domingo, 22 de abril de 2012

LA CIUDAD Y EL AMOR



Se desmiga mi ciudad
En una noche de uvas borrachinas,
De mujeres embriagadas
En el aroma del sexo de la muerte,
Así voy tejiendo el amor
En el portal del sexo hambriento
De carnes firmes y mujer invariable,
Pero tuve que desollar mucha hembra
Para subirme a este tálamo
Con las piernas dispuestas
Y las manos hechas palabras soeces,
Con los sudores nocturnos
Hecho mares navegables,
Donde atracan las carabelas de mis besos,
En la rada,
Debajo de tu monte de Venus,
Donde deposito mis ardores masculinos
Tan vulgar que prefiero no referirlos,
Tan poco educado como despojarte de tus faldas,
De las prendas en su totalidad
Y jugar con tu superficie de continente
Con la geometría necesaria,
Perfecta en sus costas,
Renaciendo luego de manera incipiente.
Ahora es mi mirada,
Ahora es el espejo que enmudeció,
Recorro como un tigre en extinción
Las baldosas descoloridas de mi cuarto,
Pienso que no hay suma algebraica que me condene
Ni logaritmos imperfectos que me juzguen,
Ya que los sustantivos,
Los verbos y predicados estan descansando,
Puedo dejar suelta mi frondosa imaginación
Pensando que la vida a veces es una botella de alcohol,
Muchas tú presencia constante en el lecho,
Otras solo la sonrisa de nuestra descendencia,
Pero la vida es tiempo detenido,
Es espacio sin lugar ni límites que lo demarquen,
Es la nada conteniendo cantidad
O es el todo penitente de perforaciones,
En esta ciudad mía, de río amarronado,
Donde se alzaron mármoles
Con una manada de aullidos,
Donde al atardecer se escondieron los pájaros
Entre edificios de miedos y silencios,
En tanto busco incansable esa partícula ínfima
Que me hace junto a vos, mujer,
Dos desconocidos unidos por el amor,
Salvándose al encontrarse ambos perdidos
En esta ciudad de brumas y luces del ayer.




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