lunes, 2 de abril de 2012

LA GOTA


Cuando una gota cayó
Insumisa,
Destronada,
Irreverente,
Como si fuera mar contenido
La gota grito al universo
Que deseaba ser amada.
La caída de la gota
Solitaria,
Humedecida,
Algo demente,
Mucho de suicida,
La caída al vacío de tu piel
Entre la tijera de tu nombre
Era de mi argumento inclemente.
Vaya gota, dijo la nada,
Recibiéndote entre tus muslos,
Creando una ermita solitaria,
Para protegerte del viento
En una gélida mañana,
Cuando el placer suele tenderse
A peinar sus sentimientos.
Y a la gota siguió otra
Que se desmembró en el aire,
Llegando partículas diminutas
Hasta la piel de tu luna creciente,
Hasta la breve soledad de mis espumas,
Hasta la punta de tu aliento caliente,
En el claro de la noche que la alumbra,
Gota que por ser pequeña
Nada hará el infinito penitente
Solo mirar como tus aureolas lo deslumbra.
Y la gota se llevo mis letras
Como tú te llevas mis palabras,
Como un pergamino emprende la fuga
Luego que la tinta de mis versos lo penetra,
Tanto espacio recorres gota,
Que sin ser océano te asemejas,
Violeta no te recuerdo,
Solo del color de las ausencias
Donde juguetea la soledad con unas pocas almejas.
Cuando consigo verte cayendo
Siento el vértigo de mi sombra,
Esas líneas borrosas, turbulentas,
Que recorren los cristales tu bello rostro,
Como el sonido del agua en las represas,
Sabiendo que la muerte inalcanzable
Deberá esperar su hora
Cuando me amas desvestida de sorpresas.  


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