viernes, 6 de abril de 2012

LA ETERNIDAD ES UN JUEGO

Tengo la memoria
A punto de disparar,
Más da algo de temor,
Algo como tiempo derretido,
Algo como ahogo en un sueño,
Tal vez no deba apretar el gatillo
Y dedicarme solo a esperar.

Tengo rasguños de mujer
Como ese aroma a cristal que invade
El espacio amplio desaparecido
Y que conservo en algún sitio,
Zarpazos de tigresa herida
Que deja el caudal de sangre
En medio del más erótico sueño,
Tengo renegando,
Espumas de viejas pesadillas,
Tengo mi maleta incompleta
De soledades y sonrisas,
Pero lo que si no tengo, es dueño.

Apoyo mi cabeza
En una almohada de rosas fulminadas,
En un lecho de almidonado anochecer,
En el mismo sitio del que partió
Mi desesperanza acunada entre astros,
Teniendo ahora retazos de presente,
Y flechas de puntas afiladas.

Miro la hora
En el reloj de mi ventana,
La miro pensando en una flor incendiada
Por el roce de mis dedos,
En una mujer que suspira
Desinteresada por la lengua de la muerte,
Aplicada a descubrir segundos entre mis labios,
A escuchar confesiones desnudas de mentiras,
Veo el minutero en un reloj inexistente
Mientras gimo ante la idea de mis sueños rotos
En un amanecer de lluvias resistentes.

Salgo a la calle a buscarte
Atando mi suerte a una chalina,
Atando las baldosas de mi vereda,
Con un nudo marinero en el árbol de eucaliptos
O en una esquina cualquiera de mi Pilar,
Suburbio de malevos acobardados,
De prostitutas generosas aunque vírgenes,
De lenguas que se arrogan la santidad,
Más desde el vapor de mi presencia
Solo pretendo encontrarte mujer,
Barro con el lampazo de mis palabras
La tercera mirada de muchacha inocente
Y te invito a alcanzar la eternidad.

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