martes, 27 de febrero de 2018

ES POSIBLE


Ahora recuerdo
esas pesadillas descoloridas
fruto de mañanas desangeladas
en la que me faltas
en la que no retengo tu sonrisa
en la que tus manos se evaporan
transformándote en un ave migratoria
mientras mi deseo de retener tus ojos
se desvanecen en la ceguera de mi despertar,
puedo oír tus palabras enmudecidas
que me hablan de infancias amputadas
el arado de la vida ha dejado huellas
el dolor es un arma cargada de fantasmas
nos hemos propuestos curar nuestras heridas
con las caricias de la escucha atenta
abrir las celdas a tanta inocencia mancillada
sabiendo de la inhospitalidad de este mundo
recreando un espacio único amoroso y pleno
en la frontera de nuestras falanges nuevas
resignificando cada besos que cae en nuestros labios,
no son los perros que devoraron el alma a la niñez
es el soplo vital de un tiempo a construir
miro los cristales de amañados amaneceres
entra el viento con un aura diferente
en el verdor de estas sabanas ligeras,
luminosidad de creer que el instante es infinito
nadie nos ha regalado el pasado
herencia cruel de disposiciones ajenas,
pero es posible construir momentos cálidos
primaveras de eternidad efímera
geometría de ilusiones inesperadas
destrabar el arcón de unas vigilias aparentes,
en este despertar en el semicírculo de tu entereza
creo entender que las partes nos pertenecen
el todo es una utopía a construir con trozos de vacíos
veo que vienes por unos puntos a la intemperie
por los senderos posibles de esta decisión
mientras escribo un poema que alguna vez supo ser mío.
Roberto Brindisi

jueves, 22 de febrero de 2018

DIVAGUES SOLITARIOS



No se me olvida
lo difícil de esconder la lagrima
de un llanto ajeno,
sé que es pariente de las mías
aunque hoy luzco una sonrisa
transitando por una ciudad en llamas
la angustia se resguarda bajo cada puente,
solo nacen mendrugos en la mañana                                                                                                                         
quizás los poetas nos nutrimos de opacidad
pero juro que mi mano empezó a escribir
versos que tendían hacia las luces del alba,
la soledad ya tiene entidad propia
no deja de marcarme arrugas en las sabanas
esconde mis espejos por objetos inútiles,
he perdido nombres en el atardecer
aquellos que evocan a las que se marcharon
sin retorno ni sendero por donde hacerlo,
solo el mutismo de otros apelativos
diluidos por el humo de un tiempo futuro
presiento un taconeo fantasmal en la distancia,
lo que era el cielo solo un enorme orificio azul
como un humo sostenido en mi retina
como una muralla de pájaros que emigran
aves alejandrinos de pereza extrema
reconozco que nadie se suicida en el pasado
hace falta creer solo un poco en lo reciente
aspirar una bocanada de aire en algún bodegón
volver a la noche por las calles de mi barrio
no marchitarse en el pantano de las horas
después del café o el vino ha de presentarse
con un contorno que evoca a la lujuria
o con una ausencia repleta de promesas
mi infancia no se ahoga por un instante
está latente con sus lastimaduras a cuestas
pero siempre hay un soplo animoso                                                     
las bibliotecas que albergan las formas
no descreen del valor de la esencia
por lo tanto imagino una vez mas
que en tu figura de hembra herida
volveré a recoger  los colores de tu presencia.
Roberto Brindisi




sábado, 10 de febrero de 2018

RECREAR



Una mirada
que ya no retengo,
que solo es abertura en este cielo
sin el ardor de una pupila,
ha pulverizado sus lagrimas
su asombro matinal,
cae suave convertida
de moho, en garua
en una ciudad extraña y hostil
con las paredes despeinadas
en tanto se oxidan mis dedos
ayer escribieron párrafos de una poesía
hoy amanecieron analfabetos
han perdido el objeto de sus caricias
el sustantivo de su deseo empecinado,
la soledad les dicta líneas y puntos
el vacío hace crecer la inmensidad de la nada
y tú no estás,
eres solo la sombra de la lujuria
quien se despidió de este cuarto en mi ausencia
en un atardecer de agobiante febrero,
he desordenado los laberintos de antaño
ninguna mitología sanará mis heridas
ni habrá sangre que corra como arroyo,
intento recordar el color de tu pelvis
mientras cuento las monedas de la miseria
el instante mal pagado de mi lisonja oral
es media tarde y me disuelvo entre las sombras
me he convertido en contorno
en silueta errante que busca su par
en este mundo de brumas y excesos
solo la falta de cordura me entrega una hembra
completamente incendiada de pasión
dispuesta a romper los limites formales
a ser un poema voluptuoso en sumisión
desembocando sus arroyos en mis sabanas
cuelga sus labios en lo profundo de mi dermis
puedo despertar en el centro de su canción
pero hoy no se me ocurre…
Roberto Brindisi

ELLA ES…



Ella
es el comienzo de un poema
el sustantivo a punto de detonar
las inmensas ansias nacidas del vacío
las alas que nacen de sus labios
vuelo de los pájaros en un atardecer
hace nidos con sus palabras suaves
muchas veces sueño que despierto en su sonrisa
sin haberla conocido aún
creo haber recorrido cada poro en mis vigilias
escuchó su voz que susurra en mis heridas
miro sus pupilas al hundir mis pesadillas
opresivos recuerdos de noches en insomnio
escalones de silencios desganados
por eso imagino su primer andar sereno
descalza en mi memoria temprana
apabullantemente mansa en su ardor
en la vorágine de un incendio infinito
ahora que despliego mi voracidad ansiosa
el deseo de reconocer lo imaginado
sobrepaso la fantasía por sus vocales
creo que ninguna mariposa ha nacido en vano
sigo el arroyo de sus labios prestos
los versos discurren dándole forma a su silueta
agua que se incinera en su mutismo
el mundo puede reinventarse en alguna taberna gris
no existen otros dioses que los que decidamos
ni otro Edén que el dibujado en las hojas de mañana
pueden los cielos precipitar sus lluvias                     
hacer de la tormenta un espacio donde besarla
zona libre de caricias astilladas
un ojo ajeno cerceno mi infancia dolorida
caen las gotas de tus pasos en avanzada
abro las compuertas de mi esperanza eterna
pienso que apareciste desde mi gélida niñez
para traerme los cristales de un alma enamorada.
Roberto Brindisi


ETERNO PRESENTE



Ahora
agoniza febril la eternidad
no han sido sino unos besos
en torno al humo de mi boca anhelante,
un acento gris plateado en tus mejilla
sensación de regreso perdurable,
afuera un mar de interrogantes
humedecido de  antiguos silencios
una ventana agrietada de soledades
aromas incurables que saben a olvido
los lobos de mi memoria entrecortada
olfatean tus ansias de mujer en celo
solo quedan segundos antes de despertar
allí la amnesia de mi sabiduría
cubre de sombras tus senos erguidos
sobran mis labios cuando te marchas
escasean mis siseos repetidos llamándote,
ver una rama astillada en un bosque de piel
es un milagro de mi vigilia,
una geometría lujuriosa de fragmentos,
subsuelo de un poema inconsciente
palabras inaugurales de amaneceres ígneos
poner abecedario en mis pesadillas de antaño
recrear tus jadeos de amante ebria de deseo
cultora de lujuria informe en este cuarto
cruje el elástico de mi osamenta
despiertan asombrados y dementes mis espejos
se eriza la superficie de mis cristales
intentan acumular las formas del placer
las arrugas de mis sabanas inocentes
hasta que unas mariposas se devoran la noche
amanece y aun suena la música de gemidos
afuera se retiraron los colibríes rojos
quedan las venas de nuestros brazos
el universo debe haberse detenido
o nosotros nos expandimos en la nada
no habrá poema que me asesine                    
quizás la prisa de  saberme malherido.
Roberto Brindisi