido por el bajo
no hubo dioses abstemios esos días
solo ángeles terracotas que caían
se que yo me hundía con la sabia pluma
de mi poesía en mil vaginas
y solo unos labios de fuego incendiario
me dictaron las estrofas desencarnadas
de noches interminables en el lecho
tuve que aprender a mamar los diferentes senos
que algarabía provocan los orgasmos verdaderos
como detectar cuando las luciérnagas enloquecen
sin reparar en que no es lo mismo mi cuarto
pobre y descolorido
que las habitaciones de los psiquiátricos que te ofrecen
para dejar entrar los gramos de cordura,
no podrán dictarme ni un vocablo
no escribiré contra mis angustias
ni he de llorar por los dolores de este paso
solo que no es poco
adorar mis soledades màs mis silencios
como bienes con los que nutro mi palabra
nunca creeré que un poeta es igual a un loco
nunca los cuerdos escribirán mis vocales del principio
ni las consonantes de mis sustantivos discordantes... .
Roberto Brindisi