lunes, 30 de abril de 2012

RECORDANDO MAÑANAS

Dices que me recuerdas
Sin saber bien de donde,
Dices que te sueno a música
De batallas anteriores,
Que sumergido en la trinchera
Pude haber curado tus heridas,
Crees que fue en un camposanto
De amores imposibles
Donde irreconocible terminan
Aquellos huesos nunca redimidos.
Se que alguien estranguló mis lunas
Mientras las letras giran insidiosas,
Posiblemente fue tu mano suave,
La de mujer incontenible en esas noches,
Las de horas que pasan insomnes
Sin relojes que controlen tanto desenfreno,
Por el sabor de tu mirada verde oscura
Me entrego a creerte sin reproches.
Estamos casi seguros
De algunas cosas del pasado
Ocurridas en el pueblo de este cuarto
Detrás de la polvareda del tiempo seco
O del espacio recientemente acotado,
Con la vivacidad de tu espalda
En lo intenso del calor de tus océanos,
Oleajes de intenso candor,
Mar calmo de baldosas terracotas
Cuantas cosas pueden haber acontecido
En los abriles despedidos con dolor.
Nos parece recordar más claramente
En la apertura lenta de tu puerta,
En las sensuales entrepiernas de mi atisbo
Por donde mis dedos atrevidos
Desovillaron este sexo después de tanto deseo,
Sabiendo que se asomó el sol
Por las hendijas traviesas de estos cuerpos,
Haciéndose la noche oscura
En los tajos férvidos mojados en alcohol.
Es bueno el recuerdo
Cuando existe el presente,
De amanecer silencioso compartido
Entre números que dirimen espacios,
Geometría que recorta en línea recta
Los susurros de la alborada nueva,
Cuando llueven vocablos soeces
Sobre el tejado de nuestros oídos,
Garúas permanentes de abstracciones
En estos techos de chapas negligentes,
Doy gracias a la Virgen de los días nuestros
Por tener mi ansiedad entre tus oraciones.
Mañana quizás recordemos…  








domingo, 29 de abril de 2012

VIVIR EN LA POESIA

El punto es saber,
Saber si mi sombra será eterna
Junto a la luminosa presencia tuya,
Borrando los nombres
De tantos muertos en mi memoria
Pero aun vivos en este mundo.
Suavizar los bordes impuros
De soledades reunidas al pie del terraplén,
De arrabales inclementes y sórdidos
Con algún tango de fondo,
Que recoge tu ebriedad de madrugada
Mientras me esperas desnuda
Revistiendo tu agonía de mujer mundana
En el filo del borde de un vaso
En una boca de mesura enamorada.
Saber que llegare
Remontando esta luna plateada,
De cuarto creciente danzando en el espacio,
Con un hálito enredado de canciones viejas
De las que me olvide la letra
En el bodegón de San Telmo viejo,
Junto a los brillos de unas putas algo añejas
Volviendo a la superficie de tu cuarto sin espejos.  
Saber que es la asfixia
Cuando un mitón cierra tu garganta,
De manera indolora entre muslos desvelados
Siendo la lágrima de tus ojos chocolates
La que cae lentamente profanada,
Ahora, en este instante,
Cuando te salvo de suicidarte en el vacío
De una vida con ideas congeladas.
Todavía,
Traidor desconocido,
Transitó por la plaza mayor,
Sombreándome de verde,
El mismo color de tu mirada
Y te busco gaviota de ultramar
Sin fe, esperanza ni ilusión,
Muriendo en las manchas de cada alborada,
Que me recuerdan anocheceres que han partido
En la misma dirección que los vientos del otoño
Cuando entre besos y roces
El mundo era enteramente nuestro,
Sacrílegamente mortificábamos nuestras pieles
En el deseo vehemente de amarnos sin igual
Y perpetuarnos eternamente en la madeja de un retoño.
Saber, esa fue la clave
De que ya no vivíamos sino en otros sueños,
En los de algún filósofo griego,
En las alturas de un teorema del amor
O en la vigilia de un errante esclavo ya sin dueño.
Nos teníamos finalmente
Y nos hemos renovado en mariposas color de poesía
Nunca más nos perderemos
Busquennos en poemas de amor exclusivamente.
  

 

viernes, 27 de abril de 2012

ESE SOY

Me he levantado
Sin recordar quien soy,
Tengo una boina blanca,
Unos zapatos lustrados,
Un pájaro muerto en la mano
Y nada de tiempo propio.
Un salón con muebles viejos
La prestancia de unos cuadros,
Una puerta de horas desvestidas
La ropa desparramada de mujer
Mas el humo de cigarrillos de cabaret
Y yo son saber quien soy
Entre cristales filosos de un ayer.
Recorro mi mente
Una y otra vez,
De manera incansable en esta tarde,
Me prodigo alegre entre tus recuerdos,
Los que me cuentas
Los que comparto
Los que me agradan,
Pienso que hoy no tendré pesadillas,
Ni de las mías ni de las ajenas,
Borrare la tristeza de alguna dama,
Esa que me quito la camisa de piel,
Que corrigió cada una de mis caricias,
La que se interno entre besos
En el nosocomio de mis labios,
Paciente consumida de ansiedad
Que lacera mi profundidad de preso.
Difícil de explicar cuando señalo
Que he visto el incendio desde adentro,
Fuego en el que nos chamuscamos los dos,
En el que se desprendió tu bretel dorado
Dejando escapar al galope a tus aureolas,
Sostén de palabras de piratas,
El mismo que toma el colectivo descolado
En unas horas frente a un mar sin olas.
Recupero la memoria en este lapso
Se que quien piensa no soy yo,
Es un extraño que nació en Buenos Aires
Cuando en el reloj del hospital dieron las tres,
Mas adelante cuando fue abandonado
Lo recogí y le enseñe a caminar,
Quizás con la escasez del infortunio
O con la plenitud quebrada de la ventura
Pero si algo aprendió a valorar
Fue la espesura de tu cabello de asturiana,
Las vocales constantes de tu silencio,
Mujer que descuelgas prosas y poesías
En el trasfondo del amor colándose por la ventana.

martes, 24 de abril de 2012

MARIA DOMINGO


Hubo un tiempo
De fríos persistentes
De escarcha rustica
De vientos cortantes
De silbido de tiempos idos
O llegada de poca gente.
Hubo un tiempo
En que la luz no aparecía,
Todo era extensa sombra
O colmada grisácea oscuridad
Por donde varias veces se perdía
La inocencia de tu mirada
En el desagüe embrutecido
De los breves lapsos de marinas enlodadas.
En el campo de la finitud
Todo termina cuando debe acabar,
Ni un minuto antes ni un siglo detrás,
La marea trae pájaros muertos en altamar
De naufragios de vuelo bajo,
Llegan a la Isla Maciel putas heridas
Con patéticas madamas
Que te llaman raudamente con interés
De que forniques por unas sucias monedas
Esos trozos de carne con el alma perdida.
Llegue a reclamar el fuego,
A demandar lo que yo creía,
Me exhibí en las audiencias mundanas
Con mi ropa de papel azul
Bordadas con poesías extenuadas,
Que hablaban de Maria Domingo
Con los soles de carnes firmes,
De ojos verdosos centelleantes
Quien me abrió su libertad de madrugada.
No siento lo gélido
Ni el dolor de las ausencias
No llevo los clavos de soledades viejas
Me sumerjo en su vientre de muchacha nueva
De promiscua experiencia,
Cuando mi oído se esclaviza a verbos obscenos
Suelo degustar las caricias como un perro viejo
He empeñado mi desquicio extenso
Y jugado a esconderme entre sus senos.
En la redención vital
Es quien dibuja los contornos de mis sombras
La que guía mi mano y sus falanges
Por entre las ropas de mis ladrillos
O la desvergonzada desnudez de mis tapiales
Entre lunas nuevas decrecientes
Y lagunas de gotas de arrojos profanos
Solo estoy seguro que este es un amor ardiente.
  


EL ROSAL DE MI ALBA


Y que hay,
De que me pierdo,
Me pregunto con la mirada perdida
Y el habla preparada
Para hablando mucho no decir nada.
Hay un largo camino
De fantasmas literarios,
De muertos en el formol de su erudición,
Válgame que prefiera la vida
Aun en medio de desvaríos,
Con la acrobática soledad de la perfidia
De un amor no correspondido.
Elijo la vida aun hablando de la muerte,
La elijo cuando hablo de mi cuarto,
De la extensión de mi ventana,
De los calores que asoman en la mañana
Cuando elogio mis espejos,
Porque para mi la vida, esa puta vida,
No esta en los libros de mis anaqueles,
Ni en las bibliotecas inmensas y borgeanas
Esta en la punta filosa de mi lengua
Que dice: hoy existo sin haber visto a Dios,
Aunque lo imagino cuando me derrito
En la luz clara de los labios de tu vagina,
A la que lamo, penetro y le rezo en cada madrugada.
Y que hay
Sino me place escribir como otros lo harían,
Si soy yo, enteramente
Con tantos privilegios y adversidades,
Que no me importa medir la distancia entre signos,
Para mi la taurina es señal de existir,
De tener claraboyas en mi boca,
De sumar aberturas a mis besos húmedos,
De pintar tus senos con aureolas humedecidas
Por la lengua de mi anatomía,
Con la saliva lujuriosa en tu geografía
Hasta el exacto limite de tus nalgas,
Como explorador que nada temo ni temía.
Y que hay
Si aun remonto barriletes,
En tanto aguzo la hoja de afeitar
Para tajear agudamente este mediodía
En el que todo parece adormecido
Menos la cuota de maldad que me prodigo
En los bordes mismos de las venas,
Canales de la perforada sangre,
No se ni me interesa lo que desaprovecho
Según los tiranos de alguna entidad,
Válgame que me lastimen las espinas
Sabiendo que hice de rosas rojas el alba de mi pecho.




domingo, 22 de abril de 2012

LA CIUDAD Y EL AMOR



Se desmiga mi ciudad
En una noche de uvas borrachinas,
De mujeres embriagadas
En el aroma del sexo de la muerte,
Así voy tejiendo el amor
En el portal del sexo hambriento
De carnes firmes y mujer invariable,
Pero tuve que desollar mucha hembra
Para subirme a este tálamo
Con las piernas dispuestas
Y las manos hechas palabras soeces,
Con los sudores nocturnos
Hecho mares navegables,
Donde atracan las carabelas de mis besos,
En la rada,
Debajo de tu monte de Venus,
Donde deposito mis ardores masculinos
Tan vulgar que prefiero no referirlos,
Tan poco educado como despojarte de tus faldas,
De las prendas en su totalidad
Y jugar con tu superficie de continente
Con la geometría necesaria,
Perfecta en sus costas,
Renaciendo luego de manera incipiente.
Ahora es mi mirada,
Ahora es el espejo que enmudeció,
Recorro como un tigre en extinción
Las baldosas descoloridas de mi cuarto,
Pienso que no hay suma algebraica que me condene
Ni logaritmos imperfectos que me juzguen,
Ya que los sustantivos,
Los verbos y predicados estan descansando,
Puedo dejar suelta mi frondosa imaginación
Pensando que la vida a veces es una botella de alcohol,
Muchas tú presencia constante en el lecho,
Otras solo la sonrisa de nuestra descendencia,
Pero la vida es tiempo detenido,
Es espacio sin lugar ni límites que lo demarquen,
Es la nada conteniendo cantidad
O es el todo penitente de perforaciones,
En esta ciudad mía, de río amarronado,
Donde se alzaron mármoles
Con una manada de aullidos,
Donde al atardecer se escondieron los pájaros
Entre edificios de miedos y silencios,
En tanto busco incansable esa partícula ínfima
Que me hace junto a vos, mujer,
Dos desconocidos unidos por el amor,
Salvándose al encontrarse ambos perdidos
En esta ciudad de brumas y luces del ayer.




EXTENDERME EN VOS


Se que me extiendo
Sobre la larga sombra
De mis indescifrables días,
Que descanso sobresaltado
Al saber que no pretendo
Cometer ninguna felonía,
Así como me viene a la memoria
Aquel viejo puerto de madera,
Con barcos de papel de lija,
Mojándose en los pequeños charcos
De agua estancada de algún llanto
De novia abandonada en la escalera
Del sucio inquilinato con cierto espanto.
Afuera de mi sombra queda la piel,
La que tanto he desgastado,
Acariciándola contra los poros de tu espacio,
Mujer de varios orgasmos
Lentamente consumados en estas noches
De fragancia con sabor a viejas soledades,
De las que nadie escapa
Porque solo existen sombras de reproches
En el afilado costado de tus labios
Cuando agitas las letras perseguidas
Que terminan sujetando tus besos sabios.
Ahora,
Frente al teclado de mi ordenador,
Se que mi sustancia es un arma cargada de poesía,
Con balas como pétalos de rosas
Capaces de perforar las horas del atardecer
O desentrañar el misterio de las cosas,
Mientras miro tu espalda cual papiro
Por donde mi lengua lujuriosa escribirá
Que estas caricias suman tu piel impetuosa
Al cúmulo de secretos incontables en cada nuevo giro.
Cuando observo la pantalla
Me doy cuenta que es el ultimo espejo,
Donde las palabras son la realidad
Tan relativa como lo es un fugaz reflejo,
Nubes de puntos interminables,
Firmamento de vocales desmadradas,
Hoy tu sensualidad me mantiene perplejo
Mientras utilizo los sustantivos más amables.
También en mi saber
Cabe la idea de replegarme sobre mi pensamiento,
Para lo que no hay lugar
Es para pensarme solo, con el perjuicio del silencio,
Mujer que se explaya sobre mi mirada
En esa erección de mis ojos amarronados
Que nos otorga existencia en cada alborada.
Quizás existamos fuera del papel…

miércoles, 18 de abril de 2012

LA VIDA DESIGUAL


La vida,
Como palabras desordenadas
En busca de cierto equilibrio.
La mía
A veces con pasos cansados,
Otras con el caminar etéreo
Cual el ladrido sordo de un perro extinto,
Eso es solo un ápice,
La primera letra sobre el papel,
Punteado de estrofas irredentas
Que suelo llamar poema por mera cobardía.
La vida,
La que se juega en los lugares marginales
No es igual a la que poseo
O la que pude y quise ir elaborando,
No,
Allí la oscuridad se hace a la mañana,
Los ruines comercian y negocian
Entre mujeres inocentes violentadas,
Tantas veces violadas,
Con niños que no se sabe si lo son
O han devenido en presas de casa menor
Sustentada en la hipocresía de los que calculan,
Los que suman unas monedas más,
Los que tienen hijos que se abastecen de mandanga
Entre los pasillos estrechos y puertas de chapas.
Pero la vida tiene otras cosas,
Tiene la verdad de saberse tan distinta
De acuerdo a donde caiga la manzana,
Puede que en un espacio sin fronteras,
Entre los que creemos en ángeles eunucos,
Le rezamos a la virgen del presente
En la peregrinación austera de los sábados
Cuando nos quedamos solos dulcemente,
La vida es una gran tramposa,
La misma que responde con gambetas
Sin responder si este amor es cosa de dementes.
Por eso
He decidido no escribir más poesías
En lo que resta del día de ayer,
Solo lo haré en estas horas
De atardeceres melancólicos,
Cuando se levante el toque de queda en tus labios,
Cuando se liberen tus pupilas en plenitud,
Cuando nada detenga la marcha del deseo,
En esos momentos casi eternos
Cuando la noche se funda con la almohada,
Mientras el albor se avecine entre gemidos
Y en el pliegue de una esquina de mi cuarto
La vida sea por breve lapso, vida enamorada.


  

martes, 17 de abril de 2012

LA VIDA ES UN SUSPIRO


Un suspiro,
Una gota transparente,
Una mujer,
Perforan mi coraza,
Mis indecisiones,
En la torpeza de una tarde urgente.
Niño de mirada hambrienta,
De boca perdida en otras bocas,
De entrar en puntillas
En el espacio oscuro de la soledad,
Sitio al que por años frecuenté,
Lugar descocido al que retorno
Tantas veces que no es difícil encontrarse
Con la sombra de mi mismo.
Un pájaro en la rama,
Un árbol que cae sin sentido
Y yo aquí imaginando
Los colores del fondo profundo
De tu mirada enternecida,
De tu sonrisa acallada por el borde
De los límites que tiene mi palabra,
Cuando esta sala de por si es todo mundo.
Mis pies de infante,
Tus deseos adolescentes
Cuantos encuentros en los desencuentros,
Hasta amarse parece irritante,
Pero no, es la vida
Así, compleja en los cuadrantes de este centro,
Cuando apelando a las metáforas,
Intento escribir algo original
Sin darme cuenta de mi máxima mediocridad,
Pero da igual,
Partiré sin saber lo que he sido,
Si una estrella fugaz o un firmamento de humildad.
La existencia es larga
Como palabra y como concepto,
Pero es mucho más breve cuando se anda
Con el barrilete de los años
Recogiendo piola y sonidos imperfectos.
En el cantina del demonio
Suelo parar de noche hasta las primeras luces
De una breve madrugada,
Puede que entre el alcohol
De esas mesas de seres intrascendentes
Aparezca una bella flor
Como un legendario tango surgido del barrial
Mientras baila una morocha y un hombre valiente.
La vida es grande por las cosas pequeñas,
Tu boca pintada de Frida Khalo
Y mi traje pintado de hojalata en la que alguien sueña.







lunes, 16 de abril de 2012

ES ASI



La alegría
Es una extraña visitante,
De andar pausado,
De alas amplias,
Que fácilmente se percibe
Porque tiene la sonrisa de mañana.
La alegría
Es una pariente lejana,
Que por tan pocas veces vista
Suele escaparse en las mañanas
Por los resquicios de mi ventana.
En mi infancia había alegría
Detrás de la sangre perforada,
De la ausencia de una madre imposibilitada
A darme gorriones de caricias
O caramelos de palmadas en la espalda
En aquellos potreros de pelota parada
Y con arqueros de mariposas esmeralda.
Jugué tanto a la rayuela,
Me divertí mucho con bolitas y figuritas,
En las veredas poceadas de mi cuadra
En los ligustros que visitamos con Juana
Que de sus senos increíbles
Aprendí mucho más que en mi propia escuela.
A veces me sorprende
La prisa del vidrio de los años,
O el pasaje inmediato de la rayadura del segundo,
Lugares intocables de mi sótano infantil
Por donde andaban las capas y los vuelos,
Niños capaces de ser hombres invencibles
Hasta que la vida nos coloca en un presente a veces ruin.
Ya perdida la suma de mis esperanzas,
Entre nieblas de amaneceres lujuriosos,
En camas y sabanas extranjeras
Me fue dada la suma aritmética de mis días
Y encalle entre los senos de Maria
Senos turgentes, ojos verdes, labios sabrosos,
Caricias dilapidadas entre promesas
De no tener un paraíso terminal
Sino un lugar con espejos donde esperar
Que no estaré en soledad cuando las alboradas lleguen
Y mis angustias, mis terrores tendrán su compañía.
Bienaventurado el mar de estos días,
Bienaventurado el sol con sus defectos,
Sálvanos de tantas herejías
Cuanta promesa rota contra el viento de un martes
O en las playas inexistentes del desafecto
Amante mía, de piel curtida y boca reseca
Me esperaste tanto en esta multitud de alegorías
Que al fin llegue como amante imperfecto.
  



domingo, 15 de abril de 2012

EL AMOR Y LAS HERIDAS


Se ha roto una flor,
Una rosa blanca o un clavel,
En la palma de mi mano matinal,
Se ha roto como una puñalada
Que filosa penetra el tiempo de la nada,
Crispada como letras esdrújulas
O como olas de arena del desierto,
Así de suave,
Así de molesta,
Así de  descontrolada
Digo que se ha roto
Quedando el aroma dulzon de la muerte,
Los clavos oscuros de tus ojos verdes
O el domingo que se marcha sin novedades
Se ha roto pero queda un pétalo
De esas flores enterradas en el tiempo,
En un espacio que ya no es repetible,
Como no se renueva el agua decolorada
Del paso de mujeres sin esencia,
No usan perfumes sino fragancias
Que le dejan las palmas del último amor,
Ese que marcha a paso lento hacia el olvido,
Hasta el destierro ilimitado de la memoria,
Pero de esa rotura algún remiendo queda
En la iglesia de los septiembres,
En los portales de los domingos soleados,
En las arrugas de todos mi temores
Donde gira la perinola sin lados
Ganando el más tramposo de la cuadra
O al que tú permites desde tus ventanas
O desde el atardecer luminoso de tu lecho,
Muchacha hermosa que me invitas
A engullirme los libros que adorna tú techo.
Las flores se disparan,
A veces se transforman en mariposas,
Ante la mirada voraz de tu desnudez,
Capullo que se extingue velozmente
Mientras afuera observa la luna agujereada
Como domesticas mi espalda,
Como me entrego lentamente, poro a poro,
Como se encabrita tu pelvis y tus letras
En ese sitio por donde giran mares,
Con barcos que suelen encallar por impericia,
Los remiendos también hacen almas nuevas,
Mejores muchas veces,
Dolores que devora la suavidad de tus dedos,
Como de la nada puedo hacer visible
Algunas blancas estrofas desaprendidas,
Con muy buenas nuevas el vergel no detona
Tiene tu superficie de hembra querible.
Escribes ahora sobre el polvo
Que las flores no se precipitan solo parecen heridas.




MIS LAPSOS



Por un momento,
Solo por un instante,
Me pareció que mi poesía
Pulverizaba aguerridamente a la muerte
En ese lapso
Vi caer decepciones añejas,
Soledades adheridas perpetuamente,
Miserias creciendo en las pupilas de mis ojos
Vi como sucumbían las paredes del vacío,
Como ardía la hoguera de algún suicidio
Fue muy escaso
Pero me convencí de haberte visto,
De haber puesto palabras a lo largo de tu cuerpo,
Entre tus manos delicadas,
Las que multiplican orquídeas liliáceas,
Haber robado verbos de tus labios,
Gritado en silencio el amor en tu oído,
Decir que morirías en mi última alborada.
Digo que en ese fulgor,
En el resplandor más elemental de mi incredulidad
Desplegó sus luces la mujer,
La hembra sensual de la infinitud,
La que me estimuló a ver el punto,
La partícula irreal de este remolino
Ante sombras carbonizadas por tus dedos,
Y creí, si, creí
Que la noche se derrite
Cuando nos juntamos frente a la lámpara
De luz tenue de tu cuarto,
Cuando nos deshojamos de prendas,
Vemos germinar nuestros latidos,
Sentimos como se deslizan las gotas del sudor
No el bíblico de la frente,
Sino el más mundano de estas pieles,
Deseosas de sepultar por siempre
Las batallas que nos produjeron cicatrices
En la palabra, en otro tiempo
Cerrando poco a poco esos recuerdos,
Creando otros nuevos mucho más perdurables
En este futuro que es ahora,
Vemos que somos dos silabas inseparables
Tanta oscuridad,
Tanta presencia de las sombras y los filosos bordes
Debió de entregarnos el tiempo
Para que este lapso,
Este pequeño intento
Que se da entre el nacer y el partir,
Me permita sentir que fue necesario todo eso
Para que fueras palabra que remite a rosas
En este intento fértil de ambos por vivir.

    

    

domingo, 8 de abril de 2012

ALBORADA


Último día
Que te derrocho,
Que no comulgo
Con tu intratable finitud,
En este barrio antiguo,
De casas bajas,
De tejas rojas,
De jornada agobiadora,
De noche que añoro
En su volcánica exactitud.
Pienso
Cuantos me han pensado,
Cuantos que ya no estan
Se derritieron con iguales pensamientos,
De lujuria porteña,
De bohemia cansina,
De poemas dejados a mitad de escritura
Por transitar sus ayes y lamentos.
Giro en redondo
Sobre mis ideas de partida,
Quiero creer que no existe cosa angustiante,
Que la muerte es solo un concepto vago,
Y me suicido por un rato como Alfonsina
Yéndome mar adentro de mi lecho
A nadar con los peces de tu espalda,
Mujer insomne de bustos en mis esquinas
De este cuarto en el que yo divago
Mientras afuera muere la nada sin pertrechos.
Me se ardiente
Bajo la exigua luz que se desploma,
Soy como un mar de bravatas
Dado a parir cenizas que enloquecen,
Que piden a gritos un pronombre,
Un sustantivo, un verbo
La punta helada de algún adjetivo,
Que reconozca tus pupilas al borde,
Cuando viaja la luna con su acerbo.
Ahora,
En este preciso instante,
Te oigo entre los medanos de mis prendas,
Te escucho farfullar porque te erija
Con cuatro monedas y un sombrero,
Con las breves faldas levantadas,
En el sordo sonido de esta tarde otoñal
Cuando mis huesos y mi carne
Sienten tu presencia enamorada.
En este día final
De una semana de almanaques corroídos,
Conmemoro que en las horas rescindidas
Estas conmigo en la locura de una nueva alborada.




sábado, 7 de abril de 2012

ES MI TIEMPO



A mis espaldas
Hay un reguero de tiempo,
Hay un sendero infinito
En mis manos de juglar,
Hay tantos puntos que no hacen recta
En el sentido de mi soledad,
En la desesperanza de mi silencio,
En la muerte de las sombras
Que intento ver con mi mirada erecta.

Débil es mi recuerdo
Entre las espesuras de este desierto
Que calcina mis últimas vigilias,
Mientras sentado en un bar de copas
Como las cartas españolas,
Tomo un siete de espadas
Y desfleco lentamente sus ropas.

Así de frágil,
Como una hoja entre las olas,
Puede ser mi memoria,
Hecha de trozos de pérdidas primeras,
De múltiples veleros que no zarpan,
De puertos erigidos de maderos,
Atrás de un barro espeso de madrugada
Cuando el viento no daba tregua
Después de una lluvia intensa respirada.

Viene entonces,
Ese tiempo invisible,
Casi sin dentadura,
Casi en los bordes de mi vida
O en la frontera exacta de mi finitud
A no decirme nada,
Construyendo mi propia semiologia,
Página tras página de impuro diálogo
Líneas que no saben de gratitud.

Es tiempo de atarme los zapatos,
De alcanzarte algo de ropa desparramada,
De sentirte respirar suavemente,
De quitar tu imagen sensual de mí espejo,
Siento que te duchas muchacha
En tanto borro tus jadeos de mi ventana,
Me pongo una camisa llena de pasado
Esta noche regresaras siendo diferente.

Me lavo la cara de destiempo,
Enjuago mi boca con tus besos,
Te llevas prestadas mis promesas,
Mis confesiones de una noche de pasión,
Los colores que pintamos en el lienzo,
Aprendiendo las imágenes
Y por la tarde esperare con goce tu regreso.






viernes, 6 de abril de 2012

LA ETERNIDAD ES UN JUEGO

Tengo la memoria
A punto de disparar,
Más da algo de temor,
Algo como tiempo derretido,
Algo como ahogo en un sueño,
Tal vez no deba apretar el gatillo
Y dedicarme solo a esperar.

Tengo rasguños de mujer
Como ese aroma a cristal que invade
El espacio amplio desaparecido
Y que conservo en algún sitio,
Zarpazos de tigresa herida
Que deja el caudal de sangre
En medio del más erótico sueño,
Tengo renegando,
Espumas de viejas pesadillas,
Tengo mi maleta incompleta
De soledades y sonrisas,
Pero lo que si no tengo, es dueño.

Apoyo mi cabeza
En una almohada de rosas fulminadas,
En un lecho de almidonado anochecer,
En el mismo sitio del que partió
Mi desesperanza acunada entre astros,
Teniendo ahora retazos de presente,
Y flechas de puntas afiladas.

Miro la hora
En el reloj de mi ventana,
La miro pensando en una flor incendiada
Por el roce de mis dedos,
En una mujer que suspira
Desinteresada por la lengua de la muerte,
Aplicada a descubrir segundos entre mis labios,
A escuchar confesiones desnudas de mentiras,
Veo el minutero en un reloj inexistente
Mientras gimo ante la idea de mis sueños rotos
En un amanecer de lluvias resistentes.

Salgo a la calle a buscarte
Atando mi suerte a una chalina,
Atando las baldosas de mi vereda,
Con un nudo marinero en el árbol de eucaliptos
O en una esquina cualquiera de mi Pilar,
Suburbio de malevos acobardados,
De prostitutas generosas aunque vírgenes,
De lenguas que se arrogan la santidad,
Más desde el vapor de mi presencia
Solo pretendo encontrarte mujer,
Barro con el lampazo de mis palabras
La tercera mirada de muchacha inocente
Y te invito a alcanzar la eternidad.

jueves, 5 de abril de 2012

NO ES TARDE


No es tarde
En una noche sin vuelo,
No lo es si olvido mi nombre,
Si lo confundo con el tuyo
En las arenas blancas
De la suavidad de mi cama,
Donde arrojabas como yuyos
Tus señales por el suelo.
Debo decir también
Que el atardecer te favorece,
Engaña mis sentidos,
Trama mis tendencias fenecidas,
Escabulle sus mascaras infecundas,
En este espacio de tierra
Que asemeja a isla de tela rasa,
Mientras tú mujer remontas mis fuegos,
Esos que incendian la mitad del cielo
Disipándome en la fuente del tormento,
Ese que propina tu mirada esquiva
Y tus labios me otorgan su consuelo.
Muchas veces quise tirar la piedra
Y esconder la carne de mi verbo,
Quise que las hojas no fueran llamarada
Pero no intervengo en la decisión final,
Esas que crean armagedones,
Adatan a los ángeles sobre el final del mundo,
En la que tu sonrisa plena se impone
Purificando la llegada de la noche,
Creo que es el tiempo nuevo
En el que la hembra halla la mascara del infinito
Ese que cabe entre tus piernas
Cuando nada y todo no son medidas
Sino simples expresiones.
Ahora será lo ígneo sometido,
La plausible muerte del pájaro profeta,
Te crecerán las alas epidérmicas
Cuando te remontes desde mis pies
Hasta la cruz de mi monte de los olivos,
Ay muchacha penitente,
Incinere la mitad de la bóveda celeste,
Por verte en el trasluz de mi ventana
Pero eres hembra inclemente.
Frente a la ceremonia de mi espejo
Planeo sobre tus duros peñascos,
Precipitándome,
Embriagado de signos,
Como ardiente enamorado del silencio
Que encuentra en esta lengua tendida
Más de un millar de pulcras alegorías
Sabiendo que no es tarde nunca
Porque te se amante rendida.


martes, 3 de abril de 2012

DECIR QUE NO


Dices que no,
Que no crees que un poema
Cuente de pájaros desangelados,
Ni de mariposas de mas de un día,
Ni de pequeños colibríes blancos
Que revoloteen en tu limonero,
Así como no crees que se pueda amar
A un juglar solo por su alegre melodía.
Dices que no,
Que los poetas no pueden soñar
Las cosas que aparecen en sus pliegos,
Que no dibujan en su mente ninguna sombra
Ni curvas espectaculares o peligrosas,
Ni bailar a la luz del vino
En la entrega de tantas letras,
Ni abocetar la tarde del que regresa
Entre los círculos coloridos
En un lugar de amores de posguerra,
Que no romperá los bordes
Ni los puntos suspensivos
Bardo de poca monta con versos sin hombreras.
Reniegas de lo que pueda escribir
Que son cosas sin trascendencia
Que nadie ira a una guerra por esta estrofa
Pero si se que se pueda ira al amor
Por lo que dejen mis versos en esencia.
Que no,
Vuelves a repetirme
Mientras desnudas tu nombre frente al espejo,
Tiendes tu desesperanza sobre mi cama,
Desarmas cada poro de mi espalda
Entre los dedos alargados de tu mano,
La misma que hará milagros
Entre los jadeos de luna nueva
Sabiendo que tu descreimiento no ira muy lejos.
Que si,
Que te susurre aquel poema,
Ese, en el que florecías entre mis placeres,
Ese en el que te rearmabas como hembra en vilo,
Ese que tanto creo arroyos entre tus piernas
Fecundando pimpollos en tus labios,
Ese que ahora escuchas atentamente
Mientras te desvaneces del espacio,
Entregándote a esa poesía a la que perteneces
Como amante pensada quedamente.
Que si,
Que siempre has creído en la rima
Aunque mis trovas armonicen poco,
Que te sientes sensible pujando entre estrofas
Como sensual y ardiente amante
Que suspira por una trinchera en la cima.
Entre creencia y negación
Lo que si entrega la soledad,
Esa rústica mueca de la vida
Es la inmensa posibilidad
De decirte cuanto es lo que te quiero.


lunes, 2 de abril de 2012

LA GOTA


Cuando una gota cayó
Insumisa,
Destronada,
Irreverente,
Como si fuera mar contenido
La gota grito al universo
Que deseaba ser amada.
La caída de la gota
Solitaria,
Humedecida,
Algo demente,
Mucho de suicida,
La caída al vacío de tu piel
Entre la tijera de tu nombre
Era de mi argumento inclemente.
Vaya gota, dijo la nada,
Recibiéndote entre tus muslos,
Creando una ermita solitaria,
Para protegerte del viento
En una gélida mañana,
Cuando el placer suele tenderse
A peinar sus sentimientos.
Y a la gota siguió otra
Que se desmembró en el aire,
Llegando partículas diminutas
Hasta la piel de tu luna creciente,
Hasta la breve soledad de mis espumas,
Hasta la punta de tu aliento caliente,
En el claro de la noche que la alumbra,
Gota que por ser pequeña
Nada hará el infinito penitente
Solo mirar como tus aureolas lo deslumbra.
Y la gota se llevo mis letras
Como tú te llevas mis palabras,
Como un pergamino emprende la fuga
Luego que la tinta de mis versos lo penetra,
Tanto espacio recorres gota,
Que sin ser océano te asemejas,
Violeta no te recuerdo,
Solo del color de las ausencias
Donde juguetea la soledad con unas pocas almejas.
Cuando consigo verte cayendo
Siento el vértigo de mi sombra,
Esas líneas borrosas, turbulentas,
Que recorren los cristales tu bello rostro,
Como el sonido del agua en las represas,
Sabiendo que la muerte inalcanzable
Deberá esperar su hora
Cuando me amas desvestida de sorpresas.  


SIN SILENCIO


Cuando los versos piden silencio
Callemos por favor,
A veces estan naciendo,
A veces traen agua fresca
En gotas de sangre desaguada
Sobre la camisa que ya nunca más usare
O en la cama que anoche habitamos,
Deslumbrados por la oscuridad
Y me recitabas a alfonsina,
En tanto cantabas serenamente al catalán
Por lo mismo que hoy hacemos silencio.
Reconozco estas estrofas,
Estos versos delicados por la ausencia,
Este poema de soledades escarchadas,
Y se que aun no los he escrito,
Rondando voraces por mi bolígrafo,
Quieren ser paridos en una mesa cualquiera,
Sobre un papel ignoto,
Quieren nacer sin orfandad
Para morder los labios de tu boca,
Presa difícil en estas madrugadas
Con tu cuerpo embebido de tanta liviandad.
Hacer silencio,
La mano no quiere enmudecer,
Quiere volar libre con coplas como gorriones
O como hornero que pulveriza la tristeza,
Mano que escribe,
Que toca tus senos,
Mano envidiada por sus dedos hábiles
Para hacer fragmentos
O introducir su nombre
Pariendo gemidos y no lamentos.
Ya no estoy seguro de tener que callar
Más si de avanzar con esta poesía,
Las letras se atoran de espacios en blanco
Cayendo al renglón del penúltimo averno
Incendiando la pradera de la hoja,
Como el fuego consumió la lengua de tu infierno,
Ay mujer de piernas esdrújulas
De volcanes en erupción temprana,
Se que por pasión no escucho tus gritos
Pero tus susurros erectan la flecha de mi brújula.
En silencio no,
He aprendido a escribir amándote
Por debajo de la sabana de tu hechizo,
Lujuria tuya que en los espejos se hace circulo,
Sensualidad que empaña mis alboradas,
Viene pues la extraña poesía
A poseerte mujer enamorada.